Afirman que los insecticidas no son inocuos aunque se vendan en supermercados

 

Ya lo informó EL ARGENTINO en su edición de este domingo, no obstante vale recordar que los disertantes serán: Lic. en Bioquímica, Carlos Augusto Goldaracena, (UADER - FCYT, sede Gualeguaychú y UNER, Facultad de Bromatología); Lic. Eduardo Chávez, (UADER, FCYT, sede Gualeguaychú); Dr. Damián Marino, (UNLP - Facultad de Ciencias Exactas); Dra. María Fernández Benetti (UBA-Facultad de Abogacía, Asociación por la Justicia Ambiental); Lic. en Bromatología, Argelia Raffo (UNER-Facultad de Bromatología); Lic. en Bioquímica, Orlando Luis Piaggio (UNER-Facultad de Bromatología)

 

Todos podemos aprender

 

En la primera jornada -esta tarde- se tratará la Toxicología de los diferentes grupos de plaguicidas y los efectos nocivos que puedan originar en las personas expuestas a ellos, en especial los de mayor uso en las actividades agropecuarias de nuestro país, como glifosato, clorpirifos, cipermetrinas, etc.

Sobre esto, Carlos Goldaracena dijo ayer a EL ARGENTINO que el objetivo es que, a falta de controles del Estado y de cumplimiento de la normas, se apela a la responsabilidad de los consumidores al momento de comprar un insecticida, por ejemplo.

¿La razón? hay que prestar atención a la etiqueta, para saber qué vamos a llevar a casa.

“Siempre vamos diez o quince años detrás de otros países”, lamentó el bioquímico, aludiendo al uso del endosulfán, un organoclorado prohibido en 70 países que en el nuestro se utilizó en Argentina hasta 2013. “Es disruptor endocrino, ocasiona problemas en la reproducción, alteraciones en el sistema inmunológico y ahora se lo define “probablemente cancerígeno”, advirtió.

Hablando de las jornadas, marcó “queremos informar en estas charlas que todos los plaguicidas convencionales tienen toxicidad y esto hay que informarlo y de manera especial, a quien los manipula”.

“Mañana (por hoy) nos referiremos a la toxicología de los plaguicidas, al uso abusivo de los plaguicidas domiciliarios. Porque en la etiqueta, se menciona como componente la piretrina o piretroides (pesticidas artificiales) que dentro de los plaguicidas tradicionales son los menos tóxicos, pero no carecen de toxicidad y son muy peligrosos para las personas alérgicas, ya que se ha visto que pueden presentar problemas respiratorios graves, neumonitis y hasta edema de glotis y muerte”.

“Una mamá que rocía con un insecticida cerca de un chico alérgico, puede provocar uno de estos cuadros por no conocer la composición del producto”, enfatizó, para destacar “Incluso, algunos fabricantes les agregan organofosforados, por eso insistimos en que hay que mirar bien el prospecto, la etiqueta.

También, marcó, hay que evitar estar en casa cuando se realizan las fumigaciones caseras “porque no se puede convivir con ese producto”.

“Lamentablemente no estamos informados, se respetan las normas vigentes, no tenemos control del Estado, cualquiera manipula un plaguicida, que debería ser usado por un técnico”, expresó, para continuar “entonces, mientras se sigan usando, hasta tanto se sigan vendiendo en los supermercados, debemos prevenir y alertar para hacer cumplir las disposiciones.

Y plantear la posibilidad de alternativas como plaguicidas biológicos, para disminuir los riesgos”.

Goldaracena adelantó que el jueves se podrá escuchar a la Dra. María Fernández Benetti expresarse sobre las leyes vigentes en Entre Ríos y también al Dr. Damián Marino (CONICET) que estableció en un estudio la presencia de residuos de plaguicidas en el aire, suelo, agua, agua de lluvia, pañales, tampones, la orina de las personas expuestas a estas sustancias, etc.

Como si no bastara lo dicho, Goldaracena agregó “un estudio universitario detectó presencia de organoclorados en productos lácteos para chicos. Y esto es porque todo el ambiente está impregnado por el uso de estos productos con fuerte poder residual”.

Como dato, al finalizar la charla, consignó “los americanos prefieren una acelga comida por alguna plaga, que una lustrosa”.

¿Por qué marcamos esto?

Porque ya se entiende la razón de la diferencia. Y porque a dos meses de habernos espantado al saber que el 60 por ciento de las frutas y verduras del Mercado Central tienen restos de agroquímicos, hoy parece que nos hemos olvidado.