Vaticano, ONU y alcaldes se unen contra el cambio climático y trata de personas
La Santa Sede y la ONU invitaron a alcaldes de todo el mundo para movilizarles en la doble lucha contra el cambio climático y la trata de seres humanos.
Según anunció el miércoles el Vaticano, los alcaldes de 60 grandes ciudades se encontrarán el 21 y el 22 de julio para examinar las formas de luchar contra estas dos tragedias, que el Papa Francisco relató en su encíclica "Laudato si". Jorge Bergoglio se interesa particularmente por la problemática de las grandes ciudades.
Los alcaldes de París, Boston, San Francisco, Roma, Milán, Nápoles, Oslo, Estocolmo, Río de Janeiro, Sao Paulo, Bogotá, México, Teherán, Argel, Abiyán, Acra, Libreville, Lubumbashi (RD Congo) y Johannesburgo, estarán presentes.
Las catástrofes que derivan de "alteraciones medioambientales, económicas y sociales crean el terreno propicio para las migraciones forzadas y para la trata", en especial en las grandes urbes, explicó a la prensa el canciller de la Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.
"Estos fenómenos climáticos, al igual que la cultura del relativismo, empujan a una persona a aprovecharse de otra como de un simple objeto, obligándola a realizar trabajos forzados y reduciéndola a la esclavitud. Según el Papa Francisco, es la misma lógica que lleva a explotar sexualmente a los niños y a abandonar a los ancianos", añadió.
Sorondo, que ya había creado un grupo de lucha entre los obispos y los jefes de policía de grandes ciudades contra la trata , fue alentado por ellos a invitar a los alcaldes, sus superiores jerárquicos, para implicarlos más en este combate.
Preguntado sobre la colaboración de la Santa Sede con la ONU, ante la visita de Francisco a las Naciones Unidas en septiembre y ante la adopción de un programa para los próximos 15 años que pretende acabar con la pobreza, Sorondo respondió que "la ONU no es el diablo, sino más bien lo contrario. Pablo VI definió el trabajo de la ONU como el camino de la civilización moderna. Hay tendencias de derecha que ven a la ONU como el diablo, no es la posición de la Iglesia", replicó.
Algunos entornos conservadores católicos consideran que el Vaticano no debería colaborar con la ONU, debido a sus posiciones contrarias a la doctrina católica sobre la "salud reproductiva" (aborto, contracepción) y la familia (en especial el matrimonio homosexual).
Los alcaldes de París, Boston, San Francisco, Roma, Milán, Nápoles, Oslo, Estocolmo, Río de Janeiro, Sao Paulo, Bogotá, México, Teherán, Argel, Abiyán, Acra, Libreville, Lubumbashi (RD Congo) y Johannesburgo, estarán presentes.
Las catástrofes que derivan de "alteraciones medioambientales, económicas y sociales crean el terreno propicio para las migraciones forzadas y para la trata", en especial en las grandes urbes, explicó a la prensa el canciller de la Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo.
"Estos fenómenos climáticos, al igual que la cultura del relativismo, empujan a una persona a aprovecharse de otra como de un simple objeto, obligándola a realizar trabajos forzados y reduciéndola a la esclavitud. Según el Papa Francisco, es la misma lógica que lleva a explotar sexualmente a los niños y a abandonar a los ancianos", añadió.
Sorondo, que ya había creado un grupo de lucha entre los obispos y los jefes de policía de grandes ciudades contra la trata , fue alentado por ellos a invitar a los alcaldes, sus superiores jerárquicos, para implicarlos más en este combate.
Preguntado sobre la colaboración de la Santa Sede con la ONU, ante la visita de Francisco a las Naciones Unidas en septiembre y ante la adopción de un programa para los próximos 15 años que pretende acabar con la pobreza, Sorondo respondió que "la ONU no es el diablo, sino más bien lo contrario. Pablo VI definió el trabajo de la ONU como el camino de la civilización moderna. Hay tendencias de derecha que ven a la ONU como el diablo, no es la posición de la Iglesia", replicó.
Algunos entornos conservadores católicos consideran que el Vaticano no debería colaborar con la ONU, debido a sus posiciones contrarias a la doctrina católica sobre la "salud reproductiva" (aborto, contracepción) y la familia (en especial el matrimonio homosexual).
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