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Diario El Argentinosábado 23 de noviembre de 2024
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Un pueblo que camina, escucha a la naturaleza y pide ser escuchado

Un pueblo que camina, escucha a la naturaleza y pide ser escuchado

La séptima marcha de la Asamblea Ciudadana Ambiental al puente internacional General San Martín para abrazar al río Uruguay, se realizó ayer en absoluta tranquilidad y enarbolando más alto que nunca la necesidad de que se comprenda su clamor que reza SI a la vida, NO a las papeleras.


Este año el lema fue “Por la vida de todos, escuchemos a la naturaleza”, una idea-fuerza que pone su acento en la presencia ecocida de Botnia pero simultáneamente amplía la mirada ambiental hacia todos los problemas que aquejan a las comunidades cuando no son escuchadas como corresponde.
La convocatoria y movilización de la Asamblea sigue siendo la más importante a nivel planetario en materia ambiental, más allá de la cantidad de la multitud. Es, justamente, su carácter polifónico, multitudinario y diverso el mayor valor de que esta lucha contiene a toda una comunidad y no solamente a un sector de la sociedad.
Por otro lado, la marcha –y de esto dieron testimonio incluso la propia dirigencia política y gubernamental- demuestra que el conflicto con el Uruguay por las pasteras aún sigue abierto y es una herida que lacera 200 años de hermandad.
La ciudad comenzó hace semanas a palpitar lo que vivió ayer y muchedumbres enteras, familias integradas por varias generaciones, cumplieron con la cita de honor que implica este abrazo al río compartido.
Desde temprano los colectivos recorrieron los barrios para trasladar a los vecinos hasta el Corsódromo, para abordar luego los ómnibus que los llevarían a la cabecera del puente. Los vehículos particulares, muchos con sus banderas, recorrieron –como un peregrinar- la ruta internacional 136 y cuando cruzaban por Arroyo Verde les era inevitable referenciar ese emblemático lugar con la resistencia. Al llegar a la cabecera del puente, era inevitable sentir que esta lucha no depende de la sensibilización de los gobiernos sino del pueblo movilizado. Es ahí donde decir “¡Presente!” cobraba el sentido de comunidad.
Gualeguaychú junto a la región no le otorga licencia social al emprendimiento contaminante de la planta Orion (UPM, ex Botnia) y esta situación sigue interpelando a gobiernos como el de Finlandia, Uruguay y a la comunidad internacional que no saben escuchar este clamor en defensa de la vida.
La dirigencia política estuvo en la marcha. El intendente Juan José Bahillo marchó junto al vicegobernador José Eduardo Lauritto; mientras que el actual titular de la Cámara de Diputados de la provincia, Jorge Busti hizo lo propio con sus referentes locales como Osvaldo Chesini. También Fernando “Pino” Solanas se hizo presente, acompañado por el Partido Socialista, el GEN y del Proyecto Sur. Lo mismo que el diputado nacional Atilio Benedetti, quien estuvo acompañado por Jaime Benedetti y otros referentes radicales. Y quienes no pudieron llegar se esmeraron en hacer llegar su adhesión, como el caso de Luis Zamora, tan sólo para nombrar algunos ejemplos. Lo que esto expresa es que la lucha de Gualeguaychú convoca a todos y que más allá de las diferencias, el NO a Botnia es tan amplio como intenso que es imposible sostener que el conflicto ha quedado superado.
Un detalle que también refleja que bajo esta lucha todos comprometen sus talentos y esfuerzos, se encuentra en los trabajos de los jardines de infantes, que construyeron figuras humanas con cartones y que fueron exhibidas a lo largo de la marcha. La portaron los adultos, recibiendo el legado de los niños, dado que esos carteles rezaban “Por la vida de nuestros hijos escuchemos la naturaleza”, “Solo se vive una vez”.
La comunidad marchó ayer para escuchar a la naturaleza y para ser escuchados. De la misma forma que el río avanza siguiendo sus propias huellas, Gualeguaychú marcha siguiendo su memoria, que es la mejor forma de escribir la historia.



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