El 1º de enero se celebrará la Jornada Mundial de la Paz
El 1º de enero de 2018 se celebrará la Jornada Mundial de la Paz y el papa Francisco eligió como lema para este año: "Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz".
En su mensaje para esta fecha, el Pontífice hizo un llamado a acoger a migrantes y refugiados, a considerarlos miembros de una única familia humana y a ayudarlos a alcanzar la paz y una vida digna.
Francisco estimó que "las migraciones globales seguirán marcando nuestro futuro" y afirmó que éstas son "una oportunidad para construir un futuro de paz", pese a que "algunos las consideran una amenaza".
"Los que fomentan el miedo hacia los inmigrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz, siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos los que se toman en serio la protección de cada ser humano", advirtió.
Francisco consideró que hay más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los que 22,5 millones son refugiados, y destacó que todos ellos son personas que "buscan un lugar donde vivir en paz", por lo que "muchos están dispuestos a arriesgar sus vidas a través de un viaje que, en la mayoría de los casos, es largo y peligroso".
"Están dispuestos a soportar el cansancio y el sufrimiento, a afrontar las alambradas y los muros que se alzan para alejarlos de su destino", agregó.
El Papa aseguró que los gobernantes que "tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades, a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico, para no ser como el constructor necio que hizo mal sus cálculos y no consiguió terminar la torre que había comenzado a construir".
"En muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el costo de la hospitalidad de los que llegan", lamentó, y agregó: “Una actitud que desprecia la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios".
Para ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres humanos una posibilidad de encontrar la paz que buscan, Francisco considera que se requiere una estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. Y las detalla:
«Acoger» recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olviden la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles».
«Proteger» nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mujeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que llegan a convertirlos en esclavos. Dios no hace discriminación: «El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda».
«Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Entre los muchos instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el máximo provecho de sus capacidades, sino que también estarán más preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu de diálogo en vez de clausura y enfrentamiento. La Biblia nos enseña que Dios «ama al emigrante, dándole pan y vestido»; por eso nos exhorta: «Amará al emigrante, porque emigrantes fueron en Egipto».
Por último, «integrar» significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les recibe, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales. Como escribe san Pablo: «Así pues, ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios».
El Papa manifestó su apoyo "de todo corazón" a la definición y aprobación de los dos pactos internacionales por parte de las Naciones Unidas para una migración segura, ordenada y regulada, y otro sobre refugiados.
"Estos pactos constituirán un marco de referencia para desarrollar propuestas políticas y poner en práctica medidas concretas", expresó, e invitó a que "estén inspirados por la compasión, la visión de futuro y la valentía, con el fin de aprovechar cualquier ocasión que permita avanzar en la construcción de la paz".
Por último, Francisco sugiere "que países menos ricos puedan recibir a un mayor número de refugiados, o darles mejor asilo, si la cooperación internacional les garantiza la disponibilidad de los fondos necesarios".
Este contenido no está abierto a comentarios