La Escuela del Barrio Pereda agasajó ayer a los maestros

 Poco antes del inicio, Dominga Sansón de Martinelli, que cumplió 75 años de egresada y también fue docente de la 94, recordó a EL ARGENTINO que cuando ella concurría, se llamaba “Escuela Nacional Nº 79 de Gualeguaychú”. Cuando habló con nosotros, recordó a su compañera de banco  Pichonga (Alicia) Pereda y compartió las palabras que después escucharían todos los presentes.
“Silencio en las aulas”, por sobre el camino afloran recuerdos.  Nuestra querida escuela Nacional Nº 79, que llamábamos simplemente, “la 79”. Entramos. A la izquierda, la pared centenaria donde se apoyaba el mástil de la  bandera nacional. Las mejores alumnas las izaban. Eran las más estremecedoras, las mañanas invernales. Poco abrigo traían nuestras espaldas y nuestros estómagos. Recuerdos. Por estrechos caminos, con barro y gramilla avanzaban mujeres con polleras...pollerones. Ninguna vestía pantalón”, escribió. 
Sansón de Martinelli recordó en sus palabras a Rosa Regazzi y a Chichita Secchi, el Almacén Pereda, las plumas que mojaban en  tinteros, el esfuerzo de la cooperadora, que aportaba alimentos al comedor escolar. Y agradeció a los maestros, a los vecinos, a quienes integraron las sucesivas cooperadoras escolares por el trabajo hecho y los recuerdos que le dejaron.
 La Directora María Angélica Ríos, sumamente emocionada, dijo a EL ARGENTINO  “el pulmón de la escuela son sus docentes y alumnos. Hemos hecho un trabajo de hormigas buscando a ex alumnos, a quienes invitamos. Y verlos llegar hoy, no tiene precio”, agregó, aludiendo a la edad avanzada de varias personas, lo que hizo dudar de sus asistencias.
Al día de hoy, a la Francisco Ramírez asisten 410 alumnos desde el nivel inicial al sexto grado, que almuerzan junto con sus docentes en el comedor escolar, ya que ingresan a las 8 y se retiran a las 15,30.
En cuanto a cuál sería el mejor regalo para ella  en el Día del maestro, María Angélica Ríos dijo “siempre digo que el mejor regalo es el reconocimiento de nuestros alumnos cuando nos ven. No hay mejor regalo que ese beso y ese abrazo”.
Las organizadoras de la fiesta  fueron las docentes de 5º grado Silvia Carrizo, Alicia Carrizo y Viviana Echazarreta.
Cuando EL ARGENTINO las consultó sobre lo más difícil de lograr para la fiesta de ayer, coincidieron en que “fue encontrar a todas las personas, las ex maestras, los ex alumnos de las promociones más antiguas. Debimos recurrir a archivos muy antiguos y eso nos hizo ir en la historia varios años atrás. Pero mucha gente que se enteró de esto, nos facilitó la tarea haciendo su aporte”.
La celebración tuvo su momento protocolar, pero la de ayer fue una celebración emotiva por sobre todo, con muchos recuerdos y más momentos para atesorar. Abriendo el acto se colocaron en el frente las banderas de ceremonia,  portadas por los alumnos con mejores calificaciones, a saber: la Bandera nacional, por  Lourdes Camalé, escoltada por Carmiña Ramos y Cintia Muller; la de Entre Ríos,  portada por Morena Izaguirre y escoltada por Oriana Avilés y Candela Sánchez; la de  Gualeguaychú, llevada por Solange Martínez, escoltada Bautista Icardo y Rita Seruli y la bandera de la institución anfitriona, cargada por Valentina Palavecino, escoltada por Valentina Punilla y Carlos Plaza.  La familia Pereda, que donó el predio donde hoy se levanta esta escuela, se ganó  un fuerte aplauso ayer, por su visión extraordinaria al apostar a la educación y la inclusión de los niños de la zona.
Como podía leerse ayer, en el escenario del patio, esta familia sabía que  “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.