Molinos Ross vuelve a causar molestias a los vecinos quienes solicitan su pronta relocalización al Parque industrial
Durante la mañana del sábado varias casas vecinas encontraron material particulado en sus patios y techos. Inspección General labra un acta en promedio cada 15 días por anormalidades. Los vecinos conviven con el Molino en un permanente estado de conflictividad.
Las familias lindantes a los silos de Molinos Ross, padecen desde hace tiempos el constante encierro, taponamiento en los desagües pluviales, canaletas que se tapan, olores nauseabundos por la fermentación del polvillo que queda como remanente de la producción de alimentos balanceados y el constante peligro a incendios. Ayer a la mañana, Héctor se disponía a comenzar el día y al mirar hacia el patio de su casa, ve un manto amarillento.
Es un panorama familiar para los vecinos que viven en los alrededores de la vieja planta procesadora de alimento para ganado.
Enseguida se dirigió a Inspección General a erradicar la denuncia, lugar en el que se encontró con otros vecinos que padecen desde hace tiempo los atropellos de la empresa.
La presión por su pronta relocalización al Parque Industrial aumentará en marzo del año que viene cuando en calle Goldaracena y Alberdi comience a funcionar el Colegio “Ruperto Gelós” del Club de Pescadores.
El expeller es el remanente que queda del prensado de la oleaginosa para la extracción del aceite, insumo que es adquirido de las aceiteras por el Molino, para ser utilizado en la fabricación de alimento balanceados.
La medida de clausura en aquella oportunidad respondió a conceptos preventivos y desde entonces se elaboró un plan a largo plazo de relocalización de la planta al Parque Industrial. No obstante pese a la faja de clausura, los vecinos constataron ante escribano público que durante la tarde del miércoles 4 de junio del 2008 la planta continuó trabajando a puertas cerradas. A las 19 del mismo, día el Municipio decidió levantar la clausura, previa presentación por los Bomberos de un certificado donde se hacía referencia que el rebrote de incendio estaba controlado, a lo que se agregó el informe técnico de un ingeniero que avalaba la continuidad del funcionamiento de la empresa.
Sin embargo, un fuerte olor a “maní quemado”, despertó a los vecinos en la mañana del jueves 5 de junio del 2008. Pronto comenzaron a ver una columna de humo, lo que se trató de otro rebrote de incendio en el silo. Esto obligó al municipio a intervenir nuevamente con otra clausura. Desde entonces comenzó un plan de desarme de los silos, sobre todo aquellos que estuvieran lindantes a casas de familia, en la cual la empresa ya habría retirado cuatro y por estos días concluirá el desarme de uno más.
“Han desarmado silos que daban a las casas vecinas y los otros días hicimos una inspección con la Subsecretaría de Control Urbano (a cargo de Eugenio González) y junto al director de Habilitaciones Pablo Del Monte y el ingeniero Carlos Thea (personal técnico especializado del municipio) y se logró que paulatinamente desarmar los silos”, explicó Sebastián De los Santos, director de Inspección Municipal área que recepcionó la denuncia de los vecinos ayer a la mañana.
“Hace 15 días estuvimos en el Parque Industrial, donde visitamos la parcela en la que se tendría que construir la nueva planta de Molinos Ross y constatamos que solo está nivelada y no avanzaron más”.
Al ser consultado por los problemas más comunes que deben padecer los vecinos, el funcionario explicó que: “Se debe al material particulado que sale del Molino, esto es lo que más molestia le causa a los vecinos, deben tener algún problema de filtros en las mangas, seguramente por una falta de mantenimiento completo del sistema”.
El problema es que cuando ese polvo se moja y fermenta es un olor que impregna todo el barrio y penetra en las casas, los habitantes lindantes al Molino ni siquiera pueden colgar la ropa en el patio de sus casas y para colmo de males, el servicio de barrido de Higiene Urbana, no alcanza para retirar el material particulado de las calles y se va acumulando entre el cordón y la calzada, tapando los desagües pluviales.
Cuando ese polvillo cae sobre los techos, se gana dentro de las chapas, y al humedecerse termina oxidándolas lo que provoca filtraciones en la cubierta de las viviendas.
“Se labró un acta por el incidente (del sábado) y le hemos elaborado varias, luego el juez de Falta determina cuánto es la sanción económica y siempre las actas son por el material particulado. En promedio tenemos una denuncia cada 15 días.
El sistema de trabajo del molino es obsoleto y es por eso que termina pasando esto de que los vecinos tengan material particulado en sus patios. Hoy (por el sábado) estaban limpiando la terraza y lo que no largaron por los ductos lo terminaron volcando a los techos y patios de los vecinos. Hay una falta de interés por tratar de mejorar el trabajo y evitar conflictos”, concretó De los Santos.
