Desde Mongolia, Francisco pidió el fin de las guerras y un compromiso "urgente" por el ambiente
Por Hernán Reyes Alcaide
El papa Francisco pidió ayer el fin de las guerras a nivel mundial y un compromiso "urgente" por el ambiente, al tiempo que advirtió por la "amenaza seria" de la corrupción en el primer día de actividades de la visita que inició ayer en Mongolia, en la que instó al clero del país que sea solidario "con todos los pobres y necesitados".
"Quiera el cielo que, sobre la tierra, devastada por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes internacionales, las condiciones de aquello que en un tiempo fue la pax mongola, es decir, la ausencia de conflictos", planteó hoy el pontífice al hablar ante las autoridades políticas y sociales de Mongolia en el Palacio de Gobierno del país ubicado en el corazón de Asia, entre China y Rusia.
"Así como dice su proverbio: las nubes pasan, el cielo permanece, que así pasen las nubes oscuras de la guerra", deseó al hablar ante unos 700 invitados y luego de reunirse media hora con el presidente Ukhnaagiin Khürelsükh.
En su discurso, Francisco alentó además "que se disipen por la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan sobre la base del encuentro y del diálogo, y que a todos se les garanticen los derechos fundamentales".
"Aquí, en su país, rico de historia y de cielo, imploremos este don de lo alto y pongámonos manos a la obra para construir juntos un futuro de paz", convocó.
Desde la capital Ulán Bator, considerada una de las ciudades más contaminadas del mundo en un país que tiene una larga tradición minera, el Papa se enfocó también en pedir un compromiso "urgente" a nivel mundial por el ambiente.
"Lo que para nosotros cristianos es la creación, es decir, el fruto de un benévolo designio de Dios, ustedes nos ayudan a reconocer y a promover con delicadeza y atención, contrastando los efectos de la devastación humana con una cultura del cuidado y de la previsión, que se refleja en políticas de ecología responsable", sostuvo en esa dirección.
Para el Papa, las tradicionales viviendas nómadas conocidas como ger, son así "espacios habitacionales que hoy podrían definirse como inteligentes y verdes, en cuanto versátiles, multifuncionales y con un impacto cero sobre el ambiente".
"Además, la visión holística de la tradición chamánica mongola y el respeto por todo ser viviente proveniente de la filosofía budista representa una contribución válida al compromiso urgente e impostergable por la tutela del planeta Tierra", sostuvo.
Francisco, de 86 años, llegó ayer a Mongolia, en la primera visita de la historia de un pontífice al país asiático, al que en la previa definió como "el corazón de Asia".
En su discurso, el pontífice recordó las raíces históricas mongolas, al destacar "la conocida epopeya del imperio mongol, el más grande hasta la fecha con un territorio unido" y ponderar de esa época "la excepcional capacidad de sus antepasados de reconocer lo mejor de los pueblos que componían el inmenso territorio imperial y de ponerlas al servicio del desarrollo común".
De todos modos, en otro mensaje de carácter global pronunciado desde la sala Ikh Mongol del Palacio de Gobierno, Francisco advirtió al mundo por "la peligrosa carcoma de la corrupción".
Para el Papa, esa práctica "constituye efectivamente una amenaza seria para el desarrollo de cualquier grupo humano, alimentándose de una mentalidad utilitarista y desaprensiva que empobrece países enteros" al tiempo que "es la señal de una mirada que se aleja del cielo y huye de los vastos horizontes de la fraternidad, encerrando a la persona en sí misma y anteponiendo todo a sus propios intereses".
Antes del encuentro interreligioso y ecuménico con representantes de distintas confesiones de Asia Central que tendrá mañana, el Papa contrapuso el mundo de la fe a lo que considera "el peligro que representa el espíritu consumista de hoy en día, que además de crear muchas injusticias, lleva a un individualismo que olvida a los demás y a las buenas tradiciones recibidas".
Con su visita, en la que está acompañado por un enviado de Télam, entre otros medios, el Papa busca encontrar a la pequeña comunidad católica de 1.500 fieles y estrechar además lazos con otras religiones, como el budismo predominante en el país.