Habla por primera vez el juez que envió a los rugbiers a la cárcel: “La sociedad abrazó a Fernando como un símbolo de paz”
David Mancinelli fue el magistrado a cargo del trámite del expediente por el bestial crimen de Fernando Báez Sosa. Su análisis del caso y sus recuerdos a horas del veredicto: la víctima como ser humano, el encierro de Pablo Ventura y el profundo impacto en la conciencia colectiva.
El 14 de febrero de 2020, menos de un mes después del crimen de Fernando Báez Sosa, el juez de Garantías David Mancinelli decidió mantener en la cárcel a los rugbiers acusados de matarlo, al avalar el pedido de la fiscal Verónica Zamboni. Mancinelli, por otra parte, sumó en esa ocasión el agravante de la alevosía a la calificación de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, una decisión también esencial en la historia del caso. “Extrema violencia desplegada y desprecio por la vida humana”, apuntó el magistrado en su escrito. Un día antes de que se decidiera la prisión preventiva, los imputados comparecieron ante él en su despacho en el Juzgado N°6 de Villa Gesell. Máximo Thomsen fue el único en llorar. “Un llanto de tristeza”, describió un presente. Blas Cinalli, el único en hablar, dijo en esa ocasión: “No quisimos matarlo”
Por otra parte, Mancinelli -un magistrado joven, de 40 años, oriundo de La Plata, titular de su juzgado hace cinco años, marcado por una aplicación de la ley tan rigurosa como humana- se negó a aceptar las nulidades planteadas por la defensa de los acusados a cargo del abogado Hugo Tomei, que atacó las ruedas de reconocimiento y habló de detenciones ilegales, defectos y fallas en el debido proceso.
Sobre este último punto, escribió: “Por lo absurdo del planteo, tampoco ha de prosperar”.
En el medio del fragor habían quedado la captura y liberación de Pablo Ventura, falsamente incriminado por Máximo Thomsen, así como el sobreseimiento por falta de pruebas de Juan Guarino y Alejo Milanesi, ambos pedidos por la fiscal. Meses después, en medio del aislamiento obligatorio por la pandemia del coronavirus, el magistrado consideró su trabajo hecho cuando elevó el caso a juicio tras recibir el pedido de la fiscal Zamboni, luego de la instrucción más meticulosa de la historia penal reciente.
Luego, el expediente continuó para atravesar la conciencia colectiva argentina, como ningún otro crimen lo había hecho desde el femicidio de Ángeles Rawson seis años antes. Las decisiones de Mancinelli lo habían moldeado.
El juez mantuvo su silencio durante toda su intervención en el expediente, solo expresándose en sus escritos. Nunca concedió un reportaje. Hoy, a horas de que el Tribunal N°1 de Dolores dicte el veredicto para los ocho acusados, Mancinelli elige romper el silencio con Infobae.