INNOVACIÓN EDUCATIVA
Innovación educativa: la revolución en la formación médica que puede dar respuesta a las nuevas necesidades de los pacientes
Las claves para que futuros profesionales de la salud logren conocimientos integrados, habilidades verdaderamente adquiridas y una mirada más holística de la profesión.
Por Eduardo Durante
Nos encontramos en una era en la que los pacientes han cambiado y llegan al consultorio con variadas inquietudes y altas demandas. Gracias a la tecnología, también disponen del acceso directo y continuo a los profesionales de la salud. En este escenario novedoso, también ocurre que la información se entrecruza con las noticias falsas y las personas tienen menos tiempo y más preguntas. Pasaron de recibir pasivamente indicaciones a ser proactivos y exigir respuestas. No es sólo “¿qué hago, doctor?”, sino “¿por qué tengo que hacer esto?”. Quieren entender y poder decidir sobre su propia salud.
Ahora bien, ¿cómo estamos preparando a futuros profesionales para actuar en este contexto que cambia y se complejiza aceleradamente? ¿Podrán estar a la altura de las circunstancias y elevar la vara en la atención médica? Creemos que es un momento oportuno para abandonar lo conocido y dar un salto de calidad en la formación de las nuevas promociones de profesionales médicos. El abordaje tradicional cumplió su ciclo y es hora de superar un esquema que, por repetido, no deja de mostrar severas falencias.
Si revisamos la forma en la que se ha venido enseñando Medicina desde hace siglos, tenemos que hablar del currículum tradicional. Esa metodología implica que los estudiantes lleven adelante su formación académica cursando distintas materias, como si fueran apilando conocimientos compartimentados, y con la suposición de que al final del proceso de enseñanza lograrán integrarlos y aplicarlos. Pero, en lugar de conseguir que adquieran verdaderas habilidades o competencias, lo que se logra es una colección de aprendizajes disconexos que no dialogan entre sí sino hasta llegar a la práctica real. Es recién en el momento de estar ante un paciente cuando se enfrentarán a la disyuntiva de ver cuáles de aquellos aprendizajes sirven realmente y comenzarán su trabajo de entender cómo aplicarlos en la compleja realidad.
Ahora, en cambio, proponemos enseñar mediante un currículum integrado y orientado por los resultados, donde la dinámica es inversa: primero definimos cuáles son las tareas y competencias que conlleva la profesión. Entonces, no partimos de materias estancas sino de la integración, la misma que supone afrontar la tarea en el mundo real, donde no vemos anatomía o fisiología por separado, sino más bien atendemos a una persona y sus circunstancias (conlleva aspectos médicos, legales, psicológicos, etc.).
El estudiante debe relacionar y conectar cada parte de lo aprendido para interpretar toda la situación, así como también sintetizar u observar la escena en toda su amplitud. Necesita del todo. Así, al revés que el esquema tradicional, determinamos las competencias que se irán adquiriendo, solventando y construyendo con el tiempo, pero desde el inicio.
El currículum integrado se compone de dos estrategias fundamentales: el “aprendizaje basado en el problema” (ABP) y el “aprendizaje basado en las tareas” (ABT). Ambas, la primera en el ciclo inicial y la segunda en el ciclo clínico, permiten la adquisición de los conocimientos y su integración a través del tiempo y las disciplinas. Para eso, trabajamos en grupos pequeños, promoviendo el aprendizaje significativo mediante el contacto con situaciones simuladas o casos clínicos reales, guiando el aprendizaje en forma significativa, desde lo simple a lo complejo. Sabemos que, de esta forma, es mejor retenido en la memoria de largo plazo y aplicado luego más fácilmente.
La otra clave es la formación en habilidades: desde el primer día, los estudiantes comienzan a entrenarse en cada una de las actividades profesionales prefijadas, y lo hacen a través de simulaciones, role playing, observaciones de prácticas reales, entre otras alternativas pedagógicas.
Lo que comprobamos es que la experiencia de aplicar los conocimientos en situaciones o problemas concretos, en el contexto en el que se desarrollará la futura práctica profesional, motiva la comprensión, ayuda a organizar a futuros profesionales en redes de conocimiento y sirve como base para el desarrollo de nuevos saberes.
Además, todo el contenido se organiza en módulos, determinados no por especialidades, sino por el ciclo vital: Familia, concepción y embarazo; Infancia; Adolescencia y adultos jóvenes; Adultos; Adultos mayores. De esta forma, en función de esas etapas de la vida, los estudiantes atraviesan distintos escenarios a resolver en forma teórica o en simulación de situaciones, además de debatir qué otras cuestiones deben estudiar para terminar de comprender el cuadro en su totalidad. Todo está entrecruzado y, desde el comienzo, van haciendo lo que se llama “el juego completo”.
Es un aprendizaje que se construye desde el hacer mismo, aprender aprendiendo. Nuestros docentes no dan respuestas, sino que acompañan, guían y comparten los saberes. Son los estudiantes quienes irán descubriendo las respuestas.
Este año egresa la primera cohorte del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires formada en medicina con este sistema. Son estudiantes que están siempre cuestionando, que se volvieron expertos en buscar información y en interpretarla, para poder aplicarla y resolver los problemas que se les presentan. Llegan a estar enfrente de un paciente con la seguridad que les da el haber sido expuestos a casos de simulación permanente a lo largo de toda su formación, con el apoyo de un supervisor primero y ganando cada vez mayor autonomía, y de haber afrontado problemas reales y entrenado sus habilidades desde un principio. A su vez, algo no menor, es que también han incorporado un concepto respetuoso de la medicina y de quien tienen enfrente, y una mirada más holística tanto de la salud como de la enfermedad.
Sin dudas, la innovación educativa permite sentar las bases de profesionales que lograrán abordar de un modo más acabo las múltiples dimensiones y necesidades que los pacientes tienen hoy.