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De los sobres y los ficheros a la digitalización y las redes: el AGN custodia un acervo de 400 años
"La difusión es una tarea que asume cada vez un rol más importante, que se suma a las tareas habituales de los archivadores", explicó Fontdevila.
Desde la época en que los documentos se guardaban en sobres y se registraban a mano en ficheros hasta el actual proceso de digitalización y difusión de un acervo de hasta 400 años de antigüedad, el Archivo General de la Nación (AGN) trabaja en custodiar la historia del país y en democratizar su acceso, notablemente acelerado por las redes sociales, destacó su director, Pablo Fontdevila, en el marco del Día Mundial de los Archivos, que se conmemora mañana.
Un registro sonoro inédito de la poeta Alfonsina Storni, la colección de una de las primeras casas de fotografía en el país, y una filmación histórica de la multitud que concurrió al velorio del expresidente Hipólito Yrigoyen son algunos de los registros más "atesorados" de este archivo nacional.
Empero, lejos de lo que suele creerse, en el AGN no se conservan únicamente las memorias de grandes próceres argentinos, sino también -y mayormente- recuerdos de figuras populares y la cotidianidad de la gente común, en un acervo que reúne tanto documentos públicos como fondos privados.
Este organismo, además de ser "custodio de los documentos que tienen que ver con la historia, la memoria y los derechos del pueblo argentino", tiene como misión garantizar el acceso y la difusión de esta documentación histórica.
"La difusión es una tarea que asume cada vez un rol más importante, que se suma a las tareas habituales de los archivadores", explicó Fontdevila.
En diálogo con Télam, el director del AGN recordó que clásicamente "los archivos eran consultados presencialmente por especialistas, historiadores, investigadores e intelectuales que buceaban en el pasado".
Sin embargo, cada vez más, aquello que fue siempre "nicho de especialistas", llama la atención y "despierta una gran curiosidad" en el público en general, a partir de las publicaciones en redes sociales, especialmente las fotografías y los videos.
"Paisano cantándole a su china junto al Monumento al Resero en el barrio de Mataderos, 1939", reza un epígrafe de una de las fotos rotuladas como "románticas", que integra una incontable cantidad de fotografías de diversas temáticas, como urbanismo, trabajadores, industria argentina, artistas, deportistas, policiales, populares, curiosidades, arquitectura y publicidades.
"En general, me parece que el pasado tiene un atractivo particular, tal vez por la vertiginosidad que tiene el tiempo en el cambio de tecnologías, soportes y de la cultura también", expresó Fontdevila y agregó: "Ese contraste genera una enorme curiosidad y se refleja en la presencia que el archivo tiene en las redes".
"La archivística está pasando por un buen momento y se va a potenciar con la incorporación de tecnología que le permita conservar, clasificar y acceder mejor al gran público, que es el objetivo que nos impone la ley de acceso a la información pública, facilitar al pueblo argentino el conocimiento de la historia", aseguró el titular del organismo.
Esos documentos, que los más antiguos tienen más de 400 años, están en diferentes formatos: en papel, papel fotográfico, fotografía sobre vidrio, audios, video y sus distintas versiones como el fílmico de acetato, vinilos y cintas de distinta composición, que "dan cuenta de la historia de estas tecnologías".
En cuanto a su preservación, esta constelación de archivos está sometida "a todas las incógnitas que va generando la evolución vertiginosa de la tecnología".
"Empezamos a notar que hay CD's que ya no podemos leer, hay casetes que no tenemos con qué reproducirlos y que esos soportes muy rápidamente pasan al olvido y van perdiendo posibilidades de acceso", señaló Fontdevila y agregó que el objetivo es "garantizar su conservación en medio de un proceso sistemático de migración", a partir del cual se pasa de una generación de tecnología a la siguiente constantemente.
Asimismo, el director del AGN destacó que la digitalización facilitó el acceso a los tres servicios más solicitados por la población en general: certificaciones de registro migratorio, para tramitar la doble nacionalidad; decretos antiguos; sucesiones y escrituras; y documentos judiciales, solicitados para grandes procesos como el juicio por la masacre de Napalpí, en el que se aportó material allí preservado, en una enorme oportunidad de mostrar que "hay una preservación de derechos además de documentos".
En esa línea, resaltó las distintas experiencias emergentes de "archivos populares", que también suponen una custodia a la historia y los derechos de comunidades específicas, como el Archivo de la Memoria Trans o el Archivo de la Memoria Popular, que recupera la historia del barrio Papa Francisco (ex Villa 20), en Lugano.
"Esas experiencias van de la mano de la conquista de derechos reales en la sociedad, porque los que estaban invisibilizados no solamente no podían tener un archivo sino tampoco expresarse siquiera de una manera libre a través de las diversas alternativas de expresión", concluyó Fontdevila.