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Guillermo Chas: perfil de un abogado con alma de líder que camina entre el derecho, los medios y la gestión pública
En una entrevista íntima, descubrimos quién es y cómo piensa Guillermo Chas, un joven líder del mundo jurídico que se destaca por su perfil polivalente y por su visión moderna en el ejercicio profesional del derecho
Varios años antes de recibirse de abogado en la Universidad Católica Argentina con el mejor promedio del año de su promoción, Guillermo Chas ya había obtenido becas que lo llevaron a recorrer los Estados Unidos, Brasil, la República Dominicana y Chile gracias a sus dotes de liderazgo y aptitudes para la gestión.
Empezó estudiando Ciencias Políticas pero prontamente se inclinó por el Derecho, aunque no dejó de lado su pasión y, ya en su etapa universitaria, realizó una intachable carrera en la arena política: ganó todas las elecciones a las que se presentó en tres años consecutivos, primero como candidato a Secretario General y luego a Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y, finalmente, a Presidente de la Federación de Estudiantes de toda la Universidad, donde empezó a construir una red de vinculaciones al mismo tiempo que le tocó negociar con un peso pesado: Víctor Manuel Fernández, alias “Tucho”, máximo confidente del Papa Francisco que por entonces era el Rector de la UCA y hoy es el arzobispo de La Plata.
Tras graduarse con honores, rechazó viajar al exterior para cursar una maestría y optó por quedarse en el país con la intención de sumar su granito de arena desde la función pública, al margen de ejercer la profesión, la docencia y fundar su propia consultora. A continuación, un perfil profundo de Guillermo Chas, un joven con alma de líder que se posiciona entre los referentes de una nueva generación de abogados.
Guille, como le dicen sus familiares, amigos y colegas más cercanos, nació un viernes soleado del mes de julio de 1990 en la Capital Federal, ciudad en la que se habían radicado sus bisabuelos poco menos de un siglo atrás, provenientes de Italia, Alemania y España en busca de un futuro mejor y escapando de una Europa devastada. Nieto de esa Argentina que fue testigo de un marcado progreso entre las generaciones, recuerda que "su abuela pasó tantas necesidades que, en su infancia, metía al gato y al perro en la cama durante el invierno para abrigarse" y destaca que, en gran medida, fue un esfuerzo de décadas - primero de sus abuelos y luego de su madre - lo que le permitió convertirse en el primer universitario de su familia y encaminar rápidamente una senda profesional exitosa.
Sin embargo, quienes lo conocen de cerca destacan que, más allá del apoyo de su círculo íntimo, mucho tuvo que ver una inteligencia y tenacidad que demostró desde sus primeros años de vida. Ofuscado porque en su casa veían películas subtituladas y no podía entenderlas, aprendió a leer a los tres años de edad y, antes de empezar la primaria, ya sabía sumar, restar, dividir y multiplicar, la numeración romana y escribir de corrido.
"La realidad es que siempre me gustó aprender cosas nuevas y, además, la única forma que tenían en mi casa para tenerme quieto durante el día era cuando me sentaban a enseñarme cosas" dice Guillermo sin ocultar una sonrisa y agrega "lo que nunca me gustó es la parte artística: mis maestras de plástica y arte intentaron durante años que dejara de dibujar personas de palitos y con suerte lo logré hacer hace dos o tres años. Y ni que hablar de tocar la flauta, creo que mi profesor de música, un apasionado que se llamaba Eduardo, todavía debe soñar con esas desafinaciones que solo yo podía lograr en el medio de todo el curso sonando armónicamente como un coro."
Cursó la primaria en la Escuela Quintino Bocayuva del barrio porteño de Villa del Parque, donde concurría en doble escolaridad. Por las tardes andaba en bicicleta, pero lo que más le gustaba era jugar al fútbol de arquero y atajar penales, algo que ahora también hace, aunque en sentido figurado.
De la Escuela se llevó la fama de ser el “chico 10”. Una de sus maestras, jubilada hace años, pero con la que todavía mantiene contacto, recuerda una anécdota que grafica claramente una forma de ser que forjó desde pequeño.
