Hay que volver a la bolsa de los mandados

De a poco comienza a verse una recuperación del hábito de llevar “la bolsa de los mandados”, como la conocimos de chicos aquí como en todas partes, cuando no había supermercados -principales distribuidores- y los almaceneros eran los proveedores de las familias.
Esa bolsa cayó en desuso con la llegada de las modernas descartables, pese a que éstas no son resistentes como sus antecesoras y tampoco más cómodas.
La comodidad, en todo caso, reside en el hecho de salir de compras con las manos libres.
Pero habría que darse una vueltita por cualquiera de los basurales (normados o fuera de toda norma) para ver qué sucede con ellas.
Por eso llama la atención que aún no se haya establecido el uso de bolsas de papel o cartón blando (como las que entregan muchos comercios) y, para ser más ecológicos, dar un giro de ciento ochenta grados y promover el uso de bolsas alternativas, confeccionadas con otros materiales, incluso de tela y hechas en casa.
Las bolsas que ahora denominamos ecológicas son más caras que las tradicionales, pero son mucho más duraderas y ayudan al planeta porque se sabe que el plástico tarda cientos de años en desintegrarse.
Alguien tendrá que dar el primer paso.
Porque del cuidado del medio en que vivimos todos hablamos, pero en los hechos no siempre estamos a la altura de lo que decimos.