Pobreza que no cede
No obstante las permanentes autoalabanzas del poder político anunciando que se logró contener la pobreza que inflamaba socialmente a la Argentina, estudios privados, serios y confiables, nos ponen delante de una verdad distinta.
Efectivamente, el Departamento de Economía de la Universidad Católica Argentina "Santa María de los Buenos Aires (UCA) acaba de hacer público su Informe de Empleo y Desarrollo Social, el cual, de alguna manera, contradice los datos oficiales en la materia.
El Departamento de Economía de la UCA comienza haciendo una afirmación digna de ser analizada y es la que sostiene que "la brecha de ingresos entre los hogares pobres y los trabajadores registrados aumentó y, debido a la informalidad, las políticas públicas tradicionales no son eficaces para reducir la pobreza".
En realidad dicho informe parece enteramente confiable si uno se detiene a compararlo con los datos del ministerio de Trabajo que insiste en anunciar alegremente la abrupta reducción del desempleo al fijarlo ahora por debajo de los dos dígitos. Más allá que ese anuncio pueda empezar a formar parte de una estrategia meramente pre-electoralista pensando en el 2007, llama la atención que se insista en el grosero error de hacer figurar como ocupados a los que reciben los subsidios jefes y jefas de hogar, lo cual nos mantiene instalados en una gran falacia.
El Departamento de Economía de la UCA, que no tiene por qué estar sospechado de parcialidad, compara en la primera parte del informe la evolución entre los años 2001 y 2006 del Indice de Ingresos de los Hogares Pobres con el salario real de los trabajadores registrados y el Producto Bruto Interno (PBI).
El mismo informe indica que en abril 2006 el PBI se ubica casi en un 20 por ciento por encima y el salario real de los trabajadores formales un 5 por ciento también por encima del nivel de 2001.
No es un dato, realmente, para tirar manteca al techo, habida cuenta que los ingresos reales de los hogares pobres están en 2006 un 7 por ciento por debajo del nivel que tenían en 2001.
A la luz de aquel dato estadístico que oficialmente se oculta y se lo disfraza con un discurso con características verborrágicas, es posible encontrarle asidero a la afirmación del Sr. Presidente de la República que no desaprovecha ocasión palco o actos oficiales para advertir que todavía "seguimos en el infierno"...
Y por algo será que lo dice...
Este contenido no está abierto a comentarios