# Gualeguaychú ya ganó
Hoy se conocerá la resolución de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, respecto de las medidas cautelares que solicitó Argentina para favorecer la cristalización de los estudios de impactos ambientales transfronterizos y acumulativos de las plantas de celulosas ENCE y Botnia en Fray Bentos y que afectarán sensiblemente a la región.
Luego de conocida esa resolución del Alto Tribunal, se coordinarán los cronogramas para continuar abordando la cuestión de fondo en La Haya, vinculada con la denuncia de Argentina sobre la violación del Estatuto del Río Uruguay en la que está incurso el gobierno de Tabaré Vázquez.
Más allá de estas decisiones -clave para dirimir un doloroso conflicto- es oportuno recordar el concepto de que Gualeguaychú, a través de su Asamblea Ciudadana Ambiental, ya ganó; si se entiende por ?ganar? el enriquecimiento de una conciencia en materia ambiental que ha obligado al gobierno nacional a diseñar -por primera vez en su historia- una política de Estado en la materia.
La premisa que es innegociable en Gualeguaychú es que las plantas de celulosas -tarde o temprano, con o sin La Haya- deberán abandonar la región, porque son empresas que jamás van a lograr la llamada licencia social para su funcionamiento pleno.
En este contexto, es preciso señalar la falta de responsabilidad social y la ausencia de criterio de construcción de comunidad que han ejercido en todo momento las empresas ENCE y Botnia, que han tenido una conducta casi provocativa con la sociedad e incluso han desafiado a ambos gobiernos; alimentando un conflicto entre ambas orillas que ha sido tan doloroso como imprudente.
Haber acudido a la Corte de La Haya jamás debe ser interpretado como una disputa deportiva, donde quedan perdedores o ganadores, sino como un paso civilizado para dirimir una controversia, cuya resolución final llegará sólo cuando los gobiernos atiendan el malestar social que generan sus propias decisiones.
# Atender a las cooperativas
La producción entrerriana -y gran parte de la nacional- está estrechamente vinculada con las empresas cooperativas; al igual que muchos servicios básicos que llegan a la población.
En Gualeguaychú, el movimiento cooperativista es intenso al igual que en la mayoría de los departamentos entrerrianos. Desde la presencia de bancos hasta la Cooperativa Eléctrica, pasando por las empresas sociales vinculadas directamente con la producción como es el caso más visible de los lácteos y el agro.
Sin embargo, pese a la importancia de este movimiento económico, social y cultural que representa el cooperativismo, aún faltan definiciones concretas para favorecer aún más su desarrollo y crecimiento.
Fue un 1º de julio hace 106 años, que se creó en Basavilbaso la primera cooperativa agropecuaria del país denominada ?Lucienville?. Pero pese a ese poco más de un siglo de existencia, aún falta mejorar las leyes y definir políticas de Estado con respecto al cooperativismo.
Esto no implica una lectura simplista o que haya sido errática la política cooperativista en la provincia, pero sí reconocer que al menos sus esfuerzos son insuficientes.
Tampoco hay que caer en la mirada conformista que implica observar el vaso medio lleno o medio vacío; sino aceptar -con decisión- los desafíos propios de cada época. La economía regional tiene, en esa perspectiva, una estrecha relación con la actividad cooperativa tanto en sus aspectos productivos como de servicios.
El Estado, sin desvalorizar lo que se ha hecho, aún tiene materias pendientes y su presencia puede ser clave para el futuro del cooperativismo en la provincia y en el país.
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