Ya era tiempo
El reordenamiento de la San Martín traerá alivio a los vecinos radicados sobre esta calle, que han apelado a la resignación para poder convivir con el caos del tránsito que les impide salir o entrar a sus hogares con facilidad.
Esta gente sabe lo que es padecer el estacionamiento de otros en las puertas de sus garajes, el ruido del tránsito cargado, el riesgo constante por las velocidades que desarrollan los desaprensivos de siempre y otras cuestiones que comenzarán a emprolijarse a partir de la intervención que se ha anunciado desde la municipalidad.
Para comenzar, ya era hora que se suprimiera el estacionamiento a ambos lados en una calle por la que, como si los autos particulares y los remises fueran pocos, está asignada buena parte del recorrido de colectivos.
Se ha informado que a partir del primer día de noviembre la vereda sur deberá quedar libre, lo que facilitará la tarea de los choferes del transporte de línea urbana. Siguiendo este tema, no menos aliviador será contar con una separación de tres cuadras entre las paradas y, al no haber obstáculos, posibilitar a los pasajeros un ascenso y descenso en buenas condiciones.
Corresponde también marcar que por ser una calle alternativa a la principal, el estado de la calzada requiere de un trabajo urgente, porque ya se sabe qué puede ocurrir cuando los pozos obligan a zigzagueo en el conducir.
Y no menos valioso será contar con los cruces elevados (se ha dicho que serán en Maipú, Alberdi, y Montevideo) que posibilitarán el desplazamiento de quienes requieren de concreciones de accesibilidad.
Como se dice al comienzo de esta columna: ya era tiempo de atender a la calle San Martín en el tramo de Avenida Rocamora y Mitre.
Queda esperar que después sea el turno de las cuadras hacia el río y de las que ascienden hacia el oeste.
Pero por el momento, vale tomar como buena noticia esta decisión de trabajar en el sector más concurrido de esta calle que sufrió el cambio de su mano para ser una alternativa a las congestiones de 25 de Mayo y hoy por hoy, está tanto o más congestionada que aquélla.
Esta gente sabe lo que es padecer el estacionamiento de otros en las puertas de sus garajes, el ruido del tránsito cargado, el riesgo constante por las velocidades que desarrollan los desaprensivos de siempre y otras cuestiones que comenzarán a emprolijarse a partir de la intervención que se ha anunciado desde la municipalidad.
Para comenzar, ya era hora que se suprimiera el estacionamiento a ambos lados en una calle por la que, como si los autos particulares y los remises fueran pocos, está asignada buena parte del recorrido de colectivos.
Se ha informado que a partir del primer día de noviembre la vereda sur deberá quedar libre, lo que facilitará la tarea de los choferes del transporte de línea urbana. Siguiendo este tema, no menos aliviador será contar con una separación de tres cuadras entre las paradas y, al no haber obstáculos, posibilitar a los pasajeros un ascenso y descenso en buenas condiciones.
Corresponde también marcar que por ser una calle alternativa a la principal, el estado de la calzada requiere de un trabajo urgente, porque ya se sabe qué puede ocurrir cuando los pozos obligan a zigzagueo en el conducir.
Y no menos valioso será contar con los cruces elevados (se ha dicho que serán en Maipú, Alberdi, y Montevideo) que posibilitarán el desplazamiento de quienes requieren de concreciones de accesibilidad.
Como se dice al comienzo de esta columna: ya era tiempo de atender a la calle San Martín en el tramo de Avenida Rocamora y Mitre.
Queda esperar que después sea el turno de las cuadras hacia el río y de las que ascienden hacia el oeste.
Pero por el momento, vale tomar como buena noticia esta decisión de trabajar en el sector más concurrido de esta calle que sufrió el cambio de su mano para ser una alternativa a las congestiones de 25 de Mayo y hoy por hoy, está tanto o más congestionada que aquélla.
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