La conservación del suelo y su día
Desde 1963, se celebra el 7 de julio el Día Nacional de la Conservación del Suelo, establecido por decreto de la Presidencia de la Nación en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennet.
Bennet, científico pionero en la lucha contra la erosión del suelo, dio origen, con su trabajo, al decreto del entonces Presidente de la Nación, Dr. Arturo Illia, quien consideró “el suelo agrícola configura el soporte más sólido de la economía argentina, así como de su expansión futura y, consecuentemente, la conservación de nuestro recurso natural básico es imprescindible para garantizar el bienestar de todos los habitantes de la Nación”.
La recordación debería servir para saber de qué se habla cuando piden reglas de juego que permitan las rotaciones de cultivos, así como cuando desde Gualeguaychú se sostiene la resistencia a la contaminación ambiental.
Llama la atención que pese a los años que tiene este decreto en reconocimiento del valor del suelo, lo que hace pensar en la conciencia ambientalista en general, cuestiones como la de Gualeguaychú y las de las provincias afectadas por la explotación minera no sean noticia en los medios.
El ideal, siempre buscado, es la producción sin castigo para la tierra, sin el riesgo de la contaminación de sus napas (y por ende, de las aguas subterráneas) y los cursos de ríos y arroyos.
En este sentido hay que insistir para que la comunidad en general, incluyendo en ella a quienes toman las decisiones, tome conciencia de los riesgos que implica la pérdida de un recurso natural, sea cual fuere, y sus consecuencias sobre nuestro futuro y el de las generaciones por venir.
La recordación debería servir para saber de qué se habla cuando piden reglas de juego que permitan las rotaciones de cultivos, así como cuando desde Gualeguaychú se sostiene la resistencia a la contaminación ambiental.
Llama la atención que pese a los años que tiene este decreto en reconocimiento del valor del suelo, lo que hace pensar en la conciencia ambientalista en general, cuestiones como la de Gualeguaychú y las de las provincias afectadas por la explotación minera no sean noticia en los medios.
El ideal, siempre buscado, es la producción sin castigo para la tierra, sin el riesgo de la contaminación de sus napas (y por ende, de las aguas subterráneas) y los cursos de ríos y arroyos.
En este sentido hay que insistir para que la comunidad en general, incluyendo en ella a quienes toman las decisiones, tome conciencia de los riesgos que implica la pérdida de un recurso natural, sea cual fuere, y sus consecuencias sobre nuestro futuro y el de las generaciones por venir.
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