¡Protejan a las familias, futuro de la humanidad!
“Descansar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética” son los tres aspectos que señaló el Papa Francisco para defender el don de la familia
Es importante la oración y también es importante soñar –dijo improvisando en español el Santo Padre, así como también improvisó unas palabras sobre su especial devoción a San José y sobre su conmoción al visitar un hogar de niños sin familia, después de la Misa.
El Papa Francisco puso en guardia contra la colonización ideológica que amenaza a la familia y recordó al Beato Pablo VI, que “en un momento donde se le proponía el problema del crecimiento de la población tuvo la valentía de defender la apertura a la vida de la familia”.
Un encuentro de oración, de diálogo y de fiesta ‘en’ familia, ‘con’ la familia y ‘por’ la familia, en el abarrotado palacio de deportes ‘Mall of Asia Arena’ de Manila, con capacidad para 20 mil personas, a las que se sumaron muchísimas más, que pudieron seguir el encuentro con el Papa en todas las salas del circuito cinematográfico, de la cadena de los centros comerciales SM.
En la celebración de la Liturgia de la Palabra, reflexionando sobre la lectura del Evangelio, en la que “un ángel le revela a san José la voluntad de Dios en sueños”, para salvar al Niño Jesús y a María, el Santo Padre destacó que “Dios nos habla» también a nosotros cuando nos detenemos a descansar en el Señor. Y añadió: «me gustaría descansar en el Señor con todos ustedes, y reflexionar sobre el don de la familia”.
Haciendo hincapié en el primero de los tres aspectos, que subrayó del pasaje evangélico -descansar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética– el Papa reiteró la importancia del descanso de nuestra mente y cuerpo así como también es «esencial para nuestra salud espiritual”, “descansar en la oración» y «rezar en familia”, para escuchar la voz de Dios y entender lo que él nos pide. José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo de María. Como cristianos, también ustedes están llamados, al igual que José, a construir un hogar para Jesús. A prepararle un hogar en sus corazones, sus familias, en sus parroquias y comunidades”.
Alentando a las familias a “crecer con Jesús y María”, el Obispo de Roma destacó el segundo aspecto: «al igual que san José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar (cf. Rm 13,11). La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la venida del reino de Dios a nuestro mundo”.
Así como el don de la sagrada Familia fue confiado a san José, así a nosotros se nos ha confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios, que “nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias para protegerlas de cualquier daño”, enfatizó el Santo Padre añadiendo que las dificultades y amenazas que hoy pesan sobre la vida familiar son muchas”. Como los sufrimientos causados por los desastres naturales; la situación económica que separa a las familias con la migración y los problemas financieros que gravan sobre muchos hogares. Pero también las demasiadas personas que viven en pobreza extrema y otras, en cambio, atrapadas por el materialismo y un estilo de vida que destruye la vida familiar y las más elementales exigencias de la moral cristiana.
Sin olvidar “el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida”.
Nuestro mundo y Filipinas necesitan familias buenas, fuertes, santas y unidas, que sean un apoyo y ejemplo para otras familias. Toda amenaza para la familia es una amenaza para la propia sociedad. Como afirmaba a menudo san Juan Pablo II: el futuro de la humanidad pasa por la familia (cf. Familiaris Consortio, 85).
Así pues, exhortó el Papa Francisco: «¡protejan a sus familias! Vean en ellas el mayor tesoro de su país», susténtenlas con la oración y los sacramentos». “Sean ejemplo vivo de amor, de perdón y atención. Sean santuarios de respeto a la vida, proclamando la sacralidad de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. ¡Qué don para la sociedad si cada familia cristiana viviera plenamente su noble vocación! Levántense con Jesús y María, y sigan el camino que el Señor traza para cada uno de ustedes”.
En el tercer aspecto: “nuestro deber cristiano de ser voces proféticas en medio de nuestra sociedad”, el Papa puso de relieve que «cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en sanos valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una bendición para nuestro mundo».
En el Año de los Pobres establecido por los obispos de Filipinas, el Santo Padre pidió que las familias sean “discípulas misioneras de Jesús”, ayudando a los más necesitados, los que no tienen familia, a los ancianos y niños sin padres. ¡No escondan su fe, no escondan a Jesús, llévenlo al mundo y den el testimonio de su vida familiar.
DE LA REDACCIÓN
EL ARGENTINO/Radio Vaticana
Este contenido no está abierto a comentarios