UN LUGAR DE CONTENCIÓN Y CRECIMIENTO
La desvalorización de Emaús en Gualeguaychú
Hoy me encuentro con un nudo en la garganta y un fuego en el corazón al reflexionar sobre la triste realidad que enfrenta Emaús, proyecto de Cáritas Nacional y Cáritas Diocesana; ese terreno de esperanza y transformación en el barrio Médanos de Gualeguaychú, ubicado en la Capilla Oratorio de Fátima.
(*) Rodrigo Ipperi
Opinión
Durante 16 años, este espacio de inclusión ha sido el motor que impulsó el cambio y la superación en una comunidad sedienta de oportunidades y apoyo.
Alicia Benicelli, con su voz llena de sabiduría y amor, nos recuerda siempre que en Emaús no solo se forjan trayectorias escolares, se construyen sueños y se siembran lazos indestructibles de comunidad y apoyo mutuo.
Las mamás, esas valientes mujeres que encontraron en Emaús un lugar de contención y crecimiento, han sido el pilar fundamental de esta historia de superación y amor incondicional. Sus sueños, sus anhelos, sus logros resonarán por siempre en los pasillos de este espacio que ha sido testigo de tantas vidas transformadas y tantos corazones unidos en un mismo propósito. En este lugar había talleres de educación de jóvenes y adultos: carpintería, tapicería, cocina, peluquería, etc.
Sin embargo, hoy nos enfrentamos a la cruda realidad de que este lugar emblemático se ve despojado de su lugar físico, de ese espacio que ha sido testigo de tantos sueños cumplidos y vidas transformadas.
Las excusas esgrimidas por aquellos que deciden el destino de Emaús suenan a huecas justificaciones que no hacen más que opacar la brillante labor que este espacio ha desempeñado durante tantos años. ¿Cómo es posible que se desestime la importancia de un lugar que ha sido el epicentro de la educación, la formación y la solidaridad en la comunidad? ¿Cómo se puede ignorar el impacto positivo que ha tenido en la vida de tantas personas, desde niños hasta adultos que encontraron en Emaús un faro de esperanza en medio de la oscuridad?
La falta de comunicación, las supuestas incomodidades y los problemas logísticos no pueden ser excusa para despojar a una comunidad entera de un espacio vital como lo es Emaús.
Sueños realizados en estudiantes universitarios que con tanto esfuerzo llegaron a la meta: abogados, contadores, enfermeros, profesores: de nivel inicial, primaria, historia, biología, música, literatura, matemática, educación física y un sinfín de profesiones que hoy los encuentra insertos en nuestra sociedad.
Ellos dejaron y dejan su grano de arena en este espacio que tanto aman.
Es hora de alzar la voz y de exigir que se respete y se valore la labor de Emaús en Gualeguaychú. Es hora de recordar que la verdadera riqueza de una sociedad se mide por la solidaridad y el apoyo mutuo que se brindan entre sus miembros más vulnerables. No permitamos que la mezquindad y la falta de visión borren la luz de esperanza que Emaús ha encendido en tantos corazones.
En memoria de cada niño, cada mamá, cada adulto que ha encontrado en Emaús un lugar de transformación y crecimiento, defiendo este espacio de inclusión que tanto ha dado a la comunidad, porque Emaús no es solo un lugar físico, es un símbolo de esperanza y solidaridad que merece perdurar en el tiempo y en el corazón de todos nosotros.
Con esperanza y congoja...
(*) Docente y músico