La falta de rentabilidad en el campo y el caso NOA
Los productores del Noroeste argentino salieron a advertir que si no se eliminan las retenciones al maíz y la soja les será difícil sembrar en la actual campaña, lo que hizo surgir como la punta de un iceberg el debate sobre la rentabilidad y el malestar ruralista.
Los altos costos del flete -400 pesos por tonelada de maíz que venden a 820 pesos- para llevar la producción desde Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca a los centros de producción como es el polo aceitero de Rosario y a los puertos cerealeros son algunos de los inconvenientes que afrontan junto con los bajos precios de los granos.
En una reunión motorizada por la Mesa de Enlace nacional de entidades agropecuarias, en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), con el faltazo de un representante de Federación Agraria Argentina -enfrascada en su lucha interna-, integrantes de la Comisión del NOA bajaron con un documento y datos para presentar su situación.
Así se sabe que el NOA aporta el 8,6 de la soja del país, lo que significa que por lo tanto brinda al Estado, en concepto de retenciones, unos 180 millones de dólares, mientras que el maíz hace recaudar 42 millones de dólares.
El hecho de que por primera vez campos se queden sin sembrar y se vean verdes en verano, no por los cultivos de la cosecha gruesa sino por las malezas que crecen, es una voz de alerta, una más que se suma a las distintas evaluaciones que se efectúan por estos días.
La gente del NOA depende del camión para llevar su mercadería y la distancia es de 900 a 1200 kilómetros hasta Rosario, más fácil sería una salida de granos por ferrocarril (el Belgrano Cargas no tiene espacio suficiente) o vender su producción a mercados más cercanos, como podrían ser Bolivia o Chile.
Los productores de la región vienen de dos campañas donde fueron asolados por sendas sequías que hicieron bajar los rendimientos en esas tres millones de hectáreas que se siembran en la región: 60 por ciento de soja, 30 % de maíz y 10% de poroto.
Este año para obtener ganancias o en bien cubrir los gastos de los insumos, el flete interno, el laboreo, necesitan en campo propio cosechar 2500 kilos de soja por hectárea y 6000 kilos de maíz, por encima de los rindes históricos.
En campo arrendado los números suben, son necesarios 2900 kilos de soja y 7500 de maíz, todo esto bastante imposible mientras además el productor se encuentra desfinanciado.
Una circular del Banco Nación impide asistir financieramente a productores de soja, lo que agrava el estado de cosas y así se preparó un documento para que llegue al despacho del ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, enviado por la Mesa de Enlace.
En el encuentro de prensa, en CRA, también quedó en claro una advertencia, el menor intento de aplicar la Ley de Abastecimiento y que el Estado se haga con los granos acopiados de un sólo productor oficiará de disparador de una "protesta nacional", además de recursos de amparo judiciales.
Para finalizar la semana en el campo, se vio conmovida por una nueva rotura de un silo bolsa con 170 toneladas de maíz en un lote de la localidad bonaerense de Cañuelas que se suma al tajeado de otros ocho anteriores en La Pampa.
Si se trata de un mensaje para agilizar la comercialización de granos, no sirve puesto que el último maíz desparramado ya estaba vendido como lo confirmó el arrendatario del campo y damnificado, el presidente de la Sociedad Rural de Cañuelas, José Butler, quien no lo había podido trasladar por las lluvias y el estado de los
caminos rurales.
La inseguridad en el campo también quedó de manifiesto con la rotura intencional de los silo bolsas.
Es cierto que a fines de septiembre se habían vendido a precio cerrado casi 9,2 millones menos de toneladas de soja respecto de, lo que indicaría el patrón histórico, según la Fundación Mediterránea.
El economista cordobés Juan Manuel Garzón atribuye a que sólo se hayan comercializado 31,5 millones de toneladas de soja del ciclo 2013-2014, a la existencia de precios internacionales bajos y la brecha cambiaria elevada y reconoció que la tendencia ya complica a la industria aceitera, con un nivel de molienda en agosto inferior al de igual mes del año pasado.
En el mercado de Chicago los precios esperados para fin de año y 2015 se encuentran cerca de los 350 dólares por tonelada, un 32% por debajo del precio promedio observado en el período 2011/2013.
