LAS LETRAS Y LA HISTORIA
Carlota del Campo: Una gran escritora que no olvida sus raíces
EL ARGENTINO entrevistó a esta gran mujer destacada en las letras. Contó cómo fue su infancia, su relación con Gualeguaychú y su inspiración ante una hoja en blanco.
Por Antonella Di Pietro
Carlota María del Campo, nació en San Salvador de Jujuy el 30 de mayo de 1968. Vivió sus primeros años en Jujuy y luego en Gualeguaychú, Entre Ríos. Es Licenciada en Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica Argentina y también cursó la carrera de Periodismo en la misma universidad. Trabajó en Confederaciones Rurales Argentinas, en los Ateneos Rurales Juveniles, en suplementos del diario Ámbito Financiero, diversas revistas y portales del país.
Lectora desde la infancia, hizo talleres de escritura creativa en la Universidad del Salvador, Sede Pilar, con la escritora Mercedes Giuffré y de novela histórica con los autores Leonardo Padura y Cristina Bajo
EL ARGENTINO entrevistó a la autora de Tierra Ardiente, una historia de amor en tiempos del Éxodo Jujeño, publicado en 2021 por Plaza & Janés, que tuvo cuatro ediciones en solo seis meses. Lleva vendidos más de 10.000 ejemplares.
A los 6 años llegaste a vivir a Gualeguaychú ¿Qué recuerdos se despiertan en Carlota cursando la primaria y secundaria en el Colegio Malvina Seguí de Clavarino?
Gualeguaychú era mi segunda casa porque veníamos para pasar las vacaciones de invierno y verano en casa de mi abuelo Carlos Artusi, por lo tanto, era una ciudad querida donde tenía familia y amigos. Mi primer recuerdo de colegio es menos idílico. Llegué para comenzar segundo grado y hacía un gran esfuerzo por no hablar con tonada jujeña cuando nos tomaban lectura en voz alta. Se reían un montón porque sonaba gracioso. Rápidamente, perdí la entonación, quería ser una más. Amé mi colegio, era muy curiosa y disfruté cada etapa.
¿Cómo y cuándo se despertó tu amor por las letras y la lectura?
Mi mamá era muy lectora; crecimos rodeados de libros, de una biblioteca que heredamos más la que fuimos creando nosotros. No recuerdo vida sin leer, siempre lo acorde a la edad. Mi papá leía más historia y política, mi mamá, novelas.
¿Qué extrañas de Gualeguaychú?
La edad, (risas), me fui al terminar el secundario a los 17 años. Extraño la familia, mucho mi casa de Urquiza 870, los corsos cuando eran en 25 y Urquiza que le daban ese sabor a pueblo, el Ñandubaysal, las siestas de todo el año para leer, las galletas suizas, las tortas negras, los bizcochitos de la panadería Alberdi, caminar por las calles del centro con amigas para acompañarnos después de una salida.
Tu novela "Tierra ardiente" es una historia de amor en tiempos del éxodo jujeño. Te inspiraste en la tierra donde naciste y conjugaste hechos históricos con una gran historia de amor ¿Dónde y cuándo la escribiste?, ¿Pasaste tiempo en el norte argentino en búsqueda de inspiración?
La escritura me llevó entre ocho y diez años, si contamos la etapa de edición. Fue muy larga la investigación porque en ningún libro está relatado ese período histórico completo. Tuve que armar un rompecabezas. La novela comienza en 1809 con la revolución de Chuquisaca y finaliza en 1813 luego del triunfo de la batalla de Salta. Así como viviendo en Jujuy visitábamos Gualeguaychú dos veces al año, mudados a Gualeguaychú hacíamos el viaje al norte para ver a nuestra familia jujeña y salteña. Tengo en el alma sus paisajes, comidas, costumbres, los modismos y vocablos. También le agregué la lectura de decenas de libros que me aportaron los condimentos necesarios para mostrar la idiosincrasia norteña.
¿Por qué escribiste esta novela "Tierra Ardiente"?
