.
La mayoría de los adolescentes volvió a la escuela, a pesar de la crisis
La pandemia generó desigualdades en muchos y variados ámbitos y uno de los más expuestos a las dificultades fue el de la educación, a lo largo de todo el país.
En 2021 el Ministerio de Educación de la Nación junto a las 24 jurisdicciones del país lanzó el programa “Volvé a la Escuela” para lograr la revinculación de las instituciones con los chicos que, producto de la pandemia, quedaron excluidos del sistema escolar.
Pero aún así, el ciclo 2022 comenzó dejando afuera un importante número de alumnos que no ha regresado al aula. El medio TN (Todo Noticias) tuvo acceso a documentación oficial, tras formular un pedido para obtener datos de la cartera conducida por Jaime Perczyk. El informe, según indica este medio, se basa en datos que proporcionaron las provincias y afirma que la cantidad de chicos que perdieron vínculos con la escuela ascendía a 198.000 en febrero de este año.
La última encuesta sobre el impacto de la pandemia Covid-19 realizada por UNICEF Argentina señala que se han desvinculado de sus instituciones escolares por lo menos un integrante de 67.000 hogares de los cuales, la mayor parte, proviene de los sectores más desfavorecidos. El mismo estudio afirma que, de un universo de 484.000 adolescentes, el 47% trabaja a partir de la pandemia. Toma este dato como indicador de que el ingreso al trabajo es uno de los motivos de la deserción escolar. La encuesta pone de manifiesto una problemática que en el país se ha visto profundizada como resultado de la difícil situación económica que afecta, sobre todo, a sectores de mayor vulnerabilidad.
En lo que concierne a nuestra ciudad Marta Landó, la directora de Dirección Departamental de Escuelas, refirió a Máxima online a fines de 2021 que, en ese momento, la cifra de los estudiantes con desvinculación escolar ascendía a más de 8.000 en la provincia aunque no se conocía un número preciso del departamento de Gualeguaychú específicamente.
Cerca dei inicio del receso escolar de invierno, hecho que marca la mitad del ciclo lectivo, El ARGENTINO indagó a directivos de escuelas secundarias rurales y céntricas de la ciudad para interiorizarse acerca de las realidades que se viven hoy en sus aulas y para conocer si este fenómeno del abandono de la escolaridad se vio reflejado tras el retorno a la presencialidad.
Adolfo Molina es rector del colegio Lidia C. Leissa del barrio San Francisco y comenta que el comienzo del ciclo fue mucho mejor de lo que esperaban ya que no tuvieron estudiantes que abandonaron las aulas: “manejábamos estadísticas que podían ser muy complejas en cuanto a la deserción. También nos resultaba preocupante el tema de la promoción acompañada y, sin embargo, tuvimos pocos chicos con asignaturas pendientes del año anterior”. Uno de los momentos más esperados y que se disfrutan en la institución es la hora de la merienda que se suele preparar para los chicos a mitad de jornada y que representa otro ritual de encuentro que pudieron volver a vivir en comunidad: “se empezó a llevar a cabo con cierta normalidad, con muchas precauciones en cuanto a la higiene pero con mucha alegría de retomar ese momento ”, relata. Con respecto a los nuevos hábitos que notan en los adolescentes, observa que “el que se hayan acostumbrado a estar despiertos hasta altas horas de la madrugada ocasionó al principio cambios muy profundos en los horarios, en el ritmo de vida de los estudiantes y en los hábitos de estudio debido a estos mismos cambios.” También agrega que, en cuanto a sus conductas sociales, “se notaba, al principio, una falta de comunicación con los docentes y con sus pares pero eso poco a poco se fue revirtiendo y pudimos ir cambiando el rumbo”, finaliza.
Marcelo Fiorotto, el director de la escuela N° 9 de Costa Uruguay Sur -uno de varios institutos que tuvo problemas durante la pandemia por la falta de conectividad- hoy cuenta que, con respecto a la la deserción escolar les ocurrió lo contrario a lo que reflejan las encuestas: “ aquí, en las zonas rurales, ha aumentado la matrícula. Con el barrio Toto Irigoyen se han incorporado muchos chicos que viven ahí y también hay otros barrios nuevos, con cinco o seis casitas, y que decidieron mandarlos a nuestra escuela”, explica.
En el barrio Munilla funciona por la mañana el instituto secundario de gestión privada Nuestra señora de Fátima, con una población que oscila entre los 80 y 90 alumnos. Allí reconocen que sus grupos son muy reducidos y que su misión es mantener esos alumnos dentro de la escuela. “Nosotros, aun sin pandemia, no dejamos que la deserción suceda. Pero tenemos una población reducida que nos permite salir a buscar referencias, a tocar la puerta de la casa.” Una de las asesoras pedagógicas del colegio explica: “Es una realidad que los chicos salieron a trabajar, tuvieron que ayudar en sus casas, pero no interrumpieron sus trayectorias. Sí se ha notado un tema con el régimen de asistencias: con la pandemia no se fue tan rigurosos con las faltas y en ese sentido hay una mayor cantidad de inasistencias, pero no deserción. Solo dejó un alumno y por un problema familiar complejo, es decir, no relacionado con este tema”.
Con respecto a esta situación de escolaridad discontinuada y de cómo afecta en el proceso de aprendizaje de los chicos, la directora expone que “se nota mucho en la lectoescritura, tienen dificultades para escribir, y esto son cosas que no las veníamos viendo. Eso es producto de la pandemia”, afirma.
La pandemia ha dejado severos problemas en la escolaridad. Tanto desde los afectivos como la falta de continuidad que ha provocado que los estudiantes no mantengan la atención durante un lapso prolongado o la situación de pasar abruptamente de un nivel a otro sin asistir de forma presencial, que influye en que tengan menor cantidad de saberes aprendidos para lo esperable en el curso al que asisten. Esos son los -no pocos- desafíos que asumen las instituciones en estos días frente a las aulas para continuar este año, el primero con presencialidad absoluta, y en la ciudad, al menos, con casi el total de la población estudiantil ya restablecida en las instituciones.