El Hogar de Ancianos celebra 85 años de vida institucional
Con una misa en Acción de Gracias en la capilla de la entidad, el Hogar de Ancianos “Cura Jeannot”, celebrará hoy sus 85 años de vida institucional.
El Hogar fue fundado por la Pía Unión el 13 de junio de 1933,y desde allí se ha convertido en una de las entidades con más arraigo de la ciudad.
Los comienzos
La Pía Unión San Antonio de Padua, nació hace más de un siglo, en el mes de agosto del año 1905, a instancias del notorio y recordado sacerdote P. José María Colombo. Originariamente se trató de una asociación de beneficencia constituida por un grupo de abnegadas mujeres de la sociedad local, que se propusieron como finalidad realizar diversas obras de caridad para los pobres. Años más tarde, en 1910, la asociación creó una escuela que funcionó en las chacras de Borro, cercanas al Cementerio del Norte. Este grupo de mujeres, de alto espíritu solidario, consideró como punto de partida para las obras de caridad que habría de desplegar, una situación propia de aquellos tiempos, no tan diferente a la que se nos muestra hoy: la existencia de numerosos ancianos que deambulan o se hallan abandonados, a la deriva, sin familia ni recursos. Esa realidad despertó en aquellas damas el deseo de proporcionarles lo que más carenciaban, es decir, un hogar; y de esta manera, comenzó a plasmarse la idea del “Asilo de Ancianos San Antonio”, como se lo llamara al principio, posta que sucesivamente fueron tomando otros grupos hasta llegar a la actualidad, en donde mujeres y hombres se conjugan para luchar por aquellos que en el ocaso de sus vidas requieren hogar, cuidados y amor.
Fundación
Así pues, el 13 de junio de 1933, la Pía Unión fundó formalmente el Asilo de Ancianos, que fue inaugurado de manera oficial 3 años después, en el mismo lugar donde se encuentra ubicado en la actualidad y en el que hasta poco antes de su fundación funcionara el Colegio de la Inmaculada Concepción, cuyo local fue adquirido por la Pía Unión.
El inestimable aporte de las Hermanas Franciscanas
Si bien a través de las sucesivas comisiones directivas, la aludida Pía Unión San Antonio de Padua -ya constituida en asociación civil sin fines de lucro- mantuvo siempre la dirección del Hogar, lo cierto es que desde el comienzo y hasta mediados de los años 90, la atención de los ancianos desvalidos estuvo a cargo de la comunidad religiosa “Fraternidad Eclesial Franciscana”, cuyas integrantes fueron el alma del Hogar, atendiendo a los abuelos en forma ininterrumpida, día y noche, con el amor y la dedicación de mujeres consagradas a Dios.
Fue la avanzada edad de la mayoría de las religiosas el obstáculo que impidió que éstas siguieran a cargo del cuidado de los residentes, cuyo número -que llegó a ser de hasta 150 en distintos espacios de tiempo y nunca inferior a los 100- se redujo drásticamente en los últimos lustros, a causa precisamente de la partida de las Hermanas y a la consecuente y onerosa necesidad de contar con personal apto y suficiente. Es innegable que, además, la menor cantidad de ancianos obedece en buena parte a las nuevas exigencias respecto del alojamiento de internos en institutos de adultos mayores, circunstancia que redujo sensiblemente las originarias capacidades físicas del albergue. Algunas antiguas fotografías que acompañamos demuestran los modos, ahora vetustos, de disposición de dormitorios para residentes, semejantes, por ejemplo, a los que fueron habituales en los hospitales en buena parte del siglo pasado.
La capilla
Habiendo nacido el Hogar de Ancianos de la proximidad de la Pía Unión San Antonio con la Iglesia Católica, la Capilla de San Antonio se erige desde sus inicios en el interior del inmueble como un emblema de esa unión. Junto con el resto del edificio, la Capilla ha ido modificándose hasta su configuración actual. El Padre Luis Felix Jeannot Sueyro, de tan feliz memoria y a quien el Hogar debe su actual denominación, fue tenido entre sus residentes, por elección propia del santo sacerdote, durante los últimos años de su recordada vida.
Recursos para su sostenimiento
El factor económico resulta fundamental para el sostenimiento de las instituciones beneméritas, y en este caso, el Hogar de Ancianos no es la excepción. En su larga trayectoria de más de 80 años de existencia, salvo de manera excepcional y en oportunidades muy puntuales, no ha recibido el Hogar subsidios de ninguna naturaleza, sean del Estado Nacional, del provincial o del municipio local.
El Hogar ha podido mantenerse sólo a través de la generosidad de su pueblo, de la solidaridad de los vecinos de la ciudad y en ciertas ocasiones del campo, con donaciones y colectas, y con el aporte mensual de un modesto grupo de asociados. E
n los últimos tiempos se ha debido acudir al pago de un arancel por parte de residentes que poseen ingresos, y que consiste en un porcentaje de su jubilación. Pero el permanente incremento en el costo de vida –lamentable constante histórica de nuestra economía nacional, padecida a lo largo de décadas-, habiendo experimentado un grave crecimiento en los últimos años, ha significado para el Hogar un importantísimo endeudamiento, fundamentalmente por el pago de aportes y contribuciones del personal, deudas que si bien se hallan en proceso de regularización, impiden proyectar a futuro y consecuentemente mejorar y crecer.
Resulta imprescindible pues acudir a fuentes de sostenimiento sustentables, logrando la ansiada autofinanciación del establecimiento, lo que entendemos habrá de suceder cuando se nos admita como prestadores de obras sociales, en especial del PAMI.
La vida cotidiana de los ancianos
Se procura hoy en día que más de treinta ancianos vivan serenos, contenidos, cobijados y felices y, especialmente, en clima de familia, anhelo que representa el objetivo principal de la institución.
Y que esos abuelos que, en su mayoría, no tienen siquiera un familiar que se acuerde de ellos y los asista, consigan pese a todo una buena calidad de vida, el mejor pasar. Para eso, además de la alimentación y el cuidado de la salud, permanentemente se les brindan actividades recreativas programadas de lunes a sábado, y que van desde jugar a las cartas (truco, chinchón y escoba), al ludo, las damas o la lotería; o a leer los diarios y comentar las noticias, mirar televisión, escuchar música, pasearlos por los patios. El Hogar cuenta también para los abuelos con una cancha de bochas.
A menudo llegan hasta ellos grupos de jóvenes estudiantes, normalmente de escuelas primarias, así como también congregaciones religiosas, incluso de otras iglesias cristianas a pasar la tarde y conversar con ellos. De vez en cuando concurren conjuntos musicales que les regalan guitarreadas y bailecitos.
Existen en el Hogar talleres de Música, de Actividades Recreativas, de Arteterapia. Algunos ancianos realizan tareas de terapia ocupacional, tales como jardinería, huerta, tejidos, costuras, etc. . En mayo próximo comenzará el Programa “Abuelos cuentan cuentos” que se llevará a cabo en la Biblioteca del Hogar. La psicóloga ofrece sus charlas y entrevistas semanalmente, con actividades de convivencia y estimulación, y el profesor de gimnasia utiliza la sala de Kinefilaxis para el desarrollo de sus clases dos veces a la semana. El Grupo Scout San Juan Bautista es un permanente visitante, con compañías, juegos y entretenimientos para los ancianos.
Así como ocurre con las fiestas patrias y las religiosas, todos los cumpleaños de los abuelos se festejan. Un grupo de jóvenes o de señoras animan la celebración con regalos, juegos, música, cantos y en el último caso, con la clásica torta de cumpleaños.
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