La importancia de acompañarnos ante situaciones oncológicas

Por Waldemar Oscar von Hof (*)

Especial para EL ARGENTINO

En la comunidad de Gualeguaychú nos reunimos una vez al mes un grupo de acompañamiento a personas, familiares directos y ex pacientes oncológicos. El objetivo es acompañarse en el proceso de la enfermedad, partiendo del hecho que el encuentro, para compartir dolores, penas, preocupaciones y cuitas es terapéutico. Esta idea está basada en el ejemplo de Jesús que siempre estaba allí donde las personas sufrían, tenían dolores o estaban en problemas simplemente para acompañar.

Partimos del concepto de terapéutica donde el terapeuta es aquella persona que sirve, presta servicio, cura, que tiene cuidado y acompaña a un paciente (ver Las Celebraciones litúrgicas SANAN 2016 escrito y editado por el autor). La terapia busca poner en equilibrio al ser en su integralidad, basándonos en que somos mente, cuerpo y espíritu inmerso en un gran todo, equilibrado que es la creación de Dios.

En estos encuentros hay un momento de recepción, de escucha de la palabra de Dios, donde dejamos que algún texto bíblico nos acompañe e ilumine. Después un tiempo de canto, siempre con alguna canción que nos ayude a mirar hacia adelante, luego un período de escucha e intercambio y al finalizar un momento de oración para poner nuestras situaciones en las manos de nuestro Dios creador, en las manos de Jesucristo el buen pastor y en las del Espíritu Santo que es esta fuerza y este aliento que acompaña desde el mismo inicio de la creación.

En estas reuniones nos hemos dado algunas pautas como -por ejemplo- no se dan consejos, no se dan fórmulas, ni se pone en discusión terapias a seguir. Por otra parte, nadie tiene que hablar, pero todos pueden hablar, sobre todo basados en el concepto que hablar de la enfermedad ayuda. Esto es algo que la medicina y la psicología ha ido descubriendo, tal es así que hoy los profesionales aconsejan hablar y llaman a las enfermedades por su nombre. Siempre por respeto a las personas se pacta una confidencialidad que da lugar a que los individuos puedan abrirse al grupo.

La escucha es un elemento fundamental en estos encuentros ya que se pretende que, a partir de la oída de las angustias, de los miedos, pero también de las alegrías, de los logros y de las sanaciones cada integrante se sienta acompañado. Otro elemento que hace al acompañamiento es el intercambio de datos, tan necesarios en estos momentos. Por ejemplo, cómo conseguir los profesionales, pero también apoyarse y acompañarse en las gestiones que por lo general son engorrosas y complicadas en estas circunstancias.

En este mes tuvimos la visita de Danilo Maximiliano Bertoni, papá de Felipe que nos puso al tanto de la situación de su lucha por la “Ley Felipe” que promueve la presencia activa del Estado para salir al encuentro de las necesidades de las familias de menores de edad, que deben llevar a cabo tratamientos oncológicos. Felipe falleció en el año 2019 por una enfermedad oncológica, a partir del dolor, surge la iniciativa de acompañar a otros padres que no tienen las posibilidades económicas para el traslado, acompañamiento y tratamiento de los hijos menores de 18 años.

Danilo nos contó que “se alegraba que existan, dentro de instituciones, grupos terapéuticos. La iniciativa de trabajar por la ley surgió de transformar el dolor, de Elizabeth y el mío, en amor. Nos unimos a un gran grupo de gente que nos acompañó en la propuesta y ahora la ley ya está siendo estudiada en comisiones del congreso provincial. Hubo mucho interés y ya cuenta con el apoyo de varios legisladores”. Agradecemos la visita de Danilo, porque nos alienta a compartir nuestras experiencias para que se potencien y transformen.

Las situaciones oncológicas no son fáciles y dan pie a una crisis personal y en el contexto familiar, que es de índole emocional, económica, espiritual y psicológica donde se necesita mucha ayuda. Sabemos que como comunidad cristiana tenemos el imperativo de estar juntos. La consigna de esta propuesta es acompañarnos en las buenas y en las malas, como comunidad que cree en Jesucristo, hecho hermano entre nosotros, que con su presencia nos anima y acompaña.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y escritor.