Suplemento Región Sur
La historia de un innovador
En un humilde taller mecánico de avenida Gervasio Méndez 2065, trabaja un verdadero innovador de sistemas de palancas de cambios. Sus invenciones fueron rápidamente adoptadas por fábricas de máquinas agropecuarias y competidores de autos de carrera.
(Por Diego Elgrart)
Fotografía: Ricardo Santellán
Rober “Tito” Borges es un uruguayo de 49 años, nacido en la localidad de Mercedes. En 2005 se instaló definitivamente en nuestra ciudad, tras haber vivido diez años -desde el 82 al 92. Por su apellido debería ser amante de la literatura y de la precisión literaria de la poesía, pero sin embargo, su verdadera pasión son los fierros.
Con sexto grado de la escuela primaria, la vida de Rober fueron los motores, las tuercas y los pernos, que lo llevaron a hacer del taller mecánico su verdadera universidad de la vida.
Con tantos años de experiencia y por su gran necesidad de encontrarle soluciones innovadoras a los problemas mecánicos para sobrevivir en una actividad altamente competitiva, se convirtió en una especia de maestro indiscutido en palancas de cambios, que en sólo cuatro años de intenso trabajo le valieron el desarrollo de tres inventos que hoy están en vía de ser patentados.
“Yo llegué en 1982 a esta ciudad y estuve hasta 1992 con un taller de motos, donde me hice muy conocido. Luego regrese al Uruguay, hasta el 2005 cuando me instalé definitivamente en Gualeguaychú”.
Su trabajo siempre fue el de mecánica de motos, pero en el año 2000 el corredor de TC Pistas, Néstor Rivas le pidió que le creara una palanca de cambio para que pudiera competir con su Peugeot en el Top Race.
Fue así que Borges, al ser una persona pragmática, en donde a toda dificultad y complejidad le agrega inventiva y sencillez, sus trabajos pronto se convirtieron en una garantía de funcionamiento.
Al descubrir su talento, comenzó a darle rienda suelta a su imaginación y puso toda su experiencia en la mecánica para crear palancas apuntando al creciente negocio de máquinas agropecuarias que se dio desde el 2005 al 2007.
Poco a poco, le fue dando forma a un dispositivo para las máquinas pulverizadoras y se dedicó a promocionar su invención, que asombró a los fabricantes.
“En este momento le estoy vendiendo palancas de cambio a tres empresas y mi mayor cliente es la fábrica de pulverizadoras Pla, Sensor y Tilo. Después desarrollé palancas para automovilismo de competición, para categorías zonales, TC Pistas, el Santafecino entre otros”, explicó.
La creatividad de Borges no tiene límites y sus palancas con sistemas sencillos y fiables, se ganaron un lugar en la industria del autopartismo y desde 2006 a la fecha, le vendió mil palancas a las empresas de máquinas fumigadoras Pla.
No obstante, a su creatividad e inventiva, hay dos aspectos importantes que no le dejan poner quinta y continuar a toda velocidad: la financiación y la mano de obra calificada.
En su humilde taller de Avda. Gervasio Méndez, Tito ya ha llegado al límite de su capacidad de producción, necesitaría financiamiento para actualizar su maquinaria, y conseguir operarios calificados que le permitan poder delegarles tareas y poder invertir mejor su tiempo para el desarrollo y el perfeccionamiento de nuevos inventos.
“Desarrollar una palanca me lleva tiempo. Una vez los ingenieros de Pla me dijeron que tenían problemas con la palanca de cambio, lo que sucede es que las fábricas se han dedicado de lleno a desarrollar la electrónica, pero descuidaron la parte mecánica.
Al llegar a la planta saqué las medidas e hice todos los estudios necesarios, luego trato de conseguir una caja de velocidad para poder traerla al taller, para poder armar la palanca sobre la caja, llevarla nuevamente a la fábrica y pasar por un período de pruebas para ver si funciona. Una vez aprobado el prototipo, me puse a producirlo de lleno”.
Para poder ser proveedor de Pla, una de las principales fábricas de máquinas pulverizadoras del país, le llevó seis meses poder pasar la etapa de prueba y convencimiento de su idoneidad para la mecánica.
“Una vez que el producto pasa la etapa de prueba, se tiene que confeccionar la matricería para que la producción sea estandarizada”. Este mismo proceso se repitió con las demás palancas creadas para los vehículos de competición y de calle.
Cuando se cruzan las fronteras
Las palancas de Tito se hicieron tan famosas por la sencillez de su mecanismo, que hasta el mismísimo gigante Marcopolo, una de las mayores empresas de carrocería de colectivos de América Latina, con sede en Brasil y una filial en Córdoba, está interesada en sus mecanismos.
