Con Deportivo delira la mitad de Urdinarrain

El partido fue apasionante, dramático y con toda la emotividad que puede tener un clásico, donde los dos buscaron con armas legítimas el triunfo, que fue para Deportivo, que terminó siendo más oportuno ante un dignísimo rival. Golpeó rápido Deportivo, porque a los 6 minutos después de un corner de Burgos, apareció sorpresivamente solo Emiliano Ochoa para meter un cabezazo inapelable que venció la estirada de Nicasio Franco y clocó rápidamente arriba al equipo de Spiazzi. Juventud sintió el impacto, empezó a tener más la pelota en los pies de los hermanos Godoy y Acevedo, que empezaron a generar un poco de riesgo, sobre todo con centros que cayeron sobre el área de Deportivo. De un centro que pasó de largo, vino otro centro de Acevedo que encontró una muy buena respuesta del arquero Matías Rodríguez para descolgar un centro que traía muchísimo riesgo. Deportivo se arriesgó con una defensa personal de Faifer y Hergenrether sobre los dos Godoy y cometió muchas faltas que generaron centros sobre su área, pero evidentemente, la idea con la que llegó el equipo del “Crudo” Spiazzi al Bulevar Rivadavia, era defender y contragolpear. Primero se lo perdió de forma increíble Cesar Burgos rematando sobre el arquero, pero un par de minutos más tarde, Arismendi quitó en el medio, habilitó de forma magistral a Ochoa, que mandó una corrida bárbara por izquierda para mandar un centro perfecto para el cabezazo de Quintana casi abajo del arco, que puso a Deportivo 2 a 0 para el delirio de su gente. Juventud aguantó el chubasco, porque casi Burgos pone el tercero en la jugada siguiente, pero los locales consiguieron recuperar la pelota y buscar el descuento. Lo tuvo Cristian Godoy mano a mano con Rodríguez, que la mandó al corner con los pies, pero en los 43, Acevedo dejó bien posicionado a Valenzuela, que entró al área y fue bajado por Bourlot. El árbitro Miguel Rodríguez, desde buena posición, marcó penal y Blas Acevedo lo cambió por gol, tocándola a un costado de Matías Rodríguez A la vuelta del descanso se estudiaron unos minutos, hasta que a los 4 vino un corner largo que el arquero Franco sacó con un puño, Arismendi la mandó al medio y apareció solo Quintana para meter el pie y vencer la resistencia del arquero Franco y colocar a Deportivo 3 a 1 cuando madrugaba el segundo tiempo. Juventud se jugó con Dayub por Cardinaux y en la primera pelota que tuvo cerca del área, el “Pájaro” la mandó al área, falló Bourlot y Acevedo entró solo para vencer con un remate alto a Rodríguez y colcocar a Juventud otra vez un gol abajo. El partido ganó en emoción, se lo perdió Cristian Godoy tras un estupendo pase de su hermano Carlos y en la jugada siguiente Deportivo se quedó con uno menos, por la expulsión de Pablo Mohr. Pese a tener uno más, Juventud no pudo generarle demasiado peligro a Deportivo, salvo una corrida de Pereyra por derecha que mandó un centro que salvó Matías Rodríguez ante la duda de Hergenrether en el cierre. Hatsa que llegando a los 40, llegó un cruce de Mariano Heidenreich en su propio campo, el defensor la tiró larga, zafó el cruce de Villamayor y fue decidido hacia el arco, esperó la salida de Franco y definió por abajo para poner el cuarto de Deportivo que tenía sabor a título. Después no hubo tiempo para más, salvo un toque de Muñoz que pegó en palo y que casi fue el descuento. El pitazo de Rodríguez encontró a Deportivo celebrando otro título más y a Juventud llorando por la derrota pero yéndose de la cancha bañado de aplausos. Deportivo es finalista por merecimientos propios, representará a Gualeguaychú en el Torneo Provincial. Para Juventud Urdinarrain queda el respeto por ser un equipo que apostó a sus chicos y la apuesta salió bien, cayó solamente en la final y ante un rival de gran jerarquía. Nadie podrá quitarle a Juventud la bronca de no haber podido, pero este equipo tiene muchísimo futuro por delante. El fútbol de Gualeguaychú vivió una final que seguramente quedará en la historia. Fue para Deportivo, pudo haber sido para Juventud, pero fundamentalmente vale destacar el ejemplo que dieron los dos clubes de Urdinarrain, que regalaron dos finales apasionantes y donde se vivió una verdadera fiesta.