La violencia estudiantil se origina en el desinterés de los adultos
Casi todos los días asistimos a hechos de violencia en las escuelas argentinas Gualeguaychú no escapa a este problema, aunque podemos decir con satisfacción, luego de escuchar a Lidia Meillard, que aquí los casos no son una constante y que en su mayoría, se resuelven por medio del diálogo.
EL ARGENTINO consultó a la Supervisora departamental de Educación sobre este tema que en forma constante ocupa la pantalla de TV.
La profesora Lidia Meillard comenzó afirmando ?la violencia a nivel social está en toda la comunidad. Como la población educativa ha crecido, nosotros advertimos que quizá antes había menos casos, porque había menos actores involucrados?.
?Creo que esta violencia se genera en la falta de afecto y contención familiar: falta ese momento de escuchar a ese hijo que a veces sale y agrede a otro para llamar la atención. Hemos tenido casos de chicos con los que, a poco de conversar, comprendemos que se involucran en cosas sin saber por qué lo hacen?
Tras esto, recordó el sonado caso del año pasado, cuando un grupo incendió un aula de la Escuela Normal, el día de la colación.
?Decidí que había que analizar la situación con el ánimo lo suficientemente frío, para abarcarlo en su totalidad. Así, pudimos ver que el propósito de los chicos fue un llamado de atención, creyendo que hacían sólo una picardía, que como les salió mal, quedó registrado como un acto violento y en definitiva lo fue, porque no midieron las consecuencias?.
?Pero actos violentos hubo siempre, como cuando a un alumno se lo hacía arrodillar sobre maíz o sal?.
?También crece la violencia ante la falta de límites -agregó- y esto sucede en la escuela y en la familia, porque hace diez años atrás, cuando un hijo llegaba con amonestaciones, en su casa no se avalaba su proceder, sino que sus responsables venían al colegio a hablar con los directivos y docentes para saber qué había sucedido. Hoy, la situación se ha revertido y para mal porque los padres, en lugar de querer corregir a sus hijos, entran en el amiguismo o facilismo y les prometen ?salvarlos? de la situación?.
?Entones vienen al establecimiento con otra actitud, cuando no con un abogado. Claro que son los menos, porque gracias a Dios, hay padres que tienen oreja para escuchar a sus hijos, la palabra justa para orientarlos, en síntesis, que tienen bien claro cuál es su rol, a diferencia de aquellos que se creen muy ?piolas? o que simplemente, compiten con sus hijos. Esto también genera violencia, porque ese hijo termina volviéndose violento hacia sus progenitores?.
?Esto lo digo desde la experiencia como docente, con 32 años de trabajo con adolescentes en los que vi muchas situaciones de este tipo?, aseguró.
# Cuando se convive con la violencia
Al hablar de violencia, Meillard diferenció entre la física y la psicológica, afirmando ?esta última suele ser mucho peor que la primera. Hemos visto casos de amenazas, que crean en el alumno una incertidumbre, un miedo que los hace temer hasta de salir a la calle?.
?La violencia física es terrible, pero no se vive tanto dentro de las escuelas -dijo- porque los chicos la toman como un juego. Esto se debe a que desde chiquitos, están familiarizados con los jueguitos electrónicos, en los que gana el que mata a más personas?.
Meillard no eludió la cuestión de la violencia que genera el abuso de poder por parte de docentes o directivos, que consideró ?una minoría?.
?Existe esta violencia de directivos hacia docentes, de docentes hacia alumnos, pero por suerte son casos bien determinados y contados?.
Acerca de qué se hace en esas situaciones, dijo ?nosotros tratamos de hablar con todas las partes y debo decir que podemos hacerlo porque la gente no se calla ante lo que considera injusto, planteando estos casos. Esto nos permite citar a las partes, hacerles conocer la normativa correspondiente y así no tener que apelar a recursos más drásticos, llegando a un feliz término?.
En cuanto a los casos en que la violencia parte de un alumno y tiene por destinatario al docente, nuestra interlocutora dijo ?esto ocurre en un porcentaje mínimo. Los docentes están preparados para manejar estas situaciones, convocando a las familias y en caso de necesidad, al SAIE (el equipo de psicólogos y psicopedagogos dedicados a la asistencia para la integración escolar) para que trabajen con los chicos y sus familias?.
# ¿Y lo que muestra la TV?
Llegado a este punto, Meillard puso en claro que Gualeguaychú dista mucho de lo que se ve por televisión, aunque no se pueden eludir la droga y el alcohol como elementos determinantes, que también están presente entre nuestros jóvenes, aunque aclaró que prevalece el alcohol por encima de las sustancias alucinógenas y que los casos de ingesta desmesurada se dan principalmente los fines de semana.
Volviendo a los reclamos con bloqueos a ingresos de establecimientos que ocurren principalmente en Buenos Aires, señaló ?Nuestros docentes escuchan y orientan para que se entienda la situación que se vive. Aquí no se hacen piquetes porque falta calefacción porque sabemos que todos pasamos frío y en lugar de un escándalo, se hacen rifas para comprar estufas, pintar las aulas, colectas para cuando un compañero está enfermo y lo necesita y otras actividades solidarias, de las que participan docentes y alumnos por igual?.
?Les hemos enseñado desde chiquitos a colaborar con su entorno y esto debe destacarse ? afirmó, agregando, para dar más fuerza a su comentario ?soy una gran defensora de los adolescentes y de la juventud en general de Gualeguaychú, con la que he tenido mucho contacto?.
?Creo que aquí falta el compromiso de los adultos, porque cuando invitamos a los chicos a participar, ellos se suman. Ellos quieren contención y ser escuchados. Con esto, erradicamos la violencia?
Finalmente, Meillard enunció como ejemplos a las carrozas estudiantiles, el programa Gualeguaychú Joven y la participación masiva durante la fiesta del 25 de mayo, ?En los que todos trabajaron en camaradería, ayudándose, prestándose herramientas, dándose una mano?.
Felizmente entonces, Gualeguaychú se distingue de otras ciudades también por la calidad de sus jóvenes.
Y como los malos ejemplos son pocos, el camino es apostar al fortalecimiento de la sana convivencia, un valor que tenemos y que engrosa para nuestra suerte, la larga lista de particularidades que nos enorgullecen.
Este contenido no está abierto a comentarios