Gualeguaychú padece los efectos de los agrotóxicos
Clara tiene seis años. Durante sus primeros días de gestación, su papá trabajaba en un campo de Costa Uruguay Norte y a su mamá, Carolina, le pasó un avión fumigador pocos metros por encima de su cabeza.
La apacible vida de este matrimonio dio un vuelco repentino e inesperado. A los pocos días del hecho, Carolina comenzó a experimentar cambios extraños en su cuerpo. Se le irritaron y despelecharon los labios. Su salud comenzó a deteriorarse pero ese sería el inicio de una odisea que arrancaría nueve meses después, con el nacimiento de Clara.
El duro diagnóstico de los médicos no tardó en llegar. La beba salió con una anomalía en el tubo neural denominada mielomeningocele. La enfermedad se manifestó en espina bífida –sus huesos no se formaron completamente, lo que dio como resultado un conducto raquídeo incompleto-.
Pese a los peores augurios, el matrimonio no bajó los brazos e intentó llevar una vida lo más normal posible, pero todas sus energías estuvieron apuntadas a mejorar la calidad de vida de Clara. A medida que se lograban avances significativos sobre ese primer diagnóstico, simultáneamente, a la niña se le fueron despertando otros síntomas como hidrocefalia, vejiga neurogénica (por lo que debe utilizar sondas para vaciar la vejiga), dificultad a nivel motriz, llegando a tener diagnóstico de que jamás caminaría.
Esa realidad no hizo retroceder al matrimonio que recorrió una decena de clínicas y especialistas en distintas ciudades de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Hoy en día, Clara asiste el Primer grado de la Escuela de Pescadores e intenta llevar una vida como cualquier nena de seis años, aunque debe tomar algunos recaudos.
Como el drama de Clara, hay ciento de historias de madres, bebés y niños que viven o residieron en zonas rurales y estuvieron expuestos a los efectos de los agrotóxicos.
Uno de los causantes de ese fenómeno es el crecimiento exponencial de la producción de granos. Sin dudas, la cosecha temporada que marcó un punto de inflexión fue la de 1996/07, cuando se dio luz verde para la siembra de soja transgénica, tolerante al herbicida glifosato. Mientras la Argentina se convertía rápidamente en el tercer productor mundial de ese grano, Entre Ríos se ubicaba entre las provincias sojeras por excelencia.
Pese a que es pionera en la soja transgénica y en el uso de agrotóxicos, la Provincia no encomendó –si hizo explícitas sus intenciones- estudios oficiales que corroboren la inmediata relación entre la utilización de los mismos y sus efectos en la salud. Lo que si surgieron son numerosas denuncias de particulares.
Una de esas advertencias fue elevada por las autoridades del hospital San Miguel de San Salvador, ante la irrupción de numerosos abortos espontáneos y el incremento de casos de cáncer. Los denunciantes creen que los hechos referidos estarían vinculados al uso indiscriminado de agroquímicos. Al no haber precisiones científicas, las presentaciones judiciales solo pueden ser calificadas de sospechas. Sin embargo, los médicos saben que con la expansión de la soja y, por ende, del glifosato, aumentaron considerablemente las consultas médicas.
En San Salvador, como en el resto de las ciudades de la provincia, en época de fumigaciones, crecen las visitas de pacientes con reacciones en la piel, los ojos y la garganta.
Todo tipo de enfermedades respiratorias también se manifiestan entre quienes están expuestos a los agroquímicos. Pero a los especialistas, les preocupa más los efectos a largo plazo de esos productos, que son los que llevan consecuencias más graves a la salud.
Varios estudios han mostrado alteraciones reproductivas en áreas donde los plaguicidas son intensamente utilizados así como también en las esposas de peones que aplican agroquímicos. Algunos expertos sugieren la existencia de un efecto genotóxico por la exposición aguda o crónica a pesticidas. Otros van más allá y hasta mencionan mutaciones, aberraciones cromosómicas y daño sobre el ADN.
Uno de los estudios más serios sobre el tema es el del doctor Darío Roque Gianfelici, especialista en Geriatría del Hospital José M. Miranda de la localidad de Cerrito. En su investigación, expone que entre las consecuencias más graves de los agrotóxicos se hallan la reproducción, la gestación y la correcta formación de los órganos. Declaró, además, que los agrotóxicos provocaron alteraciones en la fecundidad, el desarrollo sexual y el desarrollo físico e intelectual.
Como ya se adelantó, el glifosato está en el ojo de la tormenta. En cuanto a su potencial cancerígeno, un artículo publicado por eminentes oncólogos suecos en el periódico de la Sociedad de Cáncer Americana revela una clara relación entre ese producto y el linfoma no Hodgkin.
Frente a esta realidad y sus nefastas consecuencias, varias organizaciones no gubernamentales entre las que se encuentra la Asamblea Ambiental de Colón emitieron una declaración sobre el impacto de los agroquímicos. La idea es hacer valer los derechos de los ciudadanos, priorizando el cumplimiento de las leyes y de la Constitución provincial. Con ese mismo interés, en nuestra ciudad se aprobó la Ordenanza Nº11.197/08 que prohíbe fumigar en el ejido urbano.
Como antecedente más cercano, productores de Larroque denunciaron el año pasado la muerte de varios animales de granja. Los damnificados confiaban en que el motivo que las provocó fue la exposición de los mismos a agroquímicos. Pero al no existir estudios científicos, la mayoría de esas denuncias quedan en el terreno de las sospechas, en la nebulosa y los grises de ausencia oficial. Tan grises como las intensas lluvias que año a año emanan de los aviones fumigadores.
# Fuente
Proyecto de Maestría en Salud Pública sobre “Riesgos a la Salud Humana Debido la Exposición del Glifosato a Partir de la Introducción del Cultivo de Soja Transgénica en Argentina, Brasil y Estados Unidos y La Repercusión de los Marcos Normativos Actuales”. Septiembre de 2009. Autores: Corinne, Elizabeth ALLEN; Heloísa, Helena DA CRUZ FERREIRA SILVA; Enio, José GARCÍA.
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