Casi medio millón de mujeres se jubilaron desde que se reconoce a la maternidad como un trabajo
La iniciativa del ANSES de considerar a las tareas de cuidado como un trabajo funciona por decreto desde agosto del 2021. En 2005, menos de 7 de cada 10 mujeres estaban jubiladas. Ahora, 9 de cada 10 perciben un haber previsional. Sin moratoria y ese reconocimiento, solo el 10% de las argentinas tendría acceso a la jubilación
Por Luciana Peker
En Argentina 440 mil mujeres se pudieron jubilar por el reconocimiento de las tareas de cuidado. La medida es innovadora en todo el mundo e implica el reconocimiento formal a la maternidad como un trabajo. En concreto, cambiar pañales, dar la teta, bajar la fiebre, dormir poco y jugar de madrugada es un esfuerzo 24 x7, sin tregua, vacaciones, ni feriados (ni horas extras, ni recompensas por trabajo nocturno, ni hora para almorzar) pero que ahora sí da puntos para poder
La medida administrativa fue dispuesta por ANSES desde el 30 de julio del 2021 y comenzó a regir en agosto de hace dos años. Se puso en marcha a través del decreto 475/2021 de Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado. Se trata de una política pública con enfoque de derechos y perspectiva de género que facilita el acceso a la jubilación de las madres argentinas.
“Eso que llaman amor es trabajo”, es una frase emblemática de Silvia Federici. Pero si la maternidad es amor y trabajo también, ahora, es reconocida como un aporte para poder jubilarse. La norma es una de las más innovadoras y positivas en la valorización del cuidado. Sin embargo, puede correr riesgo porque no está garantizada por ley, por lo que un cambio de gobierno puede borrarla de un plumazo sin, ni siquiera, tener que pasar por la derogación en el Congreso. Si se deja sin efecto y se terminó el reconocimiento a las madres que entregan el cuerpo, el tiempo, el alma y el sueño para criar y cuidar a sus hijos e hijas.
En el primer año de implementación de la medida se estimaba que llegarían a jubilarse gracias a este piecito estatal 155 mil madres que ya tenían 60 años pero que no contaban con los aportes suficientes porque tuvieron que trabajar en oficios informales, sin aportes patronales (en muchos casos cuidando a los hijos de otras familias) o con carreras laborales interrumpidas para poder cumplir con las recomendaciones de lactancia materna o llegar a la puerta del jardín o la escuela con horarios no aptos para trabajos que no son mami friendly.
Las mujeres que tramitaron su jubilación mediante esta iniciativa tienen en promedio 3,2 hijos/as y 61,2 años de edad. El 90% se pudo jubilar gracias a un combo que incluye la moratoria jubilatoria y el reconocimiento de las tareas de cuidado. Muchas de ellas abrigaron el desamparo de sus hijos e hijas, no durmieron para acunarlos y para esperarlos/as despiertas cuando volvían de bailar; cocinaron con lo que tenían y se las rebuscaron cuando no tenían; se sentaron a hacer la tarea e hicieron fila en la guardia para hacerlos ver en cada gripe, dolor de oidos o los fueron a buscar al colegio cuando les dolía la panza o se caían.
En Argentina las mujeres deben tener 60 años para poder jubilarse y 30 años de aportes. Pero solo una de cada 10 mujeres con una edad cercana a jubilarse puede cumplir con este requisito. Por lo que si se quita la moratoria y el reconocimiento de tareas de cuidado la jubilación quedaría como un derecho que se puede retirar de un décimo piso que, sin escaleras, ni ascensor, solo el 10% de las que quieren llegar lograrían escalar hasta tener un ingreso mensual. El resto se quedarían tiradas en el piso, sin cobertura jubilatoria, mirando para arriba o para atrás y lamentándose porque a las madres nadie les reconoce su sacrificio.
“El Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado compensa una desigualdad pasada, acumulada a lo largo de la vida laboral de las mujeres, quienes tienen peores y menores oportunidades de desarrollarse en el mercado laboral y que, como contracara, han dedicado históricamente mayor tiempo y esfuerzo al trabajo reproductivo y no remunerado al interior de los hogares”, explican desde ANSES.
Muchas de las que se jubilan hoy vivieron en una época en que ser ama de casa era lo que se debía ser y salir a trabajar era mal visto, mal pagado y mal acompañado. En 1974 solo un 35% de las mujeres del Gran Buenos Aires participaba del mercado laboral. Los tiempos cambiaron y, ojalá, más mujeres lleguen con más aportes a la edad jubilatoria. Pero, a las que fueron madres a tiempo completo, como les pedían, no se las puede dejar tiradas por cumplir con los mandatos con los que crecieron y con los que se dedicaron a acompañar a sus hijos e hijas.
