Recordatorio Ricardo Alfredo Cabrera
VIEJITO: No me alcanzan las lágrimas, me sobra tristeza, me abruma la pérdida, me falta tu presencia y añoro tu compañía.
Que decir de vos que no hayan testimoniado quienes te acompañaron en tu partida; tu don de gente, tu compañerismo, tu predisposición continua para ayudar a los demás. Que decir entonces? creo que lo que cualquier hijo orgulloso del padre que tiene diría: alguien fuera de serie, alguien que durante años, junto a mi madre, se sacrificó para que sus hijos estudiaran y fueran profesionales; que nos inculcó cual debía ser nuestra conducta en esta vida. Tu partida deja una familia destrozada por la tragedia pero más unida que nunca. Nada va a compensar nuestra pérdida, El único consuelo es el de saber que partiste haciendo lo que amabas “VOLAR”, un sueño postergado durante años ya que tu prioridad fue tu familia, tus dos hijos pequeños, luego estudiantes, hasta que al fin cuando consideraste que tu labor estaba cumplida, pudiste alcanzar ese sueño, hacer lo único, que no te producía temor sino felicidad y que disfrutabas, subirte a un planeador y sentirte un chiquillo con el juguete más deseado. Hoy mi viejo quien va a cebarme los mates de la tarde, quien va a escuchar mis problemas y a aconsejarme como lo hacías; quien va a contarme sus historias de vuelo, mientras se te llenaba la boca de una sonrisa tan sincera, plácida y cristalina. Quisiéramos que esto fuera un mal sueño, del cual en algún momento despertáramos con tu silbido característico cuando entrabas en casa o tu inconfundible ruido que producía un llavero con ramilletes de llaves, todas las cuales, alguna puerta abrían, seguramente habrá una que corresponderá a las puertas del cielo donde hoy estás; lamentablemente todo esto es un simple deseo que se estrella con la realidad. Me queda tu hermoso recuerdo, una madre que amaba a su marido, con todas sus locuras; un hermano con el cual puedo contar en todo momento, con un corazón que difícilmente cabe en su pecho, algo por supuesto heredado de vos; una hermana política atenta y dispuesta; tres hermosos sobrinos a los cuales amo con locura y que llenan mi pecho de orgullo, con el corazón de su padre y abuelo; mi amada esposa que me banca y soporta; y mis dos luces, que iluminan toda esta oscuridad, Belén que ya extraña a su “tata Riki” y mateo que reconocerá a su abuelo en las fotos que él mismo tomaba. Compartimos también una madre del corazón, Nilda, quien también llora la pérdida de su hijo postizo. Finalmente quisiera agradecer en mi nombre y en el de mi familia a aquellos que concurrieron a tu despedida, dando muestras del afecto que te tenían, a aquellos que no pudieron estar presentes y que comunicaron su congoja y deseos de estar.- MUCHAS GRACIAS.- A vos “mi viejo” te voy y te vamos a extrañar, con vos se fue una parte de mí, pero el orgullo que tengo de ser tu hijo seguirá siempre intacto, espero algún día estar a tu altura y que sientas el mismo orgullo que siento yo.- Te quiero y te admiro, ningún calificativo alcanza para expresar mis sentimientos, solamente te digo GRACIAS y HASTA PRONTO.
GUSTAVO.
GUSTAVO.
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