Alberto se contradice: presiones de China y Rusia
Por Carlos Ruckauf
Delegaciones de las dos superpotencias visitan Buenos Aires. Unos queriendo saber si se mantienen las promesas de Vaca Narvaja, avaladas por Cafiero (y hasta algunos contratos) y los otros tratando de revertir los compromisos con Beijing, según lo hablado con Massa y avalado por el propio Presidente de la República.
La construcción de Atucha III, el otorgamiento de la gestión de la Hidrovía, la exportación de litio, la compra de aviones de guerra, un puerto en Ushuaia y la licitación de 5G, son los temas más urticantes.
Alberto Fernández salió de su encuentro con Biden convencido de haber obtenido un aval a “su candidatura y continuidad”.
Curiosamente, el candidato con qué CFK pretende desafiarlo es quien lleva, junto al Embajador Jorge Arguello, el peso de la relación con el poder norteamericano: Sergio Massa.
Así el “triunviro” económico, de aceptar el convite y derrotar en las PASO a Alberto Fernández, tendría un poder emergente del voto popular y se convertiría en el “líder” de la coalición oficialista.
Uno de los más peligrosos errores del actual Gobierno, luego de tres años y medio, es no tener idea de cómo funciona el mundo.
Así se han desaprovechado grandes oportunidades y se han cometido gruesos errores que todos los argentinos estamos pagando y pagaremos.
El papelón mas notorio fue ofrecerle a Putin que “Argentina sea la puerta de entrada de Rusia en América Latina”, con la misma cara sumisa con que se lo ve en las fotos del Salon Oval.
Alberto Fernández fue recibido en la Casa Blanca porque el complejo sistema de conducción de los EEUU quiere frenar la expansión de China en Sudamérica. La contraprestación, postergar el estallido económico de la Argentina, cubre otra necesidad: impedir una “crisis tango” que puede agravar la actual coyuntura financiera y bancaria internacional.
Por eso la agenda central de la cumbre bilateral estuvo a cargo de Sergio Massa, superministro de economía y canciller en las sombras. Allí se habló de energía, consecuencias de la sequía, disminución del gasto público, apoyos en los multilaterales de crédito y política exterior.
La cordialidad con que Fernández y Massa fueron recibidos, no debe llevar a conclusiones equivocadas y avalar pretensiones personales.
Hace muchos años Richard Allen, asesor de Seguridad Nacional de Ronald Reagan, declaró que Leopoldo Fortunato Galtieri era “un hombre de una personalidad majestuosa”. Esos “mimos” y la participación de la Junta Militar argentina en la guerra civil nicaragüense hicieron creer al dictador que “los norteamericanos nos quieren mucho y nos deben más”.
Sobre esa base decidió que era “el momento de recuperar Malvinas” y se convenció (o lo convencieron) de que EEUU iba a ser neutral.
Todos conocemos el resultado de esa decisión y pocos recordamos que nuestros gloriosos veteranos fueron retornados a la Patria en una forma poco respetuosa y nuestros muertos ocultados. Así actúan los megalómanos. Usan las causas sagradas y no les importan los costos personales y colectivos
El actual inquilino de la Casa Rosada ha mentido hasta el hartazgo, desde su conducta durante la pandemia, comprando vacunas de baja calidad, mientras nos encerraba y estaba de fiesta, hasta vanagloriarse de un crecimiento inexistente (segundos después de China), culminando con las presuntas “juntadas” con Biden para reírse de Trump.
Hace tanto tiempo que nos intenta engañar que ha terminado por engañarse a sí mismo. Quienes quieren a Alberto Fernández debieran ayudarlo a reflexionar, no apuntalar sus delirios.
¿Qué va a pasar el 14 de agosto con su gobierno y el país si, como todo hace prever, el 13 pierde las primarias frente al kirchnerismo?
¿No es mucho más lógico aconsejarle, para su bien y el del Pueblo argentino, que trate de terminar, lo mejor posible, sus cuatro años de Gobierno?