Vecinos volvieron a marchar contra el B° Amarras
Los vecinos volvieron a marchar ayer para protestar por la construcción del barrio Náutico Amarras, que se levanta a toda prisa en Pueblo General Belgrano y frente al borde costero sobre el río Gualeguaychú.
La principal oposición a este emprendimiento es que está previsto “ensanchar” el río Gualeguaychú hasta formar una especie de bahía y eso –argumenta incluso un estudio técnico de la Municipalidad de Gualeguaychú- afectará a la costa oeste generando inundaciones.
La marcha de ayer partió desde el puente Méndez Casariego hasta el Parque Unzué Grande, más precisamente pasando la zona conocida como El Mangrullo del Círculo Policial para protestar frente al barrio náutico Amarras que impulsa la empresa Altos de Unzué.
Allí se leyó una proclama en la que reclaman “a nuestras autoridades: la paralización total y definitiva del barrio Amarras” y “a la sociedad Altos de Unzué) ejecutora del barrio náutico) la recomposición del valle de inundación”.
“Los propietarios deberán saber que podrán comprar su lote, que podrán construir sus maravillosas viviendas con la intención de disfrutar de este paraíso natural. Pero deberán saber que nunca tendrán paz porque la conflictividad social irá en aumento, todas las semanas, todos los meses, todos los años”, dijo uno de los manifestantes y que describe el sentir de muchos que se sienten avasallados en sus derechos.
El barrio náutico sobre el río Gualeguaychú se levanta en un predio de 110 hectáreas, donde se han establecido 350 lotes de alrededor de 900 metros cuadrados. Se sabe que en todo emprendimiento de esta magnitud hay una “zona de sacrificio”.
La “zona de sacrificio” elegida por el intendente de Pueblo General Belgrano y los empresarios –según las objeciones por escrito que presentó la Municipalidad de Gualeguaychú- serán los vecinos del Barrio La Cuchilla, tal vez una de las barriadas más pobres de la ciudad. “Es intolerable que se permite semejante avasallamiento a tan elementales derechos y encima que los más perjudicados sean los más vulnerables”, señaló otro manifestante.
La movilización fue organizada y convocada a través de la ONG “Salvemos el Río Gualeguaychú”, quienes expresan que este emprendimiento no goza de la licencia social y tampoco las autoridades provinciales de la Dirección de Hidráulica y de la Secretaría de Ambiente han tenido en cuenta las objeciones que se les han formulado por los cambios que se producirán en el río.
Aptitud ambiental
Desde la Secretaría de Ambiente de la Provincia se indicó a EL ARGENTINO que ya se ha firmado la resolución que le otorga a Amarras la aptitud ambiental para avanzar con el emprendimiento.
Ahora se le correrá vista a la Municipalidad de Gualeguaychú por ser la única interesada en presentar un escrito oponiéndose al emprendimiento. Seguramente, agotada la instancia administrativa, no se descarta que este conflicto se judicialice.
La forma de avanzar con este proyecto les recordó a los vecinos que se han utilizado casi los mismos métodos que caracterizó a la pastera UPM Botnia: fortalecerse con los hechos consumados, no dar la cara ante la comunidad y silenciar lo más que se pueda el conflicto a través de los medios de comunicación.
En ese sentido es un calco, y poco y nada se diferencia. Por eso ayer los manifestantes marcharon indignados, pero plenamente conscientes que quienes reclaman justicia ante estos poderes lo deberán hacer al principio más en soledad que acompañados.
En este contexto, llama mucho la atención que la Asamblea Ciudadana Ambiental e incluso el Foro Ambiental no sean solidarios con quienes están defendiendo el río Gualeguaychú. Seguramente esta actitud cambiará con el correr de los días y a medida que accedan a más información, pero por el momento la falta de solidaridad es la que caracteriza a estos nucleamientos frente a la defensa del río Gualeguaychú.
Por el lado del intendente de Pueblo General Belgrano, Jacinto Chesini, quien tiene la última palabra frente a esta inversión, se sabe que ha privilegiado el interés de unos pocos en detrimento del interés general; que avanza generando una conflictividad social que va creciendo y sólo está para defender la billetera de los que más tienen aunque los pobres del barrio La Cuchilla sean los más afectados, si los pronósticos de la Municipalidad de Gualeguaychú se cumplen.
EL ARGENTINO accedió al informe técnico presentado por el Departamento Ejecutivo Municipal de Gualeguaychú, que fue elaborado por distintas áreas, entre ellas, la Secretaría de Desarrollo Social y Salud a través de la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Defensa Civil, Espacios Verdes, Planificación Urbana y Obras y Servicios Públicos, entre otras. Ese informe, además, lleva la firma del intendente Juan José Bahillo, lo que implica un aval político a las objeciones técnicas que le hicieron saber sus funcionarios.
La principal objeción que se planteó en el Libro de Consultas del proyecto Amarras es que de construirse este barrio, en caso de creciente aumentaría de manera considerable el riesgo de inundación en La Cuchilla, además de afectar la zona conocida como La Península y toda el área de influencia del Arroyo Gaitán. Y se asevera esta situación tomando las propias palabras del proyecto Amarras.
