Alberto Dorati: “Lo interesante de la obra es ver a dos mujeres que, a pesar de sus diferencias, fueron dos transgresoras de su tiempo”

EL ARGENTINO pudo dialogar con Alberto, el director; con Ana Clara Olivieri, quien interpreta a Iris; y con Sheila Rougier, quien encarna a Eva Duarte.

 

- ¿Quién es el autor de la obra dramática?

Alberto Dorati: La obra original es de Mónica Ottino, una autora argentina que aún vive en Buenos Aires. Nosotros la representamos tal cual la autora la escribió. Tuvo mucho éxito y fue representada en varias ocasiones. Ahora nosotros tomamos el desafío de hacerla con un muy buen nivel.

- ¿Podría adelantar algunos aspectos del argumento?

Alberto Dorati: En “Eva y Victoria” se representa un encuentro imaginario entre Eva Duarte y Victoria Ocampo. En esta historia, con motivo del voto femenino, Eva va a pedirle ayuda a Victoria. Estamos hablando de un momento en el que aún la mujer no podía votar. Las posturas de las protagonistas son totalmente opuestas: Eva trabajó con los humildes; Victoria, en cambio, era una mujer que pertenecía a la alta sociedad porteña.

Más allá de la cuestión política e ideológica, que para mí no es lo más importante, lo interesante de la obra es ver a dos mujeres que, a pesar de sus diferencias, fueron transgresoras de su tiempo. Estamos hablando de los años 45 y 50, una época y un contexto social donde el patriarcado tenía mucha fuerza.

- ¿Qué otras características tienen los dos personajes protagónicos?

Alberto Dorati: Fueron dos mujeres que se atrevieron a mucho. En el caso de Eva, fue importante lo que hizo en el plano social, teniendo el poder de estar al lado de Perón.

Victoria, que fue una de las grandes feministas de la Argentina, actuó desde su lugar de mujer adinerada. Sin embargo, posicionó a la cultura argentina en el mundo, brindando respaldo a los grandes poetas que conocemos nosotros, no solo argentinos sino también latinoamericanos y de otros lugares del mundo. Además, Victoria fundó la revista Sur, que dio a conocer a Borges, Bioy Casares y a toda una pléyade de poetas y escritores muy importantes de nuestro país.

En vez de disfrutar su fortuna para sí, Victoria la invirtió en la cultura y murió en escasez de recursos, sin ni siquiera poder pagar los impuestos de su casa. Al mismo tiempo fue una transgresora, ya que fue la primera mujer que se atrevió a usar pantalones en Buenos Aires y tenía su propio auto. Se codeaba con las grandes personalidades del mundo, como Einstein. Fue la única mujer que asistió a los Juicios de Núremberg. Una mujer que tuvo una impronta muy fuerte.

Por eso digo que las diferencias ideológicas van por un lado. Pero sí tenían mucho en común estas dos mujeres por su lado transgresor y feminista. Son dos luchadoras de sus derechos, cada una desde su lugar. Por eso la autora usa el recurso del sufragio femenino como excusa para este encuentro.

- Y para ustedes, ¿qué significa actuar y asumir el rol de mujeres tan importantes?

Ana Clara Olivieri: Yo soy Iris, la dama de compañía de Eva. Mi intervención es corta, pero es una escena muy emocionante donde se muestra a una Eva muy íntima, por decirlo de alguna manera. Si bien se la veía con mucho poder, ella va confesando en la obra todo lo que le pesa ser Eva Perón. La escena es muy rica. Disfruto un montón haciendo la obra, la verdad es que nos encanta y creo que cada vez va saliendo mejor.

Sheila Rougier: Es todo un desafío. Por lo general, en el teatro representamos a una cocinera o a una empleada por ejemplo, pero nunca a una persona real, con un nombre y un apellido concreto. Lo veo como un crecimiento en mi trabajo. Es una tarea que requiere de responsabilidad, determinación y obviamente del compromiso de sentarse a analizar y a estudiar. Nosotros conocemos a Eva, pero la conocemos desde su personaje en el sentido de la compañera de Perón, de la mujer que representa a los humildes, a los obreros. Nunca conocimos a la Eva “detrás de la puerta” y eso se puede descubrir en esta obra.

- ¿Cómo fueron los preparativos y las instancias de ensayos?

Alberto Dorati: Antes de estrenar por primera vez debimos ensayar durante un año. Es mucho trabajo por lo que dijo Sheila sobre los personajes realistas. No nos podíamos permitir representar a estos personajes de cualquier forma. Había que trabajar a las dos de forma minuciosa, investigar, ver cómo eran en su intimidad, cómo era su nivel cultural, cómo hablaban... así se van conformando los personajes.

Es una obra de texto. Dura alrededor de una hora y las dos hablan permanentemente. Hay un texto que es muy rico e importante, pero es un texto un poco extenso. Se trabajó mucho y la verdad es que las chicas le pusieron un gran esmero. Demoramos en estrenarla, pero porque las condiciones en las que trabajamos los teatreros del interior no son las mismas condiciones en las que trabajan los teatreros de Buenos Aires que se dedican exclusivamente a esto. Nuestra realidad es que tenemos otros trabajos y ocupaciones. En mi caso, he dirigido obras pero mi trabajo en el teatro ha sido más de actuación. Ahora me estoy dando el gusto de poder dirigir una obra como esta.

