OPINIÓN
Nada que festejar: la inflación nos está devorando
Creer que las escalad de precios se está desacelerando es un pecado que solo puede cometer un Gobierno sesgado por la ideología.
Por Manuel Adorni
El Indec dio a conocer el índice de precios del pasado mes de mayo. El 7,8% mensual de inflación (a pesar de ser un dato catastrófico) parece haber dado un respiro al equipo económico que se muestra rendido ante aumentos de precios que no parecen tener fin.
Creer que la inflación se está desacelerando es un pecado que solo puede cometer un gobierno sesgado por la ideología. La inflación durante los primeros cinco meses del año ha sido del 42,2% y el incremento de precios de los últimos 12 meses ha logrado su nivel máximo en décadas: 114,2%. Esta variación interanual en los precios no se registraba desde hacía más de 30 años, cuando allá por septiembre de 1991 (luego de algunos meses de entrada en vigencia de la Ley de Convertibilidad) la inflación interanual se ubicó en torno al 115 por ciento.
En materia inflacionaria este es sin dudas el peor momento de todo el gobierno de Alberto Fernandéz: mientras que la inflación acumulada durante los primeros cinco meses del 2023 ha sido del 42,2% el número resulta más escandaloso cuando se lo compara con lo ocurrido durante el mismo período de años anteriores. Durante el año 2021 el incremento de precios durante los primeros cinco meses fue del 21,5% y durante en el año 2022 del 29,3 por ciento.
Lo mismo ocurre cuando uno compara la inflación interanual. Mientras que en mayo de este año la misma fue del 114,2%, durante el mismo mes de 2021 fue del 48,8% y en hace un año, 60,7 por ciento.
Si solo se observa lo ocurrido durante el quinto mes del año los datos también son contundentes. Mientras en mayo pasado la inflación fue del 7,8%, en 2021 se ubicó en el 3,3% y el año pasado en 5,1 por ciento. La decadencia inflacionaria parece haberse profundizado año tras año.
Suena algo extraño las causas a las que apela el Gobierno para justificar la inflación descontrolada en la que estamos inmersos. “Macri y su endeudamiento con el FMI” parece ser uno de los títulos que justifica la propia inoperancia, sin embargo no parecen detenerse en el detalle que entre pagos al organismo y desembolsos de este a la Argentina, poco es lo que le hemos pagado al FMI y el impacto real de esto en el incremento de precios.
Otra de las excusas que utiliza el oficialismo para justificar lo injustificable es sin dudas “la pandemia”. También es llamativo que una de las razones que utiliza el gobierno para exponer la brutal suba de precios sea algo que ellos mismos generaron: una cuarentena cavernícola con una emisión monetaria récord para aquellos tiempos, bajo el lema “la emisión no genera inflación”. El tiempo una vez más les ha negado la razón.
Por último, la tercera gran excusa: “la guerra entre Rusia y Ucrania”. Si bien es una circunstancia que le debió haber afectado a todo el planeta, el presidente Alberto Fernández parece haber tomado el episodio bélico como algo que afectó exclusivamente a la Argentina. Lo llamativo es que Ucrania, el país más afectado por la invasión rusa ha tenido en Mayo una inflación del 0,5%, mientras que la suba de precios acumulada de todo el 2023 fue del 3,8% y la de los últimos 12 meses de un 15,3 por ciento. Los datos también parecen estar en contra de las justificaciones oficiales.
La culpa parece seguir siendo del otro, mientras que las consecuencias de la inoperancia la sigue pagando la gente de a pie a quien las excusas cada vez le alcanzan menos, al igual que sus pesos en el bolsillo. El problema inflacionario podrá solucionarse solo si se reconocen las reales causas de los incrementos de precios, algo que el Gobierno no parece estar dispuesto a hacer en los meses que le quedan de esta pobre, triste y agónica gestión.