Docentes de escuelas rurales revelan preocupación por las fumigaciones
El 28 de octubre, se realizará un encuentro de docentes rurales de todo el país en la Cámara de Diputados de la Nación en la cual irían maestros rurales del departamento a dar su testimonio. Desde el Consejo General de Educación se busca crear conciencia y desarrollar jornada de debate sobre el modelo productivo sojero y sus consecuencias para la salud de la población.
Convocados por el vocal del Consejo General de Educación (CGE), Héctor De la Fuente, más de treinta docentes de escuelas rurales de todo el departamento se reunieron ayer en el Centro Sirio Libanés para discutir la problemática ambiental y las graves consecuencias que acarrea para la salud de la población rural escolar, las constantes pulverizaciones de campos cercanos al establecimiento escolar.
De la Fuente, quien fuera diputado provincial (2007-2011), fue el autor de un proyecto de ley que limitaba el uso de agrotóxicos pero que fue “cajoneada” en la Cámara de Senadores.
En el encuentro también estuvo la Asamblea Ambiental, en la cual una de sus históricas dirigentes, Gilda Veronesi, cuestionó el hecho de que no haya un organismo del Estado que controle y recepcione las denuncias de los directivos de escuelas que sufrieron fumigaciones.
Por otro lado, Rubén Kneeteman, docente rural desde 1990 y uno de los fundadores de la asociación civil “Paren de Fumigar” que desde hace tiempo luchan para generar un cambio en la matriz productiva, explicó que fue fumigado estando en su propia casa, y realizó varias denuncias en la Justicia local, logrando evitar que se siga pulverizando cerca de su vivienda rural en Larroque.
“Se me secaban los árboles frutales y fue solo el conocimiento y la militancia de saber lo que hacen los venenos, de estar a cargo de un aula y de saber que antes en Larroque no teníamos chicos con problemas para caminar como ahora o el incremento del huevo huero (gestación fallida) que antes no era tan común como ahora”, agregó.
“El modelo productivo tiene varias aristas, la que más nos tendría que interesar es el de la salud. Vemos chicos con pañales en sexto grado porque tenían dificultades para caminar, cada vez hay más labios leporinos, tumores y problemas principalmente hormonales, tenemos chicos con diabetes, con problemas de tiroide, más allá de los cánceres que tenemos usualmente”.
Recordó que: “Tenemos estudios científicos en todo el mundo que demuestras los efectos de los agrotóxicos en la salud, no necesito ir con los chicos de las escuelas rurales de Larroque o del campo para demostrarles a las autoridades que esto es así. Con solo ir a la provincia del Chaco donde hay personas contaminadas por los agrotóxicos que le ponen al tabaco, no necesitamos más pruebas que esas”.
En este sentido, el docente reflexionó: “Si echamos veneno en la comida, si todavía tenemos que convencer a las autoridades de que el veneno, es veneno, si yo invito a una persona a mi casa a comer y le echo veneno en el plato me va a decir que estoy loco, pero echar venenos en la producción de alimentos es un modelo productivo.
Para colmo los que nos fumigan son nuestros amigos, o la misma gente del pueblo en que vivimos. Pelear contra Botnia UPM es más fácil porque su sede está en Finlandia, pero hacer entender que cuando se echa glifosato se está matando, es difícil porque mientras el dinero sea el que mueva nuestro sentido de vida, a las personas no les importará seguir contaminando”.
Al ser consultado por el proyecto de ley en la que apunta a que las pulverizaciones se hagan a mil metros de distancia de una escuela, curso de agua o casa de familia, Kneeteman, dijo que: “Sería muy tonto no adherir a mejorar la ley de pulverizaciones de la actualidad, pero lo que no hay que hacer es creer que con una ley se va a cambiar el modelo productivo.
En Argentina tenemos 20 millones de hectáreas en producción y por cada hectárea se necesitan 2 litros de glifosato, sin contar los funguicidas y los cócteles que hacen para matar el bicherío, pero muchas de esas sustancias son persistentes y tardan muchos años para irse del lugar en el que fueron aplicadas. Este modelo productivo está afectando al aire, al agua y a la tierra, estamos ante un genocidio. Por suerte los delitos ambientales no prescriben, porque son delitos de lesa humanidad y algún día vamos a poder juzgar a los responsables de esta contaminación ambiental”.
En tanto De la Fuente agregó que: “El encuentro fue muy bueno porque la gente comienza a decir lo que le está pasando. A su vez esto nos habilita a trabajar en jornadas sobre el tema donde se pueda discutir toda la cuestión que tenga que ver con el sistema productivo y las consecuencias, además de tener en cuenta todas las cuestiones que hagan a la prevención y una política educativa que aborde lo ambiental en lo general”.
