Fuerte comunicado de las diócesis de San Justo y Laferrere ante el crimen del chofer de colectivo en La Matanza
El texto hace referencia a “la falta de seguridad” y a la necesidad “de una política que encare esta problemática”. “Sabemos que atrás de esta situación operan las grandes mafias de los narcos”, aseguraron Monseñor Eduardo García y Monseñor Jorge Torres Carbonell.
Luego del crimen de Daniel Barrientos, el chofer de 55 años de la línea 620 que fue asesinado en el barrio Vernazza de Virrey del Pino durante la madrugada del lunes, las diócesis de San Justo y Laferrere emitieron un fuerte comunicado en el que hacen referencia a “la falta de seguridad” y a la necesidad “de una política que encare esta problemática”. “Atrás de esta inseguridad sabemos que operan las grandes mafias de los narcos”, aseguraron.
El texto, con fecha de este martes 4 de abril, se dio a conocer apenas unas horas después de que los restos de Barrientos fueran inhumados en el cementerio de González Catán. Firmado por el Obispo de San Justo, Monseñor Eduardo García, y el Obispo de Laferrere, Monseñor Jorge Torres Carbonell, sostiene que “en las puertas de la semana Santa” asesinaron “a un inocente, fruto de la falta seguridad instalada en nuestros barrios y de los pequeños intereses creados”.
Si bien nos consterna, no nos asombra porque es uno más en la lista de los últimos años en los cuales ningún barrio ni zona ha quedado exento del robo, la entradera, el apriete, el choreo de celulares a plena luz del día; muchos de ellos seguidos de muerte”, indican los religiosos.
Y, haciéndose eco del reclamo popular, siguen: “La sensación de los vecinos es que vivimos en territorio liberado o negociado. Liberado porque se hace la vista gorda a menos que el hecho se venga encima y no haya más remedio que actuar; negociado porque atrás de esta inseguridad sabemos que operan las grandes mafias de los narcos que han invadido con su negocio nuestros barrios y tienen como soldaditos a nuestros pibes o como consumidores que salen a robar lo que sea para poder ir a comprar la ‘merca’ que necesitan para seguir viviendo”.
En el comunicado, los Monseñores Eduardo García y Jorge Torres Carbonell apuntan a la necesidad de “una política de seguridad que encare esta problemática”. Para ello proponen la presencia de “más efectivos” en la zona de los hechos “hasta que las aguas bajen”.
También describen: “Una de las cosas más lamentables es que no se trata de grandes atracos, desfalcos o robos programados a los ricos —lo cual tampoco está bien— sino que se está generando una guerra de pobres contra pobres. Los que van a trabajar a las 5 de la mañana son pobres. Los choferes de colectivos son pobres. Las amas de casa son pobres. Los docentes son pobres. Nadie queda afuera de la inseguridad y del temor por sus vidas”.
Hacia el final del texto, se solidarizan con la familia de Daniel Barrientos “en este momento tan duro” y piden que “su sangre derramada no sea en vano sino que nos ayude a tomar conciencia y a trabajar juntos por una sociedad en paz”. Esto último, explicitan, sólo se logrará con la base de “una justicia verdadera” y de “un compromiso auténtico” de quienes asumieron la responsabilidad de cuidar la vida de los ciudadanos.
“La violencia solo engendra más violencia. Sabemos que es difícil pedir un diálogo sereno con la sangre de un compañero trabajador en las manos, sabiendo que mañana puede ser la propia o la de un ser querido. Necesitamos un diálogo profundo y sincero. Si bien hasta ahora ha habido silencio de parte de las autoridades, es más honesto hacer silencio que realizar promesas que no se van a cumplir y que llevan a la frustración”, apuntan.
Finalmente concluyen: “Reclamamos respuestas visibles que cuiden la vida de nuestro pueblo, de otro modo estamos corriendo el riesgo de ser una sociedad que empiece a hacer justicia por su propia mano y eso es algo que no queremos, porque la injusticia y la violencia que generarían serían aún más grandes”.