EDUCAR, MÁS ALLÁ DEL AULA
Claudio Puntel, ganador del Fray Mocho: “Seguimos reivindicando una escuela unida a nuestro pueblo”
Nació en Santo Tomé, Corrientes, pero hace más de 36 años es entrerriano por elección. Su infructuosa pelea por escaparle a la docencia, la Escuela Soldados de Malvinas y una clara posición política. “La lucha es por mejorar el reparto de los recursos y que lo principal sea destinado al presupuesto para educación, salud, obra pública”, expresó el autor del galardonado cuento “Yuchán florecido”.
Por Luciano Peralta
Los premios Fray Mocho son siempre una buena oportunidad para conocer autores y obras nacidas en suelo entrerriano. Días pasados, se publicó el ganador de la edición 2023 del género cuento y la obra de Claudio Puntel, “Yuchán florecido”, fue la elegida.
En ese marco, EL ARGENTINO dialogó con el docente nacido en Santo Tomé, Corrientes, y entrerriano por elección, desde 1989, cuando desembarcó en Paraná, donde construyó su familia y su carrera como educador.
- ¿Por qué elegiste la docencia?
- En un primer momento no elegí la docencia. Mi madre, mi tía y mi hermana son maestras, yo directamente renegaba de la escuela. Mi paso por el secundario fue muy escabroso. Así que, cuando lo terminé, quería hacer cualquier cosa menos ser docente. A la vez, me ocurría que no tenía posibilidad de estudiar otra cosa, para acceder a la universidad debía irme de mi pueblo. Entonces, cuatro años después de egresar del secundario y habiendo trabajado en muchas cosas, decidí ingresar a estudiar para maestro. Inclusive así, estuve un largo tiempo con el título en un cajón. En 1989 me mudé a Paraná para ingresar a la carrera de Comunicación Social y a finales de 1990 desenpolvé el título y me compré un guardapolvo. Anduve recorriendo escuelas con suplencias cortas hasta 1992, cuando llegué a mi escuela de toda la vida: la N°200, Soldados de Malvinas. Allí, en un barrio de trabajadores, compartiendo con mis estudiantes y sus familias, aprendí a ser maestro y elegí serlo definitivamente. Allí conocí a mi compañera actual y allí hicieron la primaria nuestras hijas.
- ¿Qué parte de tu vida le dedicas a la lectura y a la escritura? ¿qué géneros te gusta leer?
- Me resulta casi imposible decir qué parte de mi vida dedico a la lectura. Leo todo el tiempo que puedo, tengo libros en el bolso que llevo a todos lados, otros desparramados en todas partes de la casa para tenerlos al alcance de la mano. Leo y comparto lecturas, en casa nos leemos textos con mis hijas y Gabriela, mi compañera. En cuanto a los géneros, leo de todo. Prefiero la poesía y la narrativa, casi en el mismo orden de importancia. Hay novelas de no ficción que me gustan mucho (la trilogía de Walsh son una referencia fundamental). Me gustan los cuentistas de fines del SXIX: London, Melville, Maupasant, Conrad. Y en la literatura argentina: Arlt, Conti, Moyano, Kordon, Marechal. También me gustan muchos escritores más jóvenes, a cada uno le habré afanado algo. A la escritura, en cambio, le dedico mucho menos tiempo, tengo poco tiempo. Hay veces en que paso dos o tres días sin escribir y generalmente lo hago en horarios robados al descanso, a las dos de la mañana o a las cinco.
- ¿Habías participado de los Fray Mocho previamente?
- Es la primera vez que participo del Fray Mocho. En 1992 gané un premio de poesía de la Casa de la Cultura de Alvear (Corrientes) y fue publicada en una antología. No tengo otro antecedente de ese tipo.
- Contame de Yuchán florecido: ¿Cómo nace?
- El título del libro es tomado del título de uno de los cuentos. Ese cuento narra sobre un grupo de guerreros de las luchas por el federalismo que regresaban bastante maltratados por la lucha y los rigores, muertos de hambre y sed, cuando divisaron las flores de un palo borracho, allá lejos, pensaron que ahí podían encontrar agua y reparo, porque en esa zona un yuchán indica que hay una casa cerca. Los otros cuentos giran alrededor de ese grupo de hombres, de sus batallas (que no son sólo las que se dan con las armas), de sus memorias y sus sueños. Como trasfondo, aparecen algunas traiciones, pero más importantes son los casos de entrega individual por el colectivo. Las historias transcurren en nuestro litoral, entre 1820 y 1830. Es ficción, pero pueden haber ocurrido en aquel momento o en la actualidad.
- El jurado destacó la obra por “su lenguaje elaborado y poético” y por “su tratamiento innovador de los géneros literarios”, ¿qué opinás?
- No puedo decir mucho, no sé explicar cómo escribo. Trato de que haya fluidez en el relato, cuido mucho el tono en que se cuenta la historia, que sea lo más llano posible, lo simple no va por el lado del empobrecimiento del lenguaje, son tipos que abren la boca y expresan lo que quieren decir. Y lo poético, para mí, es inevitable, la figura del Yuchán florecido ya es una metáfora en sí misma y en el contexto del relato dispara muchas ideas.
- Por otro lado, siendo parte de Agmer ¿qué pensás de la situación que atraviesa la educación en la actualidad? ¿cuáles son los debates profundos que nos tenemos que dar como sociedad en ese sentido?
- En cuanto a la educación pública hay un fuerte debate que debemos sostener, no siempre es visible, y es principalmente qué escuela queremos, para qué provincia, para qué país, y cuál debe ser el vínculo de la escuela con la comunidad. Parecería que desde el gobierno educativo hablan de una escuela, plantean críticas, señalan lo que para ellos serían falencias. Y desde la escuela vivimos y pensamos otras cosas completamente distintas. Todo lo que digan sobre nuestro sistema educativo es palabrerío hueco mientras se sostengan políticas económicas y sociales que profundizan la primarización de la economía y atentan contra las posibilidades de industrialización y de fortalecer el mercado interno, lo que alienta la especulación y la concentración de la tierra y las riquezas. A la vez, ponen todo el esfuerzo en el control y la persecución a maestros y profes que luchan, en eso desenvuelven la mayor parte de la maquinaria y tecnología del Estado. La lucha también es por mejorar el reparto de los recursos y que lo principal sea destinado al presupuesto para educación, salud, obra pública. Nosotros seguimos reivindicando una escuela unida a nuestro pueblo, que forme, que aporte al pensamiento crítico y que aporte a un camino de liberación. Por supuesto, eso requiere de la lucha en unidad de los trabajadores de la educación, los estudiantes, los demás trabajadores y las organizaciones de nuestro pueblo…
- Un debate histórico y siempre actual…
- Aliento al debate entre los creadores de nuestra provincia y nuestra región, compartir lo que hacemos, trabajar en conjunto por nuestra identidad como entrerrianos, argentinos y latinoamericanos de esta época; poner la creatividad al servicio de ello. No hablo de la imposición de tradiciones, sino de algo dinámico y en lucha.