UN ANÁLISIS ABORDADO POR UNO DE SUS MIEMBROS
El futuro, los miedos y la ruptura de los estereotipos ¿Qué es la generación de cristal?
Como si se tratase de un cristal, la juventud en su gran mayoría nos astillamos, nos estrellamos ante la posibilidad del más mínimo fracaso, moldeamos nuestras expectativas, las cuales apuntan al éxito siempre, como si las probabilidades se redujesen sólo a eso.
Por Ángeles Watters
El término generación se caracteriza por su polisemia. Entre las múltiples definiciones, elijo la siguiente: “la palabra generación hace referencia a toda la gente que nace y vive más o menos al mismo tiempo, considerada colectivamente”. A lo largo de la historia de la humanidad, las agrupaciones etarias se han consolidado bajo distintas etiquetas.
Los límites que enmarcan estas divisiones generacionales son difusos. La generación Z puede ser considerada como la última, mientras que otros consideran que posterior a esta, se erige la llamada generación Alfa.
Los centennials o Generación Z, son personas nacidas entre 1995 y 2010. Este colectivo de personas estuvo atravesado por la llegada de internet y por la creación de la WWW (World Wide Web). Esta última, basó sus cimientos en la idea de colectividad, la cual aún no estaba restringida ni controlada por grandes corporaciones y empresas. Con el paso del tiempo y la llegada de la WEB2.0, los ideales de colectividad, fueron reemplazados por la competencia entre usuarios y el control excesivo de los poderosos, que se encuentran en la interfaz interna, rasgos propios de la era capitalista.
Una vez definido el término generación, pasaré a centrarme en el segundo componente de la expresión. El cristal se caracteriza por ser un material duro, incluso cuando es muy delgado; quebradizo en caso de ser golpeado suavemente; maleable entre otras cualidades. Los jóvenes de hoy en día en muchas ocasiones nos presentamos a nosotros mismos como irrompibles, impermeables, poseedores de una coraza intraspasable. Cuando en muchas circunstancias, esa no es la realidad.
Como si se tratase de un cristal, la juventud en su gran mayoría nos astillamos, nos estrellamos ante la posibilidad del más mínimo fracaso, moldeamos nuestras expectativas, las cuales apuntan al éxito siempre, como si las probabilidades se redujesen solo a eso. En muchas oportunidades perdemos de vista nuestros objetivos en pos de una meta que se convierte en capricho. Sin embargo, esta obsesión que nos caracteriza no cuenta con las herramientas tales como el esfuerzo y el mérito, para concretar el fin propuesto. Sino que por el contrario, buscamos la salida fácil. A la hora de pensar en el futuro, una ola de miedos, frustraciones y pensamientos intrusivos ahogan y nublan nuestra mente. Y como si se tratase de una herradura, en donde los extremos casi llegan a tocarse, tanto aquellos que son capaces de convertir estas preocupaciones en proyectos, como otros que por el contrario se ven enceguecidos por la ansiedad, ambos, frecuentemente desembocan en la desilusión.
Los factores que llevan a este fenómeno, según mi escasa experiencia y mi humilde análisis, pueden ser varios. Desde una sobreprotección proveniente de nuestros padres, a una sobre estimulación que nos hace desear cada vez más cosas, como un eterno hic et nunc que nos mantiene anclados al presente, sin poder proyectar más allá de un horizonte cercano. Nuestros progenitores, intentan evitar repetir los patrones que los han marcado traumáticamente en un pasado, cuando ellos cumplían el rol de hijos. ¿Cuántas veces hemos oído la expresión “yo a tu edad…” seguido por un ejemplo de heroísmo y trabajo que a nosotros nos suena fatalista? Lo que antes a nuestros padres les costaba conseguir con dedicación y sacrificio, a nosotros nos resulta lejano, y hasta nos genera fatiga el solo pensarlo.
No obstante, todo tiene su contracara. La emergencia de esta sensibilidad no se reduce únicamente a cambios negativos, sino que por el contrario, esto ha traído muchas consecuencias positivas que los jóvenes hemos sido capaces de instaurar en la sociedad. Los “cristales” hemos reflejado realidades que antes se encontraban empañadas; los “cristales” somos capaces de cortar ligaduras injustas y liberarnos de prejuicios agobiantes, los “cristales”, tal vez, seremos las ventanas abiertas para mirar al mundo y comprometerse con él.
*Estudiante de Comunicación social UBA – Instagram @ang.watters