Por el momento, los que impulsan el proyecto y el intendente Chesini pueden brindar, dado que ahora tienen la aptitud ambiental de la provincia. Pero eso no detendrá la conflictividad social que irá creciendo. Y ya se sabe, nadie crece ni se desarrolla sosteniendo conflictos permanentes.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
La marcha de ayer partió desde el puente Méndez Casariego hasta el Parque Unzué Grande, más precisamente pasando la zona conocida como El Mangrullo del Círculo Policial para protestar frente al barrio náutico Amarras que impulsa la empresa Altos de Unzué.
Allí se leyó una proclama en la que reclaman “a nuestras autoridades: la paralización total y definitiva del barrio Amarras” y “a la sociedad Altos de Unzué) ejecutora del barrio náutico) la recomposición del valle de inundación”.
“Los propietarios deberán saber que podrán comprar su lote, que podrán construir sus maravillosas viviendas con la intención de disfrutar de este paraíso natural. Pero deberán saber que nunca tendrán paz porque la conflictividad social irá en aumento, todas las semanas, todos los meses, todos los años”, dijo uno de los manifestantes y que describe el sentir de muchos que se sienten avasallados en sus derechos.
El barrio náutico sobre el río Gualeguaychú se levanta en un predio de 110 hectáreas, donde se han establecido 350 lotes de alrededor de 900 metros cuadrados. Se sabe que en todo emprendimiento de esta magnitud hay una “zona de sacrificio”.
La “zona de sacrificio” elegida por el intendente de Pueblo General Belgrano y los empresarios –según las objeciones por escrito que presentó la Municipalidad de Gualeguaychú- serán los vecinos del Barrio La Cuchilla, tal vez una de las barriadas más pobres de la ciudad. “Es intolerable que se permite semejante avasallamiento a tan elementales derechos y encima que los más perjudicados sean los más vulnerables”, señaló otro manifestante.
La movilización fue organizada y convocada a través de la ONG “Salvemos el Río Gualeguaychú”, quienes expresan que este emprendimiento no goza de la licencia social y tampoco las autoridades provinciales de la Dirección de Hidráulica y de la Secretaría de Ambiente han tenido en cuenta las objeciones que se les han formulado por los cambios que se producirán en el río.
Aptitud ambiental
Desde la Secretaría de Ambiente de la Provincia se indicó a EL ARGENTINO que ya se ha firmado la resolución que le otorga a Amarras la aptitud ambiental para avanzar con el emprendimiento.
Ahora se le correrá vista a la Municipalidad de Gualeguaychú por ser la única interesada en presentar un escrito oponiéndose al emprendimiento. Seguramente, agotada la instancia administrativa, no se descarta que este conflicto se judicialice.
La forma de avanzar con este proyecto les recordó a los vecinos que se han utilizado casi los mismos métodos que caracterizó a la pastera UPM Botnia: fortalecerse con los hechos consumados, no dar la cara ante la comunidad y silenciar lo más que se pueda el conflicto a través de los medios de comunicación.
En ese sentido es un calco, y poco y nada se diferencia. Por eso ayer los manifestantes marcharon indignados, pero plenamente conscientes que quienes reclaman justicia ante estos poderes lo deberán hacer al principio más en soledad que acompañados.
En este contexto, llama mucho la atención que la Asamblea Ciudadana Ambiental e incluso el Foro Ambiental no sean solidarios con quienes están defendiendo el río Gualeguaychú. Seguramente esta actitud cambiará con el correr de los días y a medida que accedan a más información, pero por el momento la falta de solidaridad es la que caracteriza a estos nucleamientos frente a la defensa del río Gualeguaychú.
Por el lado del intendente de Pueblo General Belgrano, Jacinto Chesini, quien tiene la última palabra frente a esta inversión, se sabe que ha privilegiado el interés de unos pocos en detrimento del interés general; que avanza generando una conflictividad social que va creciendo y sólo está para defender la billetera de los que más tienen aunque los pobres del barrio La Cuchilla sean los más afectados, si los pronósticos de la Municipalidad de Gualeguaychú se cumplen.
EL ARGENTINO accedió al informe técnico presentado por el Departamento Ejecutivo Municipal de Gualeguaychú, que fue elaborado por distintas áreas, entre ellas, la Secretaría de Desarrollo Social y Salud a través de la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Defensa Civil, Espacios Verdes, Planificación Urbana y Obras y Servicios Públicos, entre otras. Ese informe, además, lleva la firma del intendente Juan José Bahillo, lo que implica un aval político a las objeciones técnicas que le hicieron saber sus funcionarios.
La principal objeción que se planteó en el Libro de Consultas del proyecto Amarras es que de construirse este barrio, en caso de creciente aumentaría de manera considerable el riesgo de inundación en La Cuchilla, además de afectar la zona conocida como La Península y toda el área de influencia del Arroyo Gaitán. Y se asevera esta situación tomando las propias palabras del proyecto Amarras.
Por el momento, los que impulsan el proyecto y el intendente Chesini pueden brindar, dado que ahora tienen la aptitud ambiental de la provincia. Pero eso no detendrá la conflictividad social que irá creciendo. Y ya se sabe, nadie crece ni se desarrolla sosteniendo conflictos permanentes.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
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