Polémica por la carrera de Veterinaria
Entre Ríos es una provincia que tiene entre sus perfiles de desarrollo una intensa actividad agropecuaria. Es natural que se piense en una carrera que se pueda cursar en el territorio vinculada a la ciencia veterinaria. Dos municipios, Gualeguaychú y Villaguay vienen gestionando esta posibilidad.
Villaguay a través de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la irregular Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), tiene un proyecto de ofrecer una tecnicatura para luego continuar los estudios en la Facultad que la UNL posee en Esperanza, Santa Fe.
Gualeguaychú hace décadas viene gestionando la misma carrera y ahora a través de la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner) la canalizará con la Universidad Nacional de Rosario, otorgando también un título intermedio para luego se pueda continuar con esos estudios en Casilda, Santa Fe. Esta carrera además de contar con el laboratorio y la infraestructura y experiencia de Bromatología, le suma la trayectoria académica y las instalaciones del Instituto Agrotécnico.
En este marco, Gualeguaychú logró firmar un acuerdo con la Uner y la Municipalidad y avanza de manera concreta, de modo que este año se puedan inscribir los alumnos para cursar primer año y comenzar las clases en el 2013.
Lo que hay que tener muy en claro es que ninguna comunidad –y mucho menos Gualeguaychú- le saca algo a la otra y en todo caso hay que enmarcar estas iniciativas a la plataforma que habilita el Programa Nacional de Expansión de la Educación Superior y que depende de la Secretaría de Políticas Universitarias.
El acuerdo entre la Uner y la Municipalidad tiene un marco institucional de “colaboración mutua”, justamente para fomentar la expansión de la educación superior en la ciudad.
Hay que celebrar los esfuerzos para que crezcan las ofertas académicas en el nivel superior y que ese objetivo se desarrolle de manera fraterna y coherente entre las universidades y los municipios. Se trata, en definitiva, de compartir la perspectiva que contiene el horizonte del desarrollo local y la generación de recursos humanos, máxime en una provincia –como se describió- con un intenso desarrollo agropecuario.
La propia Facultad de Bromatología expresó en su momento que la carrera de Veterinaria como la Tecnicatura en Gestión Gastronómica –que ya comenzó a dictarse - responde a las demandas de los vecinos.
Frente a este contexto, el intendente de Villaguay, Adrián Fuertes, despotrica contra la dirigencia de Gualeguaychú como si madurar estos proyectos fuera simplemente una discusión de barricada en una unidad básica.
Frente a esta situación es necesario serenar los espíritus y que el intendente de Villaguay, no presente la realidad como un conflicto entre comunidades que son fraternas. Gualeguaychú, con sus universidades e institutos de formación públicos y privados, ha consolidado un perfil universitario que potencia sus otros perfiles agropecuarios, industriales, comercial, turístico y de servicio e incluso avanza con otras unidades de formación como el Clúster del Conocimiento y la constante investigación científica y técnica que permiten desarrollar –por ejemplo- la agroindustria.
Entre Ríos siempre fue castigada en el orden nacional y por eso tuvo un desarrollo universitario tardío. Su universidad más antigua apenas tienen 39 años, cuando se creó la Uner a través de la Ley Nº 20.366, en mayo de 1973. Este desarrollo tardío se originó bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, que impidió a toda la Mesoptamia tener universidades. Esa es la historia. Que este debate no caiga en esa pobreza intelectual, porque las consecuencias siempre las paga el ciudadano de a pie.
Gualeguaychú hace décadas viene gestionando la misma carrera y ahora a través de la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner) la canalizará con la Universidad Nacional de Rosario, otorgando también un título intermedio para luego se pueda continuar con esos estudios en Casilda, Santa Fe. Esta carrera además de contar con el laboratorio y la infraestructura y experiencia de Bromatología, le suma la trayectoria académica y las instalaciones del Instituto Agrotécnico.
En este marco, Gualeguaychú logró firmar un acuerdo con la Uner y la Municipalidad y avanza de manera concreta, de modo que este año se puedan inscribir los alumnos para cursar primer año y comenzar las clases en el 2013.
Lo que hay que tener muy en claro es que ninguna comunidad –y mucho menos Gualeguaychú- le saca algo a la otra y en todo caso hay que enmarcar estas iniciativas a la plataforma que habilita el Programa Nacional de Expansión de la Educación Superior y que depende de la Secretaría de Políticas Universitarias.
El acuerdo entre la Uner y la Municipalidad tiene un marco institucional de “colaboración mutua”, justamente para fomentar la expansión de la educación superior en la ciudad.
Hay que celebrar los esfuerzos para que crezcan las ofertas académicas en el nivel superior y que ese objetivo se desarrolle de manera fraterna y coherente entre las universidades y los municipios. Se trata, en definitiva, de compartir la perspectiva que contiene el horizonte del desarrollo local y la generación de recursos humanos, máxime en una provincia –como se describió- con un intenso desarrollo agropecuario.
La propia Facultad de Bromatología expresó en su momento que la carrera de Veterinaria como la Tecnicatura en Gestión Gastronómica –que ya comenzó a dictarse - responde a las demandas de los vecinos.
Frente a este contexto, el intendente de Villaguay, Adrián Fuertes, despotrica contra la dirigencia de Gualeguaychú como si madurar estos proyectos fuera simplemente una discusión de barricada en una unidad básica.
Frente a esta situación es necesario serenar los espíritus y que el intendente de Villaguay, no presente la realidad como un conflicto entre comunidades que son fraternas. Gualeguaychú, con sus universidades e institutos de formación públicos y privados, ha consolidado un perfil universitario que potencia sus otros perfiles agropecuarios, industriales, comercial, turístico y de servicio e incluso avanza con otras unidades de formación como el Clúster del Conocimiento y la constante investigación científica y técnica que permiten desarrollar –por ejemplo- la agroindustria.
Entre Ríos siempre fue castigada en el orden nacional y por eso tuvo un desarrollo universitario tardío. Su universidad más antigua apenas tienen 39 años, cuando se creó la Uner a través de la Ley Nº 20.366, en mayo de 1973. Este desarrollo tardío se originó bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, que impidió a toda la Mesoptamia tener universidades. Esa es la historia. Que este debate no caiga en esa pobreza intelectual, porque las consecuencias siempre las paga el ciudadano de a pie.
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