Es un panorama familiar para los vecinos que viven en los alrededores de la vieja planta procesadora de alimento para ganado.
Enseguida se dirigió a Inspección General a erradicar la denuncia, lugar en el que se encontró con otros vecinos que padecen desde hace tiempo los atropellos de la empresa.
La presión por su pronta relocalización al Parque Industrial aumentará en marzo del año que viene cuando en calle Goldaracena y Alberdi comience a funcionar el Colegio “Ruperto Gelós” del Club de Pescadores.
Una largo prontuario de infracciones
En junio de 2008 la Municipalidad debió clausurar la empresa, tras haber tenido dos incendios en menos de 24 horas. El primero de ellos aconteció el miércoles 4 de junio de ese año al mediodía, donde un foco ígneo en un silo del lado oeste de la planta, que contenía expeller de girasol, trajo preocupación al barrio.El expeller es el remanente que queda del prensado de la oleaginosa para la extracción del aceite, insumo que es adquirido de las aceiteras por el Molino, para ser utilizado en la fabricación de alimento balanceados.
La medida de clausura en aquella oportunidad respondió a conceptos preventivos y desde entonces se elaboró un plan a largo plazo de relocalización de la planta al Parque Industrial. No obstante pese a la faja de clausura, los vecinos constataron ante escribano público que durante la tarde del miércoles 4 de junio del 2008 la planta continuó trabajando a puertas cerradas. A las 19 del mismo, día el Municipio decidió levantar la clausura, previa presentación por los Bomberos de un certificado donde se hacía referencia que el rebrote de incendio estaba controlado, a lo que se agregó el informe técnico de un ingeniero que avalaba la continuidad del funcionamiento de la empresa.
Sin embargo, un fuerte olor a “maní quemado”, despertó a los vecinos en la mañana del jueves 5 de junio del 2008. Pronto comenzaron a ver una columna de humo, lo que se trató de otro rebrote de incendio en el silo. Esto obligó al municipio a intervenir nuevamente con otra clausura. Desde entonces comenzó un plan de desarme de los silos, sobre todo aquellos que estuvieran lindantes a casas de familia, en la cual la empresa ya habría retirado cuatro y por estos días concluirá el desarme de uno más.
Se labra una infracción cada 15 días
Pese a que el municipio intentó mediar y realiza inspecciones permanentes, en promedio Inspección General labra un acta de infracción cada dos semanas.“Han desarmado silos que daban a las casas vecinas y los otros días hicimos una inspección con la Subsecretaría de Control Urbano (a cargo de Eugenio González) y junto al director de Habilitaciones Pablo Del Monte y el ingeniero Carlos Thea (personal técnico especializado del municipio) y se logró que paulatinamente desarmar los silos”, explicó Sebastián De los Santos, director de Inspección Municipal área que recepcionó la denuncia de los vecinos ayer a la mañana.
“Hace 15 días estuvimos en el Parque Industrial, donde visitamos la parcela en la que se tendría que construir la nueva planta de Molinos Ross y constatamos que solo está nivelada y no avanzaron más”.
Al ser consultado por los problemas más comunes que deben padecer los vecinos, el funcionario explicó que: “Se debe al material particulado que sale del Molino, esto es lo que más molestia le causa a los vecinos, deben tener algún problema de filtros en las mangas, seguramente por una falta de mantenimiento completo del sistema”.
El problema es que cuando ese polvo se moja y fermenta es un olor que impregna todo el barrio y penetra en las casas, los habitantes lindantes al Molino ni siquiera pueden colgar la ropa en el patio de sus casas y para colmo de males, el servicio de barrido de Higiene Urbana, no alcanza para retirar el material particulado de las calles y se va acumulando entre el cordón y la calzada, tapando los desagües pluviales.
Cuando ese polvillo cae sobre los techos, se gana dentro de las chapas, y al humedecerse termina oxidándolas lo que provoca filtraciones en la cubierta de las viviendas.
“Se labró un acta por el incidente (del sábado) y le hemos elaborado varias, luego el juez de Falta determina cuánto es la sanción económica y siempre las actas son por el material particulado. En promedio tenemos una denuncia cada 15 días.
El sistema de trabajo del molino es obsoleto y es por eso que termina pasando esto de que los vecinos tengan material particulado en sus patios. Hoy (por el sábado) estaban limpiando la terraza y lo que no largaron por los ductos lo terminaron volcando a los techos y patios de los vecinos. Hay una falta de interés por tratar de mejorar el trabajo y evitar conflictos”, concretó De los Santos.
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