Cuáles son las rutas de la trata de personas en la Argentina y qué se hace para combatirlas
El último informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos, a cargo del ex director de la CIA, Mike Pompeo, acaba de elevar a la Argentina al “Nivel 1” (Tier), el máximo que otorga, por “haber cumplido plenamente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas” en el país, un hecho hasta ahora inédito.
El documento, al cual Infobae accedió de manera exclusiva, destaca que entre los años 2017 y 2018 “se observan avances significativos por parte del Gobierno argentino para ascender de categoría”.
Entre otros logros, el Departamento de Estado destacó que Argentina:
1) “Aumentó la persecución y condenas de individuos con cargos públicos”.
2) “Aumentó en el número de procesamientos”.
3) “Aumentó en la asistencia de víctimas”.
4) “Aumentó en la capacitación a miembros de las Fuerzas de Seguridad y sociedad civil”.
5) “Mejoró en los procesos de recolección de datos”.
Las rutas de la trata
A través de diversas causas judiciales e informes del Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, Infobae pudo reconstruir el mapa de la explotación sexual, laboral y de tráfico de personas en Argentina.
También establecer el “perfil de las víctimas”, el modo de “captación”, y las principales regiones donde ocurre el “reclutamiento”.
Claramente sobresalen dos zonas bien delimitadas, el NOA y el NEA: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Misiones, Formosa y Corrientes. De esas provincias, las víctimas, en su mayor porcentaje, son trasladadas hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense. Según los expedientes de la Justicia Federal, estos son los “principales nodos de conexión con los puntos de destino, como la Patagonia”.
Una vez reclutada la “mercancía” por las bandas criminales –algunas de las cuales tienen ramificaciones internacionales, son trasportadas utilizando micros de pasajeros de media y larga distancia, vehículos particulares y en menor medida aerolíneas comerciales.
Los viajes hacia los lugares que ya están determinados, como por ejemplo talleres clandestinos o prostíbulos -solo para dar dos de los ejemplos más conocidos- se realizan a través de rutas nacionales que conectan especialmente el NEA con el Centro del país y la Patagonia.
La región del NOA se une con la Provincia de Buenos Aires a través de la Ruta Nacional N° 9 y la Ruta Nacional N° 34, consignó el informe divulgado por Infobae a través de un trabajo periodístico de Andrés Klipphan.
De esos documentos se desprende que el perfil de las víctimas, responden a un “rango etario de entre 12 y 40 años”, pero principalmente son “personas mayores de edad, de género femenino, de nacionalidad argentina, paraguaya, boliviana, china y dominicana”.
Para la captación de las personas que serán sometidas a la explotación laboral o sexual, los delincuentes trazan un perfil.
Eligen a las que denominan “personas blandas” y se realiza a través de falsas promesas laborales publicitadas por sencillos avisos de volantes, sitios web, mediante el “boca a boca” y en la actualidad, muy especialmente a través de las redes sociales.
Los jueces y funcionarios de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI), lograron determinar que estas organizaciones criminales también están compuestas por “marcadores”, que trabajan a comisión según el perfil y la potencialidad futura de la víctima captada.
En los casos de la explotación laboral, se reconoce en los legajos judiciales, “la captación suele ser por parte de connacionales especialmente bolivianos”.
Sobre estos casos de explotación, sobre todo laboral, se llegó a registrar a familias enteras como víctimas, incluyendo a los menores de edad, y en los cuales, quien ostentaba el “rol de explotador” no solo compartía la nacionalidad, sino que además tenía con ellos “vínculo de sangre”.
También llamó la atención de los investigadores el involucramiento en estas redes de tráfico de personas de “ciudadanos bolivianos en el tráfico o ingreso irregular al país de ciudadanos chinos” que ingresaron al país de manera clandestina y que habrían arribado a América Latina a través de Perú y Ecuador y que desde esos países bajarían hacia Bolivia utilizando pasos no habilitados en el NOA y que “contarían con la complicidad de organizaciones entre las que se encuentran argentinos y bolivianos que facilitarían su traslado a cambio de dinero”.
La trata de personas
“La trata de personas es una forma de esclavitud moderna. El Ministerio de Seguridad ha puesto un gran énfasis en avanzar investigaciones en todo el país para reducir el impacto de este flagelo. Este esfuerzo nos ha permitido recuperar numerosas personas sometidas a distintas prácticas de trata laboral y sexual. Gracias a esta iniciativa nos han elevado la categoría como país que enfrenta la trata”, opinó ante Infobae Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Los informes revelan que a nivel internacional se destacan Bolivia y Paraguay como puntos de origen para el intercambio de víctimas hacia la Argentina.
Pero eso no es todo: en los últimos años se registró también que Chile es un punto de destino de víctimas de nacionalidad argentina. Las estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación, destaca que los sitios con mayor cantidad de allanamientos efectuados son CABA, Buenos Aires y Chubut, seguidos por las provincias de Salta, Santa Fe, Tucumán y Tierra del Fuego.
Con respecto a la explotación sexual, se indicó que se registra principalmente en locales nocturnos, bares, pools, whiskerías, “spa de masajes”, hoteles y en departamentos “privados” de todas las regiones del país. Los funcionarios consultados indicaron que el círculo de rescate se termina de completar cuando se logra “resocializar” a las víctimas tanto de trata laboral como de explotación sexual.
En la Argentina aún existe una gran cantidad de prostíbulos, algunos con hoteles lindantes o habitaciones precarias para concretar los “pases” y rotar a las víctimas con el fin de “ocultarlas” en caso de allanamientos y variar la “oferta sexual”.
Los trabajos judiciales demuestran que la “retención de las víctimas son la privación de la libertad, el suministro de drogas, el secuestro de documentos y la inducción de deuda”.
Si bien en los medios de comunicación la noticia aparece con más notoriedad cuando las Fuerzas del orden desbancan a una red de trata de personas con fines de explotación sexual –y está muy bien porque se trata de un delito aberrante-, en la Argentina, según las cifras del Ministerio que comanda Patricia Bullrich, la mayor cantidad de víctimas identificadas y rescatadas son por explotación laboral.
Desde 2016 hasta junio de 2018, y según los datos del Sistema Integrado de Información Criminal del Delito de Trata de Personas, fueron identificadas como posibles víctimas de explotación sexual 693 personas.
En el mismo período las víctimas de explotación laboral liberadas fueron 1.605, es decir, más del doble.