El pragmatismo domina la escena política
Pragmáticas han sido en su esencia las decisiones del oficialismo antes del cierre de alianzas electorales, de igual modo que las que tomó la oposición, en especial, con el acuerdo entre el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el kirchnerismo.
Hasta la izquierda logró unirse en un histórico frente integrado por el FIT y el MST, mientras el salteño Juan Manuel Urtubey se bajó de su candidatura presidencial para secundar como compañero de fórmula a Roberto Lavagna en la “tercera vía”, buscando seducir sobre todo a los desencantados.
El pragmatismo domina la escena electoral en este tramo de la campaña proselitista, en la que han quedado de lado supuestos preceptos dogmáticos, aspiraciones personales y palabrerías de ocasión para avanzar hacia una instancia de resoluciones basadas en la necesidad ineludible de sumar votos.
Porque en definitiva, de eso se trata una compulsa electoral, de obtener el mayor respaldo posible en las urnas para sostener un proyecto político determinado.
En este sentido, después de que Urtubey le bajara el pulgar a la propuesta del Gobierno de acompañar al presidente Mauricio Macri en la fórmula del oficialismo, Cambiemos logró el visto bueno del senador Miguel Pichetto y así se transformó en Juntos por el Cambio, sumando a sus filas a ese tipo de dirigente peronista -de renombre- que reclamaba la UCR.
El radicalismo consiguió que el macrismo escuchara su pedido para ampliar la coalición de Gobierno incorporando cuadros de otros espacios políticos, con la llegada de un Pichetto a quien el oficialismo le extendió la alfombra roja para intentar, primero, garantizar gobernabilidad hasta el final del mandato y luego, atraer votos desde el peronismo “anti-K”, entre otras premisas.
La designación del senador rionegrino (por adopción) supone una decisión pragmática por donde se la mire, tomando en cuenta la trayectoria y la “muñeca” de Pichetto para la “rosca” política que se avecina, por ejemplo, con gobernadores, buscando que vayan con una “boleta corta” en octubre.
Es decir, tratar de que los mandatarios (del justicialismo) presenten candidatos propios sin respaldar a un postulante a Presidente de la Nación: el Gobierno confía en cerrar acuerdos de este tipo al menos en Córdoba, Misiones, Santiago del Estero, Río Negro, Chubut y Neuquén, según dijeron a NA fuentes de la Casa Rosada. Seis provincias por el momento.