Los números no cierran, Néstor Roulet, ex vice presidente de CRA llegó a la conclusión desde Córdoba, que si los productores venden toda la soja que tienen disponible, el dinero recibido no alcanzaría para cubrir los gastos del nuevo ciclo y deberían endeudarse para sembrar.
Los altos costos del flete -400 pesos por tonelada de maíz que venden a 820 pesos- para llevar la producción desde Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca a los centros de producción como es el polo aceitero de Rosario y a los puertos cerealeros son algunos de los inconvenientes que afrontan junto con los bajos precios de los granos.
En una reunión motorizada por la Mesa de Enlace nacional de entidades agropecuarias, en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), con el faltazo de un representante de Federación Agraria Argentina -enfrascada en su lucha interna-, integrantes de la Comisión del NOA bajaron con un documento y datos para presentar su situación.
Así se sabe que el NOA aporta el 8,6 de la soja del país, lo que significa que por lo tanto brinda al Estado, en concepto de retenciones, unos 180 millones de dólares, mientras que el maíz hace recaudar 42 millones de dólares.
El hecho de que por primera vez campos se queden sin sembrar y se vean verdes en verano, no por los cultivos de la cosecha gruesa sino por las malezas que crecen, es una voz de alerta, una más que se suma a las distintas evaluaciones que se efectúan por estos días.
La gente del NOA depende del camión para llevar su mercadería y la distancia es de 900 a 1200 kilómetros hasta Rosario, más fácil sería una salida de granos por ferrocarril (el Belgrano Cargas no tiene espacio suficiente) o vender su producción a mercados más cercanos, como podrían ser Bolivia o Chile.
Los productores de la región vienen de dos campañas donde fueron asolados por sendas sequías que hicieron bajar los rendimientos en esas tres millones de hectáreas que se siembran en la región: 60 por ciento de soja, 30 % de maíz y 10% de poroto.
Este año para obtener ganancias o en bien cubrir los gastos de los insumos, el flete interno, el laboreo, necesitan en campo propio cosechar 2500 kilos de soja por hectárea y 6000 kilos de maíz, por encima de los rindes históricos.
En campo arrendado los números suben, son necesarios 2900 kilos de soja y 7500 de maíz, todo esto bastante imposible mientras además el productor se encuentra desfinanciado.
Una circular del Banco Nación impide asistir financieramente a productores de soja, lo que agrava el estado de cosas y así se preparó un documento para que llegue al despacho del ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, enviado por la Mesa de Enlace.
En el encuentro de prensa, en CRA, también quedó en claro una advertencia, el menor intento de aplicar la Ley de Abastecimiento y que el Estado se haga con los granos acopiados de un sólo productor oficiará de disparador de una "protesta nacional", además de recursos de amparo judiciales.
Para finalizar la semana en el campo, se vio conmovida por una nueva rotura de un silo bolsa con 170 toneladas de maíz en un lote de la localidad bonaerense de Cañuelas que se suma al tajeado de otros ocho anteriores en La Pampa.
Si se trata de un mensaje para agilizar la comercialización de granos, no sirve puesto que el último maíz desparramado ya estaba vendido como lo confirmó el arrendatario del campo y damnificado, el presidente de la Sociedad Rural de Cañuelas, José Butler, quien no lo había podido trasladar por las lluvias y el estado de los
caminos rurales.
La inseguridad en el campo también quedó de manifiesto con la rotura intencional de los silo bolsas.
Es cierto que a fines de septiembre se habían vendido a precio cerrado casi 9,2 millones menos de toneladas de soja respecto de, lo que indicaría el patrón histórico, según la Fundación Mediterránea.
El economista cordobés Juan Manuel Garzón atribuye a que sólo se hayan comercializado 31,5 millones de toneladas de soja del ciclo 2013-2014, a la existencia de precios internacionales bajos y la brecha cambiaria elevada y reconoció que la tendencia ya complica a la industria aceitera, con un nivel de molienda en agosto inferior al de igual mes del año pasado.
En el mercado de Chicago los precios esperados para fin de año y 2015 se encuentran cerca de los 350 dólares por tonelada, un 32% por debajo del precio promedio observado en el período 2011/2013.
Los números no cierran, Néstor Roulet, ex vice presidente de CRA llegó a la conclusión desde Córdoba, que si los productores venden toda la soja que tienen disponible, el dinero recibido no alcanzaría para cubrir los gastos del nuevo ciclo y deberían endeudarse para sembrar.
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