Un gesto a tener en cuenta
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que había vinculado al entonces cardenal Jorge Bergoglio con la última dictadura militar, reveló que en la audiencia que mantuvo con el ahora papa Francisco, se disculpó porque “me equivoqué, lo juzgué por lo que decían la prensa y la mala gente”.
La disculpa de Carlotto habla bien de ella, no obstante, en sus declaraciones la máxima referente de las Abuelas admitió: “me estaban informando mal desde sectores que creía que eran serios y después salieron sectores que informaron la verdad y me rectifiqué en el pensamiento, lo que ha ocurrido en la mayor parte de la sociedad argentina”, lo que no es así.
Porque cuando se supo quién sería el nuevo Papa, sólo un sector de la sociedad en Argentina cuestionó su figura. La gran mayoría estaba más que conforme, alegre con la designación, de manera especial los que tenían con Bergoglio un trato directo.
Como ellos, la semana pasada Carlotto conoció al hombre que es nuestro Papa.
Y tuvo que reconocerlo.
“Le dije me informaron mal. Y él me contestó que eso ya pasó, miremos para adelante”, tal su referencia al momento.
Si se destaca hoy también su afirmación, “cuando uno se equivoca hay que reconocerlo, y si es necesario pedir perdón, también. Mantenerse por orgullo o por conveniencia en una mentira, es realmente repudiable”, es porque son la síntesis de una lección que la vida le dio, y que Estela eligió compartir.
La disculpa de Carlotto habla bien de ella, no obstante, en sus declaraciones la máxima referente de las Abuelas admitió: “me estaban informando mal desde sectores que creía que eran serios y después salieron sectores que informaron la verdad y me rectifiqué en el pensamiento, lo que ha ocurrido en la mayor parte de la sociedad argentina”, lo que no es así.
Porque cuando se supo quién sería el nuevo Papa, sólo un sector de la sociedad en Argentina cuestionó su figura. La gran mayoría estaba más que conforme, alegre con la designación, de manera especial los que tenían con Bergoglio un trato directo.
Como ellos, la semana pasada Carlotto conoció al hombre que es nuestro Papa.
Y tuvo que reconocerlo.
“Le dije me informaron mal. Y él me contestó que eso ya pasó, miremos para adelante”, tal su referencia al momento.
Si se destaca hoy también su afirmación, “cuando uno se equivoca hay que reconocerlo, y si es necesario pedir perdón, también. Mantenerse por orgullo o por conveniencia en una mentira, es realmente repudiable”, es porque son la síntesis de una lección que la vida le dio, y que Estela eligió compartir.
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