Se hará el cierre del Proyecto Alimentos Seguros y Saludables
El equipo de la licenciatura en Nutrición de la Facultad de Bromatología que trabajó este año en el proyecto “Alimentos seguros y saludables”, hará el cierre del mismo esta tarde.
La docente Elsa Asrilevich y las becarias Lucía Castro, Cielo Pereyra y Carla Buffarini, que trabajaron durante 2014 con las cocineras de las escuelas “Domingo Matheu”, “Dr. Héctor Grané” (Horticultura) y “La Milagrosa”, capacitándolas en la manipulación de alimentos y su óptimo aprovechamiento, explicaron a EL ARGENTINO que el Proyecto “Alimentos Seguros y Saludables”, pertenece al Programa “Prevenir y Cuidar en Salud”, del Ministerio de Salud de la Nación en conjunto con la Facultad de Bromatología, y los talleres se realizaron con el objetivo de disminuir las Enfermedades Transmitidas por Alimentos.
“Tenemos las destinatarias directas, que son las cocineras de los comedores escolares, y un número mayor de destinatarios indirectos, que son los niños que reciben esta comida, preparada de forma adecuada”, consignó Asrilevich.
La propuesta universitaria fue un trabajo de campo de los alumnos de la cátedra Gestión y administración de servicios de alimentación, quienes fueron acompañados por las becarias para trabajar en las escuelas donde realizaron talleres en los que dieron capacitación y a su vez, aprendieron del saber diario de quienes capacitaban.. Una experiencia que sirvió para el aprendizaje de casos reales, que sumaron a la teoría de las clases.
En estos talleres trabajaron alimentación saludable, organización del comedor, y medidas higiénico-dietéticas que deben tener en cuenta los manipuladores de alimentos.
En ellos se compartió información sobre temperaturas de cocción, cómo se refrigeran los alimentos, las técnicas del lavado de manos, la contaminación cruzada y demás, atendiendo a que en estos lugares se alimenta a chicos en edad de crecimiento.
EL grupo indicó que como en cada escuela surgieron cuestiones no planificadas, pero propias del lugar, éstas fueron atendidas y trabajadas.
Y como en los comedores escolares abundan las harinas, EL ARGENTINO preguntó acerca del desafío que esto supone, es decir, cómo ser creativos para volverlas saludables y las integrantes del proyecto señalaron “hay cierta flexibilidad en el menú que se indica y dentro de ésta, se agregan frutas y verduras de manera paulatina, porque los chicos están acostumbrados al consumo de estas harinas con salsas. También se ha trabajado con recetarios a partir de lo que disponen, ideas saludables, y en el caso de los chicos, que sean protagonistas de la situación, salir del “no me gusta” y pasar al “esto es lo adecuado”.
Con la experiencia lograda a lo largo de este año, en el encuentro de hoy las becarias, los alumnos y las cocineras de las escuelas donde se trabajó este proyecto realizarán el cierre en el que habrá entrega de certificados, cofias y la presencia de una psicóloga que coordinará el encuentro trabajando cómo se siente la cocinera en su rol de responsable de alimentar a tantos chicos.
Un dato no menor es que esta capacitación permite a las cocineras gestionar su libreta sanitaria en la Dirección de salud, con la capacitación hecha y aprobada, debiendo cumplir con la realización de los análisis bioquímicos en el hospital, en una red que abarca a la UNER, el ministerio de Desarrollo social, el Centenario y la municipalidad, que otorga finalmente este carnet.
El cierre será una actividad de aula, con una puesta en común y devoluciones de todos los que participaron de este proyecto, del que cada uno sale habiendo aprendido mucho.
La propuesta universitaria fue un trabajo de campo de los alumnos de la cátedra Gestión y administración de servicios de alimentación, quienes fueron acompañados por las becarias para trabajar en las escuelas donde realizaron talleres en los que dieron capacitación y a su vez, aprendieron del saber diario de quienes capacitaban.. Una experiencia que sirvió para el aprendizaje de casos reales, que sumaron a la teoría de las clases.
“Tenemos las destinatarias directas, que son las cocineras de los comedores escolares, y un número mayor de destinatarios indirectos, que son los niños que reciben esta comida, preparada de forma adecuada”, consignó Asrilevich.
La propuesta universitaria fue un trabajo de campo de los alumnos de la cátedra Gestión y administración de servicios de alimentación, quienes fueron acompañados por las becarias para trabajar en las escuelas donde realizaron talleres en los que dieron capacitación y a su vez, aprendieron del saber diario de quienes capacitaban.. Una experiencia que sirvió para el aprendizaje de casos reales, que sumaron a la teoría de las clases.
En estos talleres trabajaron alimentación saludable, organización del comedor, y medidas higiénico-dietéticas que deben tener en cuenta los manipuladores de alimentos.
En ellos se compartió información sobre temperaturas de cocción, cómo se refrigeran los alimentos, las técnicas del lavado de manos, la contaminación cruzada y demás, atendiendo a que en estos lugares se alimenta a chicos en edad de crecimiento.
EL grupo indicó que como en cada escuela surgieron cuestiones no planificadas, pero propias del lugar, éstas fueron atendidas y trabajadas.
Y como en los comedores escolares abundan las harinas, EL ARGENTINO preguntó acerca del desafío que esto supone, es decir, cómo ser creativos para volverlas saludables y las integrantes del proyecto señalaron “hay cierta flexibilidad en el menú que se indica y dentro de ésta, se agregan frutas y verduras de manera paulatina, porque los chicos están acostumbrados al consumo de estas harinas con salsas. También se ha trabajado con recetarios a partir de lo que disponen, ideas saludables, y en el caso de los chicos, que sean protagonistas de la situación, salir del “no me gusta” y pasar al “esto es lo adecuado”.
Con la experiencia lograda a lo largo de este año, en el encuentro de hoy las becarias, los alumnos y las cocineras de las escuelas donde se trabajó este proyecto realizarán el cierre en el que habrá entrega de certificados, cofias y la presencia de una psicóloga que coordinará el encuentro trabajando cómo se siente la cocinera en su rol de responsable de alimentar a tantos chicos.
Un dato no menor es que esta capacitación permite a las cocineras gestionar su libreta sanitaria en la Dirección de salud, con la capacitación hecha y aprobada, debiendo cumplir con la realización de los análisis bioquímicos en el hospital, en una red que abarca a la UNER, el ministerio de Desarrollo social, el Centenario y la municipalidad, que otorga finalmente este carnet.
El cierre será una actividad de aula, con una puesta en común y devoluciones de todos los que participaron de este proyecto, del que cada uno sale habiendo aprendido mucho.
La propuesta universitaria fue un trabajo de campo de los alumnos de la cátedra Gestión y administración de servicios de alimentación, quienes fueron acompañados por las becarias para trabajar en las escuelas donde realizaron talleres en los que dieron capacitación y a su vez, aprendieron del saber diario de quienes capacitaban.. Una experiencia que sirvió para el aprendizaje de casos reales, que sumaron a la teoría de las clases.
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