Luis Luján y Carlos Nísero dejaron su huella en el Teatro Gualeguaychú
El espectáculo cómico musical “Hasta cuando vamos a cocinar con grasa. Tangos de amor, de locura y de muerte” realizó el pasado sábado, en el Teatro Gualeguaychú una nueva función del trabajo protagonizado por Luis Luján y Cárlos Nísero.
Con tangos y textos de Lujan y arreglos y dirección musical de Nísero, el dúo transitó casi dos horas de espectáculo en donde la tragicomedia del tanguero fue sólo un pretexto para reflexionar sobre los temas que, en general, inquietan al hombre.
En esta novedosa propuesta, Luis Luján plantea una filosofía de boliche, ligada muchas veces al alcohol y a la mala fortuna del tanguero personaje.
“Teoría del malevo, Figuración del desencuentro, El boliche o la metamorfosis del hombre común y Cosas de la vida” son las cuatro partes en que se divide el espectáculo. La guitarra y la voz de Luján y el piano y los coros de Nísero en permanente interacción se asocian y reflejan en complicidad, un clima ideal y necesario para lograr la aprobación y la risa del auditorio.
El espacio fue ambientado con escasos elementos escenográficos: algunas bicicletas antiguas sacadas del genio de Martín Naef, una mesa de bar, dos sillas, un sifón de otro tiempo, una botella de vino y dos copas. La presencia de los bailarines Chumi y Facundo Silveira agregaron un tono de alta poética de la danza en distintos momentos de la noche.
Los artistas invitados también aportaron su cuota de brillo y calidad. Primero Carolina Casares con su voz diáfana y su ángel y luego “Pipo” Pescador, artista íntegro, quien sedujo a los presentes en voz y piano, interpretando sus tangos insolentes.
Antes de la finalización del espectáculo los artistas agradecieron al público su presencia, a la Dirección de Cultura la posibilidad de acceder al Teatro, a César Álvarez la iluminación, a los artistas invitados por su generosidad y reafirmaron, no con palabras pero sí con hechos, una propuesta destinada a sacar de cada espectador la risa sanadora.
En esta novedosa propuesta, Luis Luján plantea una filosofía de boliche, ligada muchas veces al alcohol y a la mala fortuna del tanguero personaje.
“Teoría del malevo, Figuración del desencuentro, El boliche o la metamorfosis del hombre común y Cosas de la vida” son las cuatro partes en que se divide el espectáculo. La guitarra y la voz de Luján y el piano y los coros de Nísero en permanente interacción se asocian y reflejan en complicidad, un clima ideal y necesario para lograr la aprobación y la risa del auditorio.
El espacio fue ambientado con escasos elementos escenográficos: algunas bicicletas antiguas sacadas del genio de Martín Naef, una mesa de bar, dos sillas, un sifón de otro tiempo, una botella de vino y dos copas. La presencia de los bailarines Chumi y Facundo Silveira agregaron un tono de alta poética de la danza en distintos momentos de la noche.
Los artistas invitados también aportaron su cuota de brillo y calidad. Primero Carolina Casares con su voz diáfana y su ángel y luego “Pipo” Pescador, artista íntegro, quien sedujo a los presentes en voz y piano, interpretando sus tangos insolentes.
Antes de la finalización del espectáculo los artistas agradecieron al público su presencia, a la Dirección de Cultura la posibilidad de acceder al Teatro, a César Álvarez la iluminación, a los artistas invitados por su generosidad y reafirmaron, no con palabras pero sí con hechos, una propuesta destinada a sacar de cada espectador la risa sanadora.
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