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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Policiales

El 12 será la audiencia de la Cámara de Casación Penal que revisará la sentencia contra Javier Broggi

El 12 será la audiencia de la Cámara  de Casación Penal que revisará la  sentencia contra Javier Broggi

  La sentencia que condenó al ex titular de Cultura de la Municipalidad de Urdinarrain, Javier Broggi, será revisada en Casación Penal. La audiencia está prevista para el 12 de diciembre; aunque en principio estaba agendada para el 5 de diciembre.


 

Javier Broggi fue condenado en diciembre del año pasado a 14 años de prisión por el delito de corrupción agravada de menores, pero aún continúa caminando con libertad “restringida” por las calles de Gualeguay, donde fijó residencia.

El tribunal de Casación Penal, compuesto por Hugo Perotti, Marcela Davite y Marcela Badano, revisará la sentencia que condenó a Broggi por corrupción de menores en la modalidad de promoción agravada por haberse cometido mediante engaños, consumados en forma reiterada bajo la modalidad de delito continuado, en concurso real en dos hechos en calidad de autor.

La pena fue impuesta el 23 de diciembre de 2016 por parte de los jueces Alicia Vivian, Alberto Seró y Mariano Martínez de Gualeguaychú. En el veredicto, los magistrados no hicieron lugar al pedido de la Fiscalía y de la querella sobre la prisión preventiva, por considerar que la solicitud carecía de fundamento. Por lo tanto, Broggi permanece con libertad restringida, y fijó domicilio y debe presentarse cada 48 horas ante la Fiscalía de Gualeguay.

La causa por corrupción de menores contra Broggi tuvo largos recorridos en el Poder Judicial hasta llegar a la condena. Se abrió en 2013, cuando la revista Análisis dio a conocer una investigación periodística que develó las atrocidades cometidas por parte del titular de Cultura Municipal de Urdinarrain y rompió así “un secreto a voces” que era compartido por gran parte de la comunidad.

La Investigación Penal Preparatoria (IPP) estuvo cerrada en 2015 y fue elevada a juicio. Incluso el debate comenzó, pero a poco de iniciado fue suspendido en una medida extraordinaria, a pedido de la defensa particular de Broggi -encabezada por Rubén Gallardo- para que continúe la IPP. Esa decisión del tribunal fue apelada por el Ministerio Público Fiscal. Casación consideró revocarla y ordenó al tribunal concretar el juicio. Ese trámite llevó otro año, por eso el debate se realizó a fines de 2016, consignó Análisis.

 

El caso

 

El caso de Javier Broggi tomó estado público tras una investigación de la revista Análisis, que lo dio a conocer en 2013. El periodista Daniel Enz contó una historia escalofriante de perversión y abusos. En las siguientes líneas, se reedita parte de la publicación de aquel momento.

“La escena estaba siempre preparada. Era un detalle que no podía quedar al azar. La cama tendida; la habitación reluciente. La computadora por lo general ‘en suspenso’ para no perder esos segundos iniciales del encuentro; la música acorde al alcance de un click. Esa madre loba que apenas si saludaba, como dándole la bienvenida a esa nueva víctima y a los pocos segundos sabía que tenía que desaparecer del cuadro. En medio de ese silencio, el clásico ruido del cerrojo de la puerta, al partir, era lo más parecido al de una celda. Esa mujer cómplice sabía que no tenía que aparecer hasta pasado un tiempo prudencial; casi coordinado y cronometrado. Y tenía que retornar con su mejor sonrisa y siempre acompañada de torta y jugo de naranjas, para saciar a ese niño abusado y lograr que rápidamente le desaparecieran las lágrimas que iban inundando su rostro. ‘No llores más ni digas nada, porque tus padres no te van a creer. Salgo de acá, compro un vino para la cena y cuando vos llegués a tu casa ya estaré sentado con ellos, disfrutando de la comida’, les repetía a cada uno de sus bocados.

“Esa cabeza perversa del victimario funcionaba prácticamente las 24 horas. Era el hombre resolutivo del gabinete municipal, el que todo lo solucionaba, el que más ideas aportaba, pero también estaba atento a cada movimiento a su alrededor. Su objetivo era hacerse amigo de parejas con niños pequeños y apostar a ellos. Cuando ese niño tenía 3 o 4 años, ya era como el ‘tío preferido’.

“La habitación del abusador Javier Broggi estaba casi siempre cerrada. Usualmente, las persianas permanecían totalmente bajas, lo que generaba un lugar fresco y oscuro de día. Tenía una cama de una plaza, prolijamente arreglada, con el escritorio al lado. Había cortinas grandes y una iluminación tenue, con un par de dicroicas. Sus víctimas se sorprendían con la amplia colección de revistas, bien acomodadas en cuatro o cinco estantes de madera y un sistema de audio variado, con amplificadores, una bandeja para discos compactos y un ecualizador gráfico. Allí había varios cassettes grabados y vírgenes, como así también los primeros discos compactos que se conocieron en el pueblo, con artistas de renombre internacional. También sobresalía una colección de lápices de colores, en una caja marrón, de una marca importante, que Broggi había traído de Europa, en uno de sus viajes, que estaban al alcance de la mano para enseñar dibujo a los pequeños. En el suelo de la habitación siempre estaban dispersos almohadones grandes, sobre una alfombra, donde también ubicaba a sus víctimas”.


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