Por ahora, los datos son alentadores. En el primer trimestre de 2023 la tasa de actividad económica alcanzó el 52,2%, un récord histórico desde que se comenzaron a publicar los registros de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), del Indec, en 2003. Si en los 70´un tercio de las mujeres trabajaban o buscaban trabajo hoy ya la mitad de ellas tienen un salario. La informalidad sigue siendo un problema, pero es un objetivo esperable que las mujeres logren llegar a la madurez con más aportes.
Aunque, si ahora, no cuentan con esas sogas su vida pende de un hilo o de la ayuda económica de hijos e hijas que también se encuentran, en muchos casos, asfixiados por la situación económica, la precariedad y la inflación y sin posibilidad de sostenerse simultáneamente a ellos, a sus propios hijos y a sus madres. Por lo que la jubilación por tareas de cuidado también es un alivio para las familias de quienes pueden acceder a un ingreso mensual por su rol de madres.
De hecho, si bien es auspicioso que ya la mitad de las mujeres estén activas en el mercado laboral la diferencia con los hombres persiste. El 69% de los varones es activo económicamente, a diferencia del 50% de las mujeres. Por lo que hay más equidad que hace 50 años, pero menos de la que se necesita para contar con los mismos ingresos.
En el camino a la jubilación lo importante no es solo trabajar, sino tener aportes. Por eso, la diferencia de género en la informalidad es un proyecto mayúsculo a largo plazo. Una desinversión a futuro que condena a las mujeres a una fragilidad vital en la época de la vida que tienen que poder disfrutar de ya no tener a nadie a cargo y poder dedicarse a viajar, tejer, hacer yoga, bailar o cuidar las plantas.
En Argentina el 36% de las mujeres son asalariadas informales y el 31% de los varones son trabajadores no registrados. La diferencia de género es del 5 puntos porcentuales e incide en una injusticia presente pero también en una injusticia futura a la hora de poder (o no poder) jubilarse. Pero además es un diagnostico claro de por qué el aporte por tareas de cuidado y la moratoria jubilatoria son centrales para compensar la descompensación laboral de género en Argentina.
Las mujeres consiguen menos trabajo que los varones, tienen que dejarlo si tienen hijos para poder continuar con la lactancia o llegar a buscarlos a la salida de la escuela, si limpian casas o cuidan hijos ajenos no reciben aportes jubilatorios y si dejan de facturar por un tiempo (mientras son chiquitos o necesitan que se los lleve al colegio o se los mire para que no pongan los dedos en el enchufe) no llegan a completar el tiempo que se les requiere para jubilarse porque parece que el trabajo más exigente de todos fue un recreo.
Por eso, el reconocimiento de tareas de cuidado compensa el desequilibrio del mercado laboral y reconoce como un oficio que debe ser compensado a la maternidad. Pero además no solo tiene en cuenta las desigualdades entre mujeres y varones sino las desigualdades entre las mujeres con más privilegios y las más desfavorecidas. El reconocimiento por tareas de cuidado contempla las trayectorias con más dificultades y reconoce 1 año de aporte por hijo/a; 2 años en caso de adopción; 1 año adicional por hijo/a con discapacidad y 2 años adicionales si el hijo/a fue titular del derecho a Asignación Universal por Hijo (AUH) por, al menos, 12 meses.
Las provincias con mayor cantidad de jubiladas (65%) que lograron acceder a ese apoyo gracias al trabajo materno están en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe, según el Observatorio de la Seguridad Social de octubre del 2023.
En Argentina las moratorias previsionales se llevaron adelante en el 2004, 2014, 2016 y 2023. Las mujeres representan el 74% de las prestaciones otorgadas por moratoria. No es un regalo: se regularizan los aportes a través del pago de cuotas mensuales que se descuentan del haber previsional con montos que se actualizan por el índice de movilidad jubilatoria.
La diferencia entre moratorias (conocidas como jubilación para amas de casa) y reconocimiento de aportes del cuidado (jubilación para madres) es crucial. En 2005 menos de 7 de cada 10 mujeres estaban jubiladas, en 2020, lo estaban más de 9 de cada 10. Sin esta soga la mayoría se va a quedar afuera, con esta soga la mayoría queda adentro de un ingreso fijo, indexable, personal, que da autonomía, autoestima, seguridad y bienestar.
Si se defiende la vida hay que cuidar las que dan la vida para poder gestar, parir y cuidar a sus hijos e hijas, especialmente, los primeros años de vida. Pero si las que cuidan entregan cuerpo, tiempo, dinero y no se les reconoce nada quedan desamparadas en el momento de jubilarse después de sacrificar su propio espacio, economía y esfuerzo en post de la maternidad.