Fue una “llamada”, un “mandato” y no me quedó otra que “obedecer a esa voz interior que me obligaba a involucrarme”. Soy jujeña, me fui de Jujuy de pequeña, pero sigo vinculada por lazos familiares a todo el norte argentino. En 2012 se cumplieron los 200 años del Éxodo Jujeño y me asombró lo poco que se difundía y tomé conciencia de lo poco se sabe de un hecho que fue fundamental para la determinación del actual territorio argentino.
Me dedicaba a la difusión de libros, hacía recomendaciones y colaboraba con editoriales en organización de meets and greets, tés con lectores y presentaba libros de autoras del género histórico y romántico. Mis amigas tomaban hechos y los ficcionaban pero a ninguna le había picado el “bichito del norte”.
Mientras leía, una trama se me fue revelando, tenía los personajes para contar esa historia del Norte que dio todo para que la Revolución de Mayo triunfara y así nació Tierra Ardiente.
La investigación histórica fue ardua, costó mucho, no estaba escrita en un solo lugar, tuve que hilvanar decenas de pequeños libros y relatos con la historia del ejército y luego de 8 años, logré ese homenaje que deseaba. Tenemos una deuda con los sacrificios que hicieron esos hombres y mujeres; darlos a conocer es agradecerles, reivindicarlos.
Tomé talleres de escritura porque soy periodista y seguí consejos de amigas como Mariana Guarinoni (para la redacción), detalles históricos (vocabulario, objetos, costumbres: Majo Zaldívar y Daniel Balmaceda), Mercedes Giuffré (estructura y recursos literarios) y fue clave la confianza en mi proyecto de Florencia Cambariere, que equilibró historia y trama para que fuera entretenida y ágil.
Estas palabras que encontrarán en la introducción de mi libro resumen el porqué de Tierra Ardiente: Esta novela es mi homenaje a mi tierra de origen.
Siempre sentí que la historia de los albores de las guerras de independencia tiene una deuda con los pueblos del norte argentino y el sur boliviano, que tanto sacrificio hicieron para que triunfara una revolución que idearon unos pocos en la lejana Buenos Aires. El éxodo jujeño y las batallas de Tucumán y Salta apenas ocupan algunos renglones de los manuales de estudio. Es necesario recorrer muchos libros y autores para armar el rompecabezas de los acontecimientos que tuvieron lugar en estos territorios.
Nuestra tierra entrerriana, las estancias, los colonos y el perfume de los cítricos te invitan a contar una gran novela inspirada en la tierra que te vio crecer, ¿te gustaría escribir una nueva novela con acento entrerriano?
Tengo una trama en la cabeza que está situada y ambientada en el sur entrerriano. Ya va a llegar el momento de escribirla.
¿Cómo superas el miedo a la hoja en blanco?
Cuando se tiene en claro lo que se quiere contar, no hay hoja en blanco. Lo difícil de superar es la comodidad. No estaba obligada a asumir el desafío y mil veces me pregunté “¿quién me mandó a meterme en semejante brete?”. Hubo mil escollos a lo largo de esos diez años, no encontrar la respuesta histórica a preguntas que me hacía y que el lector se haría. Por eso demandó tanto tiempo.
¿Tenés alguna escuela o referente literario en el que uno pueda reconocer tu estilo?
Mi principal inspiración fue Cristina Bajo, gran autora cordobesa, que noveló el período de unitarios y federales en Córdoba de una forma magistral en su saga de cinco libros: Los Osorio.
¿Cómo trabajas los textos?, ¿Es como dicen 10% inspiración y 90% borradores y corrección?
En las novelas históricas hay un gran trabajo de investigación para que realmente sea rigurosa y retrate el período que abarcan. Luego, lo más difícil es entramar la ficción con los hechos verídicos para que la lectura se deslice sin que se note la fusión. Una vez escrita, son horas y horas de pulir, perfeccionar el texto, corregir, dejarse guiar por el editor, expertos en ambientación del momento. La tarea es titánica. Tierra ardiente llevó dos años de corrección.
¿Cuáles son los proyectos para este 2024?
Estoy escribiendo una novela. Espero avanzar mucho, como hipótesis de mínima, terminarla, como deseo máximo.
Gracias Carlota por tu tiempo para responder a EL ARGENTINO y contarnos sobre tu modo de trabajo y los futuros proyectos que esperaremos con ansias poder leerlos.