"Era uno de los primeros días de clase de séptimo grado y él afirmó sin dudar que, en el acto de fin de año, iba a ser el abanderado. En esa época la bandera se entregaba por promedio y él terminó en el primer lugar del curso. En definitiva, no era nada que nos sorprendiera, porque ya en ese entonces se destacaba por su capacidad y por sus ganas de sobresalir, en el buen sentido de la palabra. Pero lo llamativo del asunto ocurrió el día del acto..." dice, y hace una pausa como quien ahonda en su memoria, antes de continuar su narración "...su abuela estaba excesivamente emocionada, y no era solo porque su nieto portaba la bandera: ese día, la señora que le almidonaba sus guardapolvos blancos también cumplía años. Guillermo sabía desde el comienzo del año que el último día del calendario escolar iba a coincidir con el cumpleaños de su abuela y se había propuesto ser abanderado porque le había prometido hacerle ese regalo."
Julia ya cumplió 92 años pero no olvida ningún detalle de ese 5 de diciembre de 2003. "Quizás para quitarle presión antes de empezar la secundaria, la mamá le dijo a Guille que eso era un gran logro y que ahora venían etapas más difíciles, y que posiblemente ese 9.66 con el que había terminado la primaria no se iba a poder repetir" introduce su abuela, a través de una pantalla y con llamativa lucidez, y remata "cuando se recibió de abogado, lo estábamos esperando afuera del aula, hubo todo un festejo y al rato le dicen la nota del último examen: se había sacad o un 10 y con eso el promedio final le cerraba en 9.67. Como quien no puede con su genio, la abrazó a la mamá y le dijo «viste, al final superé el 9.66 de la primaria»". Guillermo mira el celular, asiente y agrega en tono jocoso: “como dice Toretto en Rápido y Furioso, ganar por un kilómetro o ganar por un centímetro, de todas formas es ganar.”
Esa fama de perfeccionista y su espíritu de autosuperación lo recuerda también uno de sus amigos de la Escuela Normal en Lenguas Vivas del barrio de Palermo, donde cursó la secundaria: "Guillermo tenía pánico de hablar en público y se había dado cuenta que, con esa dificultad, le iba a costar mucho poder desempeñarse en un futuro. Era algo que lo tenía preocupado de verdad, mientras a la mayoría de los compañeros lo que nos preocupaba era saber si al día siguiente íbamos a tener alguna hora libre. Por eso fue que se anotó en una materia optativa donde se practicaba la oratoria y la negociación, mediante la participación en simulacros de la Organización de Naciones Unidas. En su primera participación fue un desastre, pero después ganó 15 competencias al hilo, incluyendo aquellos en los que participó becado en New York y Santo Domingo, donde al año siguiente lo volvieron a becar pero, esta vez, para que viajara para integrar la organización como autoridad."
Haber tenido la posibilidad de conocer el mundo también dejó huella en Guillermo, quien considera que "interactuar con otras culturas te abre enormemente la cabeza ya que te permite conocer cómo se ve la realidad desde distintas ópticas, lo que nos ayuda a romper esa tendencia humana de creer que todo es como cada uno piensa que es."
Y no lo dice en vano: en 2008 recibió una beca del State Department de los Estados Unidos para un Programa de Liderazgo Joven en la Universidad de Wingate, en 2009 fue becado por la Secretaría de Educación de la República Dominicana para presidir una de las comisiones del Modelo de Naciones Unidas más grande de Latinoamérica, en 2010 la Cámara Argentino Alemana de Comercio e Industria lo seleccionó entre más de doscientos aspirantes para ser parte de un programa de jóvenes profesionales que fueron capacitados en negociación y liderazgo en Brasil y, en 2012, la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile lo becó para ser uno de los congresistas que participaron del segundo Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Universidades Católicas en la ciudad de Santiago. Antes ya había viajado, también con becas parciales, a la Sede de las Naciones Unidas en 2007 y con sólo dieciséis años, y a la Conferencia Internacional de las Américas, un año después. De esos dos viajes regresó con algunos regalos para sus familiares y con varios diplomas y distinciones otorgadas por la UNESCO, la Fundación Global Democracia y Desarrollo y la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
En 2015, tras recibirse de abogado, estuvo a punto de armar las valijas para irse a los Estados Unidos a cursar una maestría en leyes, pero declinó la oferta porque una de las dueñas de la consultora en asuntos políticos donde trabajó durante cinco años, en paralelo al cursado de sus estudios superiores, había sido electa Diputada y le ofreció ser su Jefe de Despacho con el desafío de ponerse al frente de su gestión parlamentaria.
"En ese momento fue una decisión difícil, pero hoy, mirando hacia atrás, y si bien es innegable que uno se queda con las ganas de vivir y estudiar en el exterior, la realidad es que no me arrepiento en lo absoluto porque, con solo venticinco años, tuve el desafío de trabajar con pares que prácticamente me doblaban en edad y la responsabilidad de liderar un equipo de trabajo y tener gente a cargo, todo lo cual es un aprendizaje que me marcó fuertemente" dice Chas.