“He logrado vender palancas en H a través de Internet, a España, Brasil, Venezuela y ahora estoy desarrollando la palanca sincronizada, que va a transformar la palanca en H en forma secuencial sin tener que tocarle nada a la caja, sólo hay que mover la selectora de cambios, es un invento netamente argentino, porque lo desarrollé en este país”, aclara Borges, quien es un eterno agradecido por la forma en que fue recibido y tratado en Gualeguaychú.
En sólo cuatro años de trabajo duro, sin feriados, ni domingos que valga, Robert, logró generar tres inventos que hoy están en trámites de ser patentados.
La primera de sus ideas desarrolladas fue la palanca en H secuencial, la segunda patente en trámite es un sistema de distribución variable que actualmente se usa en competición y en las máquinas de Pla, que al ser un sistema variable permite poder usar de dos a tres distribuciones diferentes, mejorando sustancialmente el consumo de combustible y preservando el medioambiente.
Una patente que próximamente ingresará su tramitación es el selector secuencial, que estará terminado dentro de un mes para poder presentar toda la documentación al Registro Nacional de Patentes de Inventos e Innovaciones Tecnológicas.
Otras de las adaptaciones en la que trabaja Borges, es en la de resolver el eterno problema que tienen las empresas de colectivos de larga distancias con sus palancas de cambio, que es accionada a través de un complejo sistema de varillas con nueve metros de extensión hasta llegar al motor, lo que hace que sea un mecanismo complejo de mantener.
“Lo que estoy desarrollando es un sistema hidráulico manual que simplificará el sistema de varillas, en la cual también espero iniciar una patente sobre ese invento. Al sistema hidráulico lo tengo casi hecho, sólo me quedan algunos detalles, ahora tengo que esperar que haya un colectivo en la fosa para ser reparado en la empresa de larga distancia, y que me permitan poder trabajar en él uno o dos días”, explicó.
La mano de obra
Como les sucede a muchos mecánicos y torneros, Borges siente la escasez de mano de obra especializada en trabajos manuales.
“Lamentablemente a la gente les enseñan otras cosas, siempre digo para hacer las cosas fáciles todo el mundo puede trabajar en eso, en lo difícil es donde uno hace la diferencia, siendo patrón u operario, porque la persona que trabaja en cosas complejas su tarea siempre va a tener un valor agregado”.
Esta falta de mano de obra es lo que le imposibilita a Tito poder crecer en su cartera de clientes.
“En el país hay alrededor de 40 fábricas de máquinas pulverizadoras, yo fui a tres y a las tres le vendí, luego se me sumaron tres más, porque ellos se interesaron en mis palancas. Esto quiere decir que si hubiese podido recorrer las 40 fábricas con una palanca de muestra para ofrecer el producto, no digo que todas me vayan a comprar, pero por lo menos a 35 les podría haber vendido y cuántos puestos de trabajo hubiese podido generar. Yo lo que necesito son personas que sepan trabajar, que le pueda delegar tareas manuales, que me permita a mí liberarme de tareas en el taller y seguir desarrollando mis inventos. Hoy no me puedo dar el lujos de vender mis palancas mal terminadas, mis productos tienen que ser casi perfectos”.
Una actividad que se
adapta a los tiempos de crisis
Si en casi dos años y medio, Borges logró vender mil palancas para las máquinas de Pla, entonces ¿Por qué no se dedica exclusivamente a la fabricación de ese tipo de dispositivo? (Se le preguntó).
-Lo que sucede es que nunca se sabe qué es lo que va a pasar. Nosotros veníamos bien con las ventas, pero después pasó lo del campo y casi dejamos de vender palancas a Pla. Pero logramos seguir en marcha gracias a las palancas de carrera, de autos de calle y terminé el desarrollo de las palancas secuenciales. Es así como nos vamos adaptando a los tiempos.
“A esta ciudad le debo todo, vine con una mano atrás y otra adelante en 1982 y me fue muy bien con el taller de motos, luego me fui y cuando regresé en 2005, temía por el conflicto de la Papelera en los comienzos. y sin embargo siempre me trataron bien, seguí teniendo crédito en los comercios como cuando lo tuve antes de irme en 1992”.
Si bien Borges sólo tiene un ayudante en el taller, su trabajo tiene un efecto multiplicador en el comercio local debido a que compra las pintura, el hierro, y partes de sus dispositivos deben ser torneados en talleres de tornerías locales. Borges es todo un ejemplo de emprendedor y de ingenio que permite, con su poco equipado taller, dejar con la boca abierta a los ingenieros mecánicos que vieron en sus inventos la solución de un verdadero dolor de cabeza, ocasionado por los sistemas complejos de las cajas de cambios.
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