COMIENZA LA TEMPORADA 2024
El Carnaval y la Política: una pareja tan necesaria como laberíntica
El 6 de enero comienza una nueva edición del Carnaval del País, la mejor fiesta de Gualeguaychú y todo Entre Ríos. La fiesta convoca a miles de turistas que llegan de todo el país y del exterior. La economía de la ciudad también recibe un importantísimo empuje. Pero ¿qué pasa detrás de escena?
Por Mónica Farabello
En pocos días dará inicio una nueva temporada del Carnaval de Gualeguaychú. Detrás de todo el brillo y la alegría que supone el comienzo de este mega evento se mueven y se tejen todo tipo de intereses económicos, sociales y políticos.
Es que son los representantes de los clubes -y quienes conforman la Comisión organizadora- los que comienzan a negociar con el gobierno de turno.
El Corsódromo siempre fue y será escenario de discusiones: las obras, la pasarela, la iluminación y los sectores más buscados. Recordemos que en la gestión Piaggio el diálogo con la Comisión fue en muchas oportunidades cortante, tenso y hasta conflictivo.
Una temporada pendió de un hilo al centrarse la disputa en la fecha de entrega del Corsódromo (que es un espacio público, explotado comercialmente por el Carnaval).
Con la asunción de un nuevo gobierno comienza a vislumbrarse un cambio de época. El primer giro rotundo vino de la mano de un acuerdo de campaña: “Queremos recuperar la Casa Rosada”, fue el planteo de la Comisión del Carnaval a los distintos candidatos a Intendente.
El compromiso asumido por Mauricio Davico fue cumplido a través de una sesión extraordinaria en el Concejo Deliberante.
El 22 de diciembre, y en un llamado a tratar “temas de urgencia”, el Concejo se ocupó de derogar una ordenanza que fijaba como sitio para el Museo de la Memoria a 345 metros cuadrados de la Estación del Corsódromo.
A cambio, recibirían 75 metros cuadrados de una deteriorada Casa de la Cultura. Por mayoría y con 15 minutos de debate, el Ejecutivo local cumplió con su promesa de campaña y así, benefició a la Comisión en medio de la queja de los organismos de Derechos Humanos que hablaron de “desmantelamiento encubierto” del sitio de la Memoria.
La política y el Carnaval, esa pareja que cada verano se lleva todas las tapas de los medios locales, y algunas portadas nacionales, también enreda sus intereses con directivos de clubes que ocupan funciones en la nueva gestión municipal. Empleados del Estado que negocian consigo mismos en sus intereses privados y con sus clubes sociales. Un entramado tan complejo, como real.
El programa “Mi primer Carnaval” está en análisis. Esta iniciativa que benefició a miles de vecinos que pudieron acceder al espectáculo por primera vez, está siendo evaluado en el área de Cultura. No es un “no”, pero tampoco es un “sí”.
El Subsecretario de Cultura, Luis Castillo indicó a EL ARGENTINO que “hasta el momento la idea es continuarlo. Estamos charlando con las comisiones vecinales. Nos estamos reuniendo todas las semanas con los clubes barriales, las murgas y las comisiones para definir cada una de las cuestiones inherentes a las fiestas populares”.
Este programa fue cuestionado por el espacio de Juntos por el Cambio al señalar que de esta manera el Estado se convierte en “socio” del Carnaval, al recibir entradas gratuitas. Se trata de una mirada que pierde la contraprestación que da el Estado al ceder cada fin de semana un espacio que es de todos.
Punto y aparte para analizar la licitación de la prensa del Carnaval; sus requisitos y las reglas a medida planteada por un puñado de dirigentes.
La política vuelve a inmiscuirse en una cuestión que debería ser meramente operativa, profesional y hasta práctica.
El llamado a licitación se abre, se cierra, vuelve a abrirse, cambia de reglas en el medio. Un dirigente llama a un postulante (que luego es elegido como ganador). Le sugiere una oferta, armado de equipo y todo comienza a tornarse poco claro para los demás competidores.
Un ítem a cumplir es claro: quienes ocupen el cargo de prensa no puede tener vinculación política. Finalmente, el beneficiado de este enredo es Diego Hilt, actual secretario del bloque de concejales del intendente Davico. Cabe aclarar que al momento de ser designado no ocupaba este puesto, aunque su cercanía era innegable; la que terminó de transparentarse semanas después.
Su trabajo como prensa de los ediles es público. Además, brinda sus servicios en la conducción de eventos, tanto en Pueblo Belgrano como en Gualeguaychú; siempre de la mano del Intendente.
La cláusula que prohibía la vinculación política, queda relegada; y la licitación a medida termina por beneficiar a un grupo de prensa con cuatro integrantes, de los cuales uno, es abogado. Dato curioso para quienes caminamos el sendero del periodismo y la comunicación.
El día del lanzamiento del Carnaval del País en Buenos Aires, el equipo de prensa improvisa un grupo de whatsapp para pasar 1200 caracteres después de cuatro horas de espera. Un comienzo poco auspicioso si hablamos de celeridad y profesionalismo en tamaña responsabilidad.
La relación política y carnaval seguirá con sus blancos, negros y grises tan complejos como necesarios, para apuntalar el espectáculo más importante de la ciudad; ese que mueve millones de pesos y pone en marcha la economía y la cultura de Gualeguaychú.