Preocupación por la presencia de algas en el río Uruguay por la contaminación
El río Uruguay presenta un color verde aceitoso desde hace días. Se trata de floraciones algales que en esta zona son todas cianobacterias, la mayoría con características tóxicas. Entre las algas más perjudiciales para la salud que se ha detectado a simple vista en el río se encuentran las hepatotóxicas, las neurotóxicas y las dermotóxicas.
Las floraciones algales, también conocidas como “blooms”, son eventos de multiplicación y acumulación de las microalgas que viven libres en los sistemas acuáticos o fitoplancton, y que presentan un incremento significativo de la biomasa de una o pocas especies, en períodos de horas a días.
Estos eventos ocurren naturalmente en los sistemas acuáticos. Sin embargo, se ha registrado un incremento mundial en su frecuencia y duración, asociado a las condiciones de eutrofización de los cuerpos de agua.
En esta zona, la situación se produce principalmente por la presencia de Botnia que es un gran emisor de fósforo, máxime teniendo en cuenta que el río Uruguay ya no soportaba más presencia de fósforo incluso antes de habilitarse la pastera.
Las causas que favorece a la floración algal son el exceso de nutrientes en agua, principalmente fósforo y nitrógeno, que son los productos finales de la descomposición de la materia orgánica.
Las fuentes puntuales de estos nutrientes son fácilmente identificables como, por ejemplo:
* La falta y en su caso el incorrecto tratamiento de efluentes cloacales e industriales.
* El uso indiscriminado de fertilizantes en la actividad agrícola.
* La carga de nutrientes que proviene de la cuenca superior, especialmente desde el Brasil.
* La deforestación, principalmente la vinculada a las costas.
* Los sedimentos propios del río, como en el caso de la represa de Salto Grande donde la forma del embalse hace que los sedimentos ricos en limo queden en el fondo.
Es oportuno recordar que dentro de los efluentes industriales incorrectamente tratados se debe centrar el ejemplo de lo que es hoy la planta UPM (ex Botnia), objeción técnica referida al tema que se viene presentando desde los años que se hacían las audiencias públicas en Fray Bentos, pero también desde la época en que el científico Héctor Sejenovich (Universidad de Luján) ya advertía lo que iba a suceder, y los informes del grupo técnico de Alto Nivel constituido por ambos países.
A estas señales jamás escuchadas como corresponde también se suman los propios informes de la Dirección Nacional de Medio Ambiente del Uruguay (DINAMA) y principalmente lo que constituyó una de las pruebas principales presentada por la parte Argentina ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde se recordó el evento de la megafloración detectada en el 2009, cuyos análisis relevaron la presencia de celulosa y lignina en el agua.
Como nada de esto se atendió en tiempo y forma, hoy el río vuelve a presentar las algas tóxicas, principalmente en su canal de navegación que luego los vientos y correntadas arrastran hacia las costas y playas.
Esta situación se ve agravada por la bajante del río (estiaje pronunciado) que vive el curso de agua por estos tiempos, los bajos caudales erogados por la represa de Salto Grande y la influencia de la sudestada en el curso inferior del río Uruguay (reflujo), transformando al ambiente acuático en un ambiente de comportamiento lento o lagunar.
Todo esto explica –además- por qué Botnia está mal ubicada en Fray Bentos.
Recomendaciones
Frente a este deterioro en la calidad y salud ambiental, desde hace dos años la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) viene insistiendo en la necesidad de dar información al usuario del río.
Bajo el título “El río nos cuida y nos avisa hay que saber comprenderlo”, la CARU advirtió que las algas nocivas es una realidad a tener en cuenta.
En ese material de divulgación –al que accedió EL ARGENTINO- el organismo binacional advierte a los usuarios del río que “hay que tener cuidado antes de bañarse en esas aguas”, especialmente en los remansos, playas, costas, donde el agua está más quieta, dado que es donde se acumulan las mayores concentraciones de cianobacterias.
En cuanto a los efectos nocivos para la salud, estas algas –que son comunes observar en estos días- pueden producir toxinas y las personas expuestas de manera directa a ellas pueden padecer algunos de estos síntomas: irritación de piel y mucosas en forma de erupciones y prurito; afecciones respiratorias, especialmente tos, crisis de asma y dificultades para respirar y trastornos digestivos como diarrea, vómitos y náuseas.
Este contenido no está abierto a comentarios