 

Sheila Rougier: Había ensayos que terminaban siendo una clase de historia o de política argentina y eso era genial porque nos ayudaba a ubicarnos en el contexto social de la obra.

Alberto Dorati: Exactamente, porque hoy se dan por sabidas y por hechas un montón de cosas que en el año 45 no lo eran. Si Victoria Ocampo salía de pantalones no era un asunto menor... Hay que ubicarse en la época y en lo que hacían estas dos mujeres. La sociedad argentina estaba muy mal, había un sector de la población que estaba en su peor momento y Eva toma la posta de hacerse cargo de esa situación, siendo así una mujer criticada y amada al mismo tiempo. Somos una sociedad plural y tenemos pensamientos diferentes. Hay una eterna discusión de ideologías, la famosa “grieta” existió siempre.

- ¿La gente puede asistir a “Eva y Victoria”, aun si desconoce el contexto histórico en el que se sitúan los personajes, y entender de qué se trata?

Ana Clara Olivieri: Sí, totalmente. Si bien el texto es mucho como decía Alberto, no es inentendible. Es fácil de comprender, eso es lo interesante. De hecho, han venido colegios a vernos.

Alberto Dorati: A mí me preocupaba que los chicos jóvenes no entendieran la obra, pero lo entendieron perfectamente. Además, hoy tenemos la moda del “googleo”. Aquellos que no conozcan bien quién es Victoria Ocampo, tienen la posibilidad de ir a Google y buscar para enterarse que ella tenía una personalidad interesantísima tanto como la de Eva Duarte.

- ¿Qué expectativas tienen para la temporada teatral de verano en nuestra ciudad?

Alberto Dorati: Es difícil llenar el teatro, en todos lados pasa más o menos lo mismo. Yo no creo que el que la gente no asista al teatro sea consecuencia de lo económico. De hecho, nosotros estamos cobrando la entrada al mismo precio que el año pasado. Es otra cosa, hay una falta de hábito. Hay mucha gente que pasa por el teatro y siente que ese teatro no le pertenece. Hay una falta de sentido de pertenencia con ese teatro. Para ir al Teatro Gualeguaychú no hay que ir a la peluquería, ni arreglarse demasiado, aunque algunos lo hagan y no lo critico. Son mitos que se instalan en la sociedad. 

Además, en verano la gente está para otra cosa, está para la playa, para la costanera... Yo no sé este año qué va a pasar, estamos con muchas expectativas. Nosotros aspiramos a que la gente vaya y hacemos descuentos en las entradas.

También hay otra cuestión y es que los teatreros tenemos que hacer una autocrítica. Muchas veces la gente de Gualeguaychú que va a ver teatro local se ha encontrado con espectáculos que no son muy buenos. Por eso tenemos que esmerarnos en presentar buenos espectáculos ya que tenemos que competir con esta cercanía que tenemos con Buenos Aires. ¿Y cómo competimos? Presentando buenos espectáculos. La gente que nos ha visto nos ha dado críticas excelentes. Los que no han visto la obra, deben saber que “Eva y Victoria” es un espectáculo de jerarquía y de calidad.

 

- ¿Cómo fue convocado el elenco?

Alberto Dorati: Primero convoqué a las dos actrices principales pensando en su físico para la conformación del personaje. Llamé a María Rosa Obispo para Victoria y a Sheila para Eva Perón. Luego convoqué a las dos actrices para que sean las damas de compañía.

Ana Clara Olivieri: Lo más lindo fue que nosotras no nos conocíamos de antes. Sin embargo, desde el primer encuentro hubo una misma energía y una buena predisposición de todas y eso es muy interesante. No hay prejuicios y eso es fundamental, así como apoyar a las compañeras. Especialmente a las dos protagonistas que han tenido un gran trabajo.

Alberto Dorati: Se conformó un grupo lindo, con muy buena energía. Es fundamental el apoyo mutuo entre todos y el  trabajo en equipo, y a eso yo lo destaco porque no siempre se da. Creo que hay un hecho fundamental que las atraviesa a las cuatro y a mí también y es que amamos esto.

- Si pudieran decirles a las personas algunos motivos por los que no pueden perderse la obra, ¿qué les dirían?

Sheila Rougier: Yo les diría que vengan al teatro. Estando acá en esta era de la pantalla, creo que está bueno mirarse a los ojos y sentir la respiración, y lo que dice la angustia, la emoción, la tristeza, la risa del otro... Creo que lo recomendaría desde ese lado, desde el convivio que se genera entre nosotros y los espectadores. Además tienen que venir a ver nuestra obra porque sin los espectadores no hay teatro.

 

Puntos de venta

Urquiza 636 (Kiosco Pepo)

Boletería del Teatro Gualeguaychú

Promociones

Descuentos en la compra de dos o más entradas

2 x 1 para los jubilados

Elenco

Dirección: Alberto Dorati

Eva Duarte: Sheila Rougier

Victoria Ocampo: María Rosa Obispo

Iris: Ana Clara Olivieri

Pepi: Haydeé Cedrés