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Mujeres que hacen cosas...

Zulma Albornoz: El voluntariado, la gran elección en su vida

Zulma Albornoz: El voluntariado, la gran elección en su vida

Hace 27 años está casada con  Fabián, con quien tiene dos hijas,  Natalia  y Carolina.


 

Y hace muchas cosas, como trabajar en la Casa Corazón de María,  del Hogar de Cristo Nazareth, comunidad a la que se incorporó  hace mucho,  cuando este espacio era un anhelo al que había que darle forma.   

“Mi elección de voluntariado comenzó hace tiempo”, nos dijo Zulma Albornoz cuando preguntamos sobre esto.

 “Hace más de diez años estoy en la Parroquia Santa Teresita, en un grupo que se llama “Infancia y adolescencia misionera”, contó, para destacar “mi gran formadora fue Mercedes Solís, que nos moldeó en esto de salir al encuentro de los hermanos, no esperar que vengan...”

 También integra el grupo de madres  cristianas Santa Mónica o “Madres Mónicas”  en la Parroquia de Lourdes, y es tesorera en la comisión directiva de  Crusamen, la  institución que apadrina la sala de Salud Mental del Hospital Centenario.

Además, hace tiempo comenzó a trabajar con el grupo que fundó el Hogar de Cristo Nazareth, que cumplirá tres años en enero de 2018.

“Por esto  comencé a hacer talleres de escucha porque nunca viví de cerca   lo que son las adicciones, sino que me tocaba de pasada, por casos de gente conocida o lo que ves en la tele...  Con el taller  me fui interiorizando de esto. Después tuvimos una convocatoria  de la Pastoral de adicciones y comenzamos a juntarnos cada quince días en la Guardería Nazareth.  Un día  dijimos “¿por qué no caminar el barrio?” y empezamos...”

Y siguieron las reuniones y las recorridas, hasta que lograron inaugurar el Hogar de Cristo Nazareth.

“Al principio funcionó como centro de día y después, cuando hubo jóvenes que necesitaban dormir allí, comenzamos a darles albergue. Después arrancaron los talleres y de a poquito se fueron sumando chicos para almorzar”, recordó para después centrarse en las caras que conoce y decir “el adicto es muy demandante. Hay que saberlo escuchar. No sé si llegás a entenderlo, pero  tenés que escucharlo porque necesitan mucha atención y sabemos que como adictos, van  de un lado a otro... “

Como sabemos, el Hogar de Cristo fue pensado para varones, pero la realidad, la drogadependencia, no diferencia, y comenzaron a llegar mujeres.

“Siempre digo que es muy difícil para las mujeres. Ellas deben atender a sus hijos, en su mayoría solas...  Y vimos la necesidad de acogerlas, pero no quisimos alojarlas junto a los varones. Entonces surgió como centro de día la Casita Corazón de María, que inauguramos en agosto de 2017, está frente al Hogar y funciona en el mismo horario, de 8 a 18.  

En la Casita hay un día a la semana que tienen un grupo de mujeres, después pueden hacer huerta, tejer, coser.   Tratamos que permanezcan en el centro, pero es difícil que puedan estar todo el día, porque tienen que llevar sus hijos a la escuela, a la salita, al médico...”

- Sin dudar que puedan ser mamás amorosas, están enfermas.  ¿Están bien los chicos con su mamá enferma?, quisimos saber.

“Hay muchas intervenciones del COPNAF, porque esto es un trabajo en red. También con la Justicia. Lo nuestro es acompañarlos en el día a día, y lo mío específicamente son las visitas al hospital y a las familias. Las de los chicos que van al Hogar y las de los que no se animan a ir”, marcó, para compartir lo difícil que resulta a veces trasponer esa puerta, la del Hogar donde hoy almuerzan y merendan, porque por el momento,  varones y mujeres no duermen en   los centros, excepto que se presente un caso que amerite albergar de urgencia.

No obstante el día ofrece diez horas para atender a quienes siguen el consejo de Mateo, “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre”.

 

  

- ¿Qué es el voluntariado para vos?

“Es una gran elección en mi vida. Después de mi familia, lo mejor”, dijo resuelta, para agregar “más allá de que por ahí estás  cansada, no lo dejaría, a menos que mi familia me requiriera todo el tiempo”.

“Lo hago con amor y me emociona decirlo porque hay que estar. Mientras Dios me dé vida, el cuerpo aguante y pueda apoyarme en la gran familia del Hogar de Cristo, -porque todos le ponen las mismas ganas que yo- seguiré haciéndolo”.

 

Silvina Esnaola

EL ARGENTINO

 


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