El Gobierno sigue contra las cuerdas
Por Gabriel Profiti (*)
La inflación de 2,5% registrada en febrero y un nuevo crecimiento de la pobreza censaron una de las peores semanas para el Gobierno, en la que los gremios docentes entablaron una batalla frontal y la oposición ganó la calle.
Esos índices contradijeron las voces oficiales respecto de que la inflación estaba cumpliendo las metas fijadas (17% anual), y también, que a partir del segundo semestre del año pasado comenzaría un camino de reducción de la pobreza.
Dos aclaraciones: el rebote inflacionario de febrero -el mayor en ocho meses- obedeció especialmente a la suba de los precios regulados (tarifas eléctricas, peajes, prepagas), es decir que la inflación "núcleo" sigue en la inercia previa; mientras que el informe de la UCA midió hasta el tercer trimestre de 2016, por lo que si la situación mejoró sólo se conocerá dentro de seis meses.
Los números negativos enmarcaron protestas que mezclaron reclamos de docentes, gremios industriales y mujeres, pero también mucho antimacrismo en el amanecer del año electoral.
La multitudinaria marcha de los docentes y otra masiva concentración de los gremios de la CGT, las CTA y partidos opositores encendieron alertas en el Gobierno, pero lo que más preocupó a Macri fueron los números de inflación y pobreza.
Aconsejado por el ala política del Gobierno, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó y especialmente por la gobernadora María Eugenia Vidal, el Presidente ordenó moderar y retrasar aumentos de tarifas, como los de de agua, gas y transporte, aunque en este último caso la última palabra no está dicha.
Cada marcha atrás con respecto al plan de ajuste tarifario significa también el retroceso en la reducción de subsidios y un nuevo desafío en las metas fiscales, pero la mesa política de Cambiemos entiende que en esto va la suerte del Gobierno.
La inflación sigue rebanando el salario, que según estudios privados perdió un 7% en promedio en 2016, y aún no se ajustó en 2017. Ese "delay" retrae el consumo y activa un círculo vicioso.
En ese contexto, el giro oficial incluyó la repentina reglamentación de la Ley de Emergencia Social, que había demorado desde su sanción, y desactivó -a medias- una ola de manifestaciones piqueteras anunciadas para la semana entrante.
Como suele ocurrir, el mal momento puso en la marquesina eventuales cambios en el Gabinete que el Presidente seguramente ordenará convirtiendo ministros en candidatos e incorporando figuras a su plantel. El más mirado es el ex jefe radical Ernesto Sanz, hoy un ministro político sin cartera.
Mientras, Macri no logró encarrilar el conflicto docente. Luego del rechazo del frente sindical bonaerense a una oferta de Vidal, los gremios nacionales lanzaron un paro de cuatro días.
Las aulas vacías impactan fuerte sobre la popularidad del Gobierno y cada vez queda más claro que la brutalidad de la protesta encierra una intención política, pero también le da argumentos al macrismo para dar la pelea discursiva.
Golpear a Vidal es como lesionar a Maradona en México 86 por su potencial incidencia en las elecciones bonaerenses, donde se sabe, Macri jugará sus próximos dos años de mandato.
Macri, la CGT y el PJ
Acorralado en el cemento, Macri fue al campo donde sus políticas impactaron positivamente y es bienvenido. En la ExpoAgro de San Nicolás, aseguró que el país lleva "cinco meses seguidos de crecimiento", aunque ese reverdecer choca contra la realidad de sectores perjudicados por el modelo.
Metalúrgicos, textiles y zapateros motorizaron la protesta de la CGT que finalmente movilizó a miles de personas y terminó con incidentes por no fijarle fecha a un paro general.
Hay un contrapunto interesante entre el Gobierno y la CGT en cuanto a desempleo e importaciones. De un lado dicen que el empleo creció y las importaciones bajaron, mientras que del otro responden con telegramas de despidos y suspensiones.
El empleo formal creció un ápice, pero el modelo macrista por ahora hizo que se perdieran puestos en el sector privado, especialmente en las industrias manufactureras.
Con esos datos, los ministros de Trabajo y Producción, Jorge Triaca y Francisco Cabrera, recibirán a los referentes gremiales de aquellos sectores afectados, con el objetivo de que "mejoren su situación", según indicaron fuentes oficiales.
Hasta ahora, el mensaje es que deben reconvertirse para ser "competitivos". Con todo, los incidentes en la marcha desnudaron las diferencias dentro del PJ y dejaron poco espacio al triunvirato de conducción para seguir demorando la huelga nacional.
En la pelea peronista acaba de irrumpir el ex ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien avisó que está dispuesto a competir en las primarias del FPV en Buenos Aires, aun si la ex presidenta Cristina Kirchner decide presentarse.
Randazzo tiene el respaldo de los intendentes que integran el Grupo Esmeralda y del Movimiento Evita, antes una de las vigas maestras del kirchnerismo, pero su estructura arranca en desnivel si debe enfrentar al grueso de PJ bonaerense.
Sin embargo, el ex ministro recibió una inesperada voz de aliento: al coincidir en un almuerzo, el asesor estrella del Gobierno, Jaime Durán Barba, le anticipó que si se da la competencia contra su ex jefa podría ganar.
El ecuatoriano presagió que si se da la competencia en el FPV será el único espacio de los tres principales que dirimirá candidatos en Primarias, porque los otros dos, Cambiemos y el Frente Renovador, llevarían lista única. En ese escenario, la aversión de un sector de la sociedad a Cristina Kirchner volcaría a electores no peronistas a votar contra ella en esa interna.
(*) Gabriel Profiti es Director Periodístico de NA
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