El 28 de octubre, se realizará un encuentro de docentes rurales de todo el país en la Cámara de Diputados de la Nación, para plantear la problemática y algunos maestros que estuvieron en el encuentro de ayer se ofrecieron para brindar su testimonio a los legisladores nacionales
De la Fuente, quien fuera diputado provincial (2007-2011), fue el autor de un proyecto de ley que limitaba el uso de agrotóxicos pero que fue “cajoneada” en la Cámara de Senadores.
En el encuentro también estuvo la Asamblea Ambiental, en la cual una de sus históricas dirigentes, Gilda Veronesi, cuestionó el hecho de que no haya un organismo del Estado que controle y recepcione las denuncias de los directivos de escuelas que sufrieron fumigaciones.
Por otro lado, Rubén Kneeteman, docente rural desde 1990 y uno de los fundadores de la asociación civil “Paren de Fumigar” que desde hace tiempo luchan para generar un cambio en la matriz productiva, explicó que fue fumigado estando en su propia casa, y realizó varias denuncias en la Justicia local, logrando evitar que se siga pulverizando cerca de su vivienda rural en Larroque.
“Se me secaban los árboles frutales y fue solo el conocimiento y la militancia de saber lo que hacen los venenos, de estar a cargo de un aula y de saber que antes en Larroque no teníamos chicos con problemas para caminar como ahora o el incremento del huevo huero (gestación fallida) que antes no era tan común como ahora”, agregó.
“El modelo productivo tiene varias aristas, la que más nos tendría que interesar es el de la salud. Vemos chicos con pañales en sexto grado porque tenían dificultades para caminar, cada vez hay más labios leporinos, tumores y problemas principalmente hormonales, tenemos chicos con diabetes, con problemas de tiroide, más allá de los cánceres que tenemos usualmente”.
Recordó que: “Tenemos estudios científicos en todo el mundo que demuestras los efectos de los agrotóxicos en la salud, no necesito ir con los chicos de las escuelas rurales de Larroque o del campo para demostrarles a las autoridades que esto es así. Con solo ir a la provincia del Chaco donde hay personas contaminadas por los agrotóxicos que le ponen al tabaco, no necesitamos más pruebas que esas”.
En este sentido, el docente reflexionó: “Si echamos veneno en la comida, si todavía tenemos que convencer a las autoridades de que el veneno, es veneno, si yo invito a una persona a mi casa a comer y le echo veneno en el plato me va a decir que estoy loco, pero echar venenos en la producción de alimentos es un modelo productivo.
Para colmo los que nos fumigan son nuestros amigos, o la misma gente del pueblo en que vivimos. Pelear contra Botnia UPM es más fácil porque su sede está en Finlandia, pero hacer entender que cuando se echa glifosato se está matando, es difícil porque mientras el dinero sea el que mueva nuestro sentido de vida, a las personas no les importará seguir contaminando”.
Al ser consultado por el proyecto de ley en la que apunta a que las pulverizaciones se hagan a mil metros de distancia de una escuela, curso de agua o casa de familia, Kneeteman, dijo que: “Sería muy tonto no adherir a mejorar la ley de pulverizaciones de la actualidad, pero lo que no hay que hacer es creer que con una ley se va a cambiar el modelo productivo.
En Argentina tenemos 20 millones de hectáreas en producción y por cada hectárea se necesitan 2 litros de glifosato, sin contar los funguicidas y los cócteles que hacen para matar el bicherío, pero muchas de esas sustancias son persistentes y tardan muchos años para irse del lugar en el que fueron aplicadas. Este modelo productivo está afectando al aire, al agua y a la tierra, estamos ante un genocidio. Por suerte los delitos ambientales no prescriben, porque son delitos de lesa humanidad y algún día vamos a poder juzgar a los responsables de esta contaminación ambiental”.
En tanto De la Fuente agregó que: “El encuentro fue muy bueno porque la gente comienza a decir lo que le está pasando. A su vez esto nos habilita a trabajar en jornadas sobre el tema donde se pueda discutir toda la cuestión que tenga que ver con el sistema productivo y las consecuencias, además de tener en cuenta todas las cuestiones que hagan a la prevención y una política educativa que aborde lo ambiental en lo general”.
El 28 de octubre, se realizará un encuentro de docentes rurales de todo el país en la Cámara de Diputados de la Nación, para plantear la problemática y algunos maestros que estuvieron en el encuentro de ayer se ofrecieron para brindar su testimonio a los legisladores nacionales
Este contenido no está abierto a comentarios