El tabaco en los jóvenes
Es triste ver a jóvenes de entre 14 a 15 años fumar entre grupos de amigos, en la vereda de su colegio, mientras esperan que toque el timbre para ingresar a clases.
El consumo del tabaco por los adolescentes no sólo es el resultado de las influencias psicosociales, como presión por parte de los compañeros o amigos, sino que las investigaciones recientes sugieren que puede haber razones biológicas para este periodo de mayor vulnerabilidad. Hay algunas pruebas de que fumar ocasionalmente puede provocar en algunos adolescentes el desarrollo de la adicción al tabaco.
Los adolescentes también parecen ser más sensibles a los efectos de refuerzo de la nicotina combinada con otras sustancias químicas que se encuentran en los cigarrillos, aumentando así su susceptibilidad a volverse adictos al tabaco.
Sin embargo el deterioro a la salud a mediano y largo plazo será evidente para la persona ya adulta que comenzó desde su adolescencia a fumar. Ese individuo estará propenso a tener enfermedades cardiovasculares, que constituye la principal causa de muerte en nuestro país. Estará propenso a contraer enfermedades respiratorias no tumorales. La incidencia de tos y expectoración es tres veces más elevada en los fumadores, que además presentan niveles de función pulmonar disminuidos, así como un riesgo incrementado de bronquitis y otras enfermedades crónicas del aparato respiratorio.
A su vez el tabaco es el principal factor causal del cáncer de pulmón, laringe y cavidad bucal. Su consumo es el responsable del 80 y 90% de los casos de cáncer de pulmón en los hombres y su importancia en las mujeres está aumentando. No hay duda que el tabaco es una amenaza para la salud de los jóvenes y la población en general. La formación para la salud tendría que comenzar ya en la niñez para evitar estos vicios mortales.
El consumo del tabaco por los adolescentes no sólo es el resultado de las influencias psicosociales, como presión por parte de los compañeros o amigos, sino que las investigaciones recientes sugieren que puede haber razones biológicas para este periodo de mayor vulnerabilidad. Hay algunas pruebas de que fumar ocasionalmente puede provocar en algunos adolescentes el desarrollo de la adicción al tabaco.
Los adolescentes también parecen ser más sensibles a los efectos de refuerzo de la nicotina combinada con otras sustancias químicas que se encuentran en los cigarrillos, aumentando así su susceptibilidad a volverse adictos al tabaco.
Sin embargo el deterioro a la salud a mediano y largo plazo será evidente para la persona ya adulta que comenzó desde su adolescencia a fumar. Ese individuo estará propenso a tener enfermedades cardiovasculares, que constituye la principal causa de muerte en nuestro país. Estará propenso a contraer enfermedades respiratorias no tumorales. La incidencia de tos y expectoración es tres veces más elevada en los fumadores, que además presentan niveles de función pulmonar disminuidos, así como un riesgo incrementado de bronquitis y otras enfermedades crónicas del aparato respiratorio.
A su vez el tabaco es el principal factor causal del cáncer de pulmón, laringe y cavidad bucal. Su consumo es el responsable del 80 y 90% de los casos de cáncer de pulmón en los hombres y su importancia en las mujeres está aumentando. No hay duda que el tabaco es una amenaza para la salud de los jóvenes y la población en general. La formación para la salud tendría que comenzar ya en la niñez para evitar estos vicios mortales.
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