En Buenos Aires también fue Director General de Reforma Política de la Legislatura, trabajó como asesor para distintas instituciones y ejerció la docencia universitaria, antes de radicarse en la Provincia de Corrientes, a donde se fue buscando mayor calidad de vida. Allí su agenda de contactos creció y su nombre propio también.
Radicado en territorio litoraleño, siguió activo en la función pública y, en paralelo, fundó su propia agencia de consultoría en asuntos jurídicos y políticos. Como abogado, participó activamente en casos mediáticos, entre los cuales se destacan los hábeas corpus que promovió a fines de 2020 por abusos cometidos por autoridades municipales durante la gestión de la pandemia del COVID-19. Sus colegas sostienen que sus escritos y presentaciones resaltan por tener un contenido más sólido y con una narrativa más novelada que lo que suele leerse habitualmente en los tribunales de la zona.
En paralelo, Guillermo se volcó con ímpetu a los medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, donde se volvieron habituales sus columnas sobre temas jurídicos y políticos de actualidad. En los últimos tiempos, su figura apareció en los principales diarios y canales de Corrientes y Chaco, pero también en medios de alcance nacional como Infobae y Ámbito o junto a periodistas de la talla de Marcelo Bonelli y Fernando Carnota. Por si esto fuera poco, aprovechando las oportunidades postpandemia, actualmente está cursando una Maestría en Administración de Justicia que dicta la Universidad de Roma, pero sin tener que cruzar el Atlántico.
Recientemente – y, según afirma, no sin cierta sorpresa – fue convocado para ocupar la Jefatura de Gabinete de la Municipalidad de Itá Ibaté, una localidad que se destaca por un afluente turístico internacional que busca disfrutar del Río Paraná y que está ubicada a 150 kilómetros de la capital correntina. Chas aceptó el desafío y eso nos lleva a hacerle una pregunta muy particular.
Guillermo, el hecho de que una persona que no proviene de la militancia ni de las estructuras partidarias sea convocada para un cargo tan relevante, aún tratándose de una ciudad pequeña del interior, no es algo común en la política argentina. ¿Qué opinión te merece esto?
Guillermo Chas: "En primer lugar me merece un profundo agradecimiento a las autoridades, por confiar en mis capacidades y en mi experiencia dejando de lado el hecho de no pertenecer a ningún partido político, y, en segundo lugar, me genera una profunda satisfacción no por mí sino porque queda en evidencia que, al menos en algunos lugares y en la concepción de algunos dirigentes, se brindan espacios a cuadros que podemos hacer nuestro aporte a la política desde el ámbito del desarrollo institucional, las políticas públicas y una concepción moderna y profesional de la gestión del Estado sin que ello implique dejar de lado el aporte de los sectores partidarios y los espacios de militancia que, sin lugar a dudas, también ocupan un rol central en la vida democrática y no deben ser desmerecidos ni, menos aún, responsabilizados por los males que nos afectan. Se trata de lograr un equilibrio, y celebro que, en el caso de Itá Ibaté, que es donde me desempeño actualmente, exista esta visión de lo político y lo público que considero superadora. Personalmente, tuve la posibilidad de ocupar varios cargos públicos sin haber estado afiliado a ningún partido político en mi vida, y me ha tocado compartir equipos con personas muy valiosas que provienen de esas estructuras y del cursus honorum militante, y creo que en el balance de perfiles es donde se encuentran los mejores resultados. La política no puede ser una actividad puramente tecnócrata pero tampoco puede ser un cobijo de militantes: como en todos los órdenes de la vida, el desafío pasa por encontrar un justo medio.
A lo largo de tu corta pero intensa carrera desarrollaste un perfil variopinto, ya que no se te puede encasillar en una sola definición. Exploraste la función pública, tanto en ámbitos legislativos como ejecutivos, ocupaste cargos pero también te dedicaste a la consultoría y al asesoramiento, y hasta te hiciste lugar para la docencia universitaria y la investigación sin dejar de lado el ejercicio de la abogacía con un marcado perfil mediático. ¿Cómo coexisten estas facetas en un mismo profesional?
Guillermo Chas: "Coexisten como pueden, jajaja. No, hablando seriamente, y como dije en más de una oportunidad, creo que en los tiempos que corren los profesionales estamos llamados a darle un mayor dinamismo y un enfoque plural a nuestras carreras, ya que el mundo en el que vivimos se caracteriza por cambios constantes que requieren de perfiles polivalentes. Así que, en cierto modo, podría decir que estas facetas conviven de manera armónica, aunque a veces es necesario parar la pelota y poner un freno para evitar caer en una vorágine que no solo puede afectar en el ámbito profesional sino también en el personal. En mi caso, tuve la posibilidad de explorar y ejercer distintos roles, tanto en el sector público como privado como así también dentro de estructuras o de manera independiente, y creo que eso fue formando un círculo que se retroalimentó al ofrecerme oportunidades de distinto tipo para desarrollarme y, al mismo tiempo, sumar mi aporte desde mis conocimientos y experiencias haciéndolos crecer a cada paso."
Si tuvieras que elegir alguna de tus actividades o roles profesionales, ya sea pasados o actuales, ¿cuál sería?
Guillermo Chas: "Esa es una pregunta que no puedo responder cerradamente, porque no hay una actividad o rol que me satisfaga, por sí sola, de manera integral. Y lo digo al punto que no me imagino dedicándome de manera exclusiva a una única faceta de mi actividad. Lo que sí puedo afirmar es que tanto la docencia y la investigación como así también la participación en los medios de comunicación me apasionan particularmente porque me permiten compartir conocimientos, contribuir al debate y forzarme a estar actualizado y en continua formación, algo que considero esencial para mantenerse vigente en un mundo tan competitivo como el nuestro, pero eso no quiere decir, de ninguna manera, que el ejercicio de cargos públicos, la profesión o la consultoría no traigan aparejadas grandes satisfacciones y situaciones desafiantes que te llenan como profesional."
Y si pudieras optar por sumar una nueva vertiente o una nueva experiencia profesional a tu carrera, ¿qué ámbito o actividad eligirías?
Guillermo Chas: "Hubo un tren que me pasó por delante en dos oportunidades, al que por distintas circunstancias no me subí, y considero que es un ámbito en el cual no solo podría hacer un aporte sino también crecer desde lo profesional: la función judicial. Creo que los profesionales del derecho que tenemos vocación por lo público no debemos dejar de lado la posibilidad de contribuir desde un poder del Estado que tiene una incidencia más que directa en la vida y en los problemas de las personas como lo es la Justicia la que, a diferencia de lo que ocurre con los Poderes Ejecutivos o Legislativos, se encuentra principalmente reservada para quienes tenemos esta formación. La función judicial es, sin lugar a dudas, una vertiente profesional que me convoca y, casualmente, es también el único poder del Estado en el que, al menos hasta ahora, no me pude desempeñar. Pero soy un convencido de que siempre hay un tiempo para cada cosa."
Guillermo, para finalizar nos gustaría saber quiénes son algunos referentes o modelos a seguir que te inspiren en tu vida personal o profesional, personalidades que te orienten, que funcionen como una guía o espejo en el que te gusta mirarte.
Guillermo Chas: "Honestamente no tengo un modelo inspirador en particular, sino que admiro a distintas personas de las cuales me gusta tomar algunos aspectos en los que siento que se destacan para aplicarlos a mi vida cotidiana. Lo llamativo es que son personalidades que provienen de ámbitos muy diversos, incluso algunos que nada tienen que ver con el derecho, la política o lo jurídico, donde tengo varios que serían los más sencillos de enumerar y, seguramente, resultarían poco originales. Prefiero, en cambio, dar un ejemplo de los que no pertenecen a esos rubros, para que se entienda lo que quiero decir. Y voy a usar como ejemplo a Carlos Bilardo, no porque lo admire integralmente, sino porque tiene un aspecto en particular que ilustra adecuadamente lo que estoy afirmando. De Carlos Bilardo, una persona que pertenece al ambiente del fútbol, yo admiro su perfeccionismo, esa compenetración fija para con su tarea pocas veces vista, al punto de haber estado más preocupado porque le habían hecho dos goles de pelota parada en la final de un Mundial, algo que había practicado hasta el cansancio para evitarlo, y eso le importaba más que saborear el éxito de haber ganado el partido y haberse consagrado campeones del mundo. ¿A qué voy con esto? A que no busco referentes para ser como ellos en un sentido de calco, sino que me fijo en figuras que puedan aportarme algún aprendizaje particular y me permiten preguntarme cómo actuarían ellos si estuvieran en mi lugar, haciendo lo que yo hago. Personas que, desde su lugar y observados en abstracto, tienen una virtud o aspecto positivo que vale la pena tomar para el actuar cotidiano.