Política liberal, precios y regulación

Por Luis Alberto Dalcol*

La política económica liberal se basa principalmente en la competencia y esta se desarrolla en los mercados. Los mercados reúnen a la oferta y la demanda; y así se forman los precios en diversas clases de mercados. 

La teoría liberal asume que la competencia produce eficiencia económica y beneficia a la sociedad, cuando esa competencia se desarrolla en un mercado de competencia perfecta. La competencia perfecta reúne requisitos que en una simplicidad se pueden resumir en que  ninguno de los operadores, puede individualmente establecer las condiciones de mercado, incluido obviamente los precios. Ello ocurre, normalmente, cuando son muchos los venden y muchos los que compran.

Si no sucede lo descripto se deforma en un mercado de competencia imperfecta. Oligopólica si son pocos, o monopólica si es uno solo el que ofrece o  monopsónica si es uno solo el que demanda. Porque aquí “uno” tiene más fuerza que “muchos” atomizados. En la realidad de la competencia imperfecta el liberalismo admite la regulación estatal, no así  sus extremos del neo o ultra liberalismo. 

En nuestro país, el mercado de hacienda de Cañuelas aproxima a la  competencia perfecta pues concurren diferentes demandantes y ofertantes, y el precio se forma sin  influencias individual u organizada a través de un cártel o holding. No obstante ello en períodos cortos, principalmente por razones estacionales o climáticas en la oferta, se produce alteración que luego se regulariza. Se lo puede hacer temporalmente con retenciones a las exportaciones, no es lo aconsejado pues es causado y envía una mala señal al productor.

Existen otros bienes y servicios, donde los oferentes son pocos, y posibilita a los acuerdos de  precios con los que los consumidores no pueden competir, pues  no están organizados, carecen de opciones y deben desistir de la compra o pagar la imposición de la oferta.

Las tarifas, que es el precio de  los servicios públicos normalmente son monopólicos. Se recibe la factura para pagar y  listo. Se  informa que hasta ahora, una parte la pagaba el consumidor y otra parte la subsidiaba  el Estado. Es decir que el prestador cobraba el precio pleno. No se sabe porqué las prestadoras del sistema de producción de  energía con una potencia instalada para generar energía de 43.000 MW,  solo 28.000 MW están en servicio. Más del 34 % está fuera de servicio. No sabemos cómo se determinan los costos, ni la eficiencia del prestador, ni si las inversiones alcanzaron al menos las amortizaciones.

Los dos párrafos precedentes sirven de ejemplo de que la liberación de  precios no debe estar  solo en manos del oferente - sin control - cuando el mercado es de competencia imperfecta; y más cuando es monopólico y estamos en esta situación crítica como la actual. En estos casos se requiere, cuanto menos de reflexión para saber cómo está constituido el precio del bien o del servicio prestado. En los E.E.U.U., el país ejemplo y más añejo en  aplicación de políticas liberales  el Estado aplica  con  frecuencia y fortaleza la regulación y el control de las anomalías de mercado. Paradojalmente el potente mercado de valores de ese país tiene  el sistema más regulado del mundo.

En la última devaluación se han observado subas de precios desmedidas en cadenas alimenticias y de laboratorios, oligo o monopólicas. Al igual que sucediera en el inicio de la administración del Presidente Macri. El operador con posición dominante debe ser controlado. De igual forma no se aprecia aporte del sector financiero, intermediario entre depositantes y prestamista a un  Estado quebrado, débil con tasas en consonancia, al que  han prestado los recursos y han obtenido  beneficios en simetría al deterioro público. El sacrifico requerido debe ser  equitativo.

No se observa una estructura de gobierno destinada al control del mercado  imperfecto formador de precios. Nuestra Constitución Nacional es liberal, mas no descalifica la regulación de la ley vigente  anti monopólica. 

Lo expuesto está dentro de la ley, nada fuera